“EL PERIODISTA” CON MARTIN ANDRES PEDONE, MUSICO Y DOCENTE EN BUENOS AIRES
Con la música a otra parte
Se recorrió todas las escuelas secundarias de Tres Arroyos simplemente porque, según confió a “El Periodista”, no lograba terminar sus estudios y sólo le interesaba tocar la guitarra. Tanto, que su mamá le llevaba la comida al dormitorio para que no tuviera que ‘largar la viola’. El primer disco que escuchó de AC/DC le cambió la vida, y junto con el paso del tiempo sobrevino la madurez necesaria para escuchar y aprender más. Ahora da clases -de guitarra, por supuesto-, y prepara un proyecto musical con expectativas. Martín Andrés Pedone y su contagiosa pasión por las cuerdas
“Claro que en algún momento Tres Arroyos está incluido en mis planes; me gustaría mucho tocar allí después de tanto tiempo, volver a ver músicos de mi camada”, admitió el guitarrista
¿Naciste en Tres Arroyos? ¿Cuándo? ¿A qué se dedica tu familia y cómo está compuesta?
Así es, nací en Tres Arroyos el 31 de diciembre de 1984. Mi madre trabajaba entonces, y lo sigue haciendo, como administrativa para una empresa, y mi padre es mecánico dental de oficio desde que era muy pequeño, y tuvo su paso por la fotografía también. Mi familia está compuesta por mi mamá Mirta y mi papá Juan, y en Mar del Plata sigue la familia con mi tía Alicia, mis primas Evangelina y Virginia y mi abuela Chola.
¿A qué escuelas fuiste?
Uff… ¡Qué pregunta! ¡A cuál no fui! (risas). Fui a varias, la primera fue la Nº1, donde hice mi primaria y en la que pase toda mi infancia y pre adolescencia; después vino el Colegio Industrial, donde aparte de estudiar como en cualquier escuela también se trabajaba en diferentes oficios. Algunas cosas me gustaban y otras no tanto, pero me llevé un lindo recuerdo. Luego me cambié al Colegio Jesús Adolescente, donde tenía unos compañeros buenísimos y nos divertíamos muchísimo. Aún sigo en contacto con alguno. Después de 2 años me fui al Colegio de Hermanas o de Padres Capuchinos en ese momento, donde me reencontré con algún amigo al que le había perdido el rastro en ese entonces.
Ahí conocí también a uno de mis ‘profes’ preferidos de todas las escuelas por las cuales pasé, y al que no puedo no nombrar…Es Ricardo Listorti, quien me hizo interesar por la materia de Lengua o Literatura, como se quiera llamar. Un tipo que te leía un cuento y te atrapaba. De hecho era el único momento donde me quedaba tranquilo (risas) y la única materia que me gustaba. Luego terminé en el Nacional, en el turno noche. Y te preguntarás por qué pasé por tantos colegios en un lugar pequeño como Tres Arroyos. La respuesta es simple: no me gustaba la escuela, sólo me interesaba la música. De hecho, tuve muchos problemas para terminar mis estudios ya que no me podía concentrar en eso, solo quería tocar mi guitarra, era lo único que me hacía sentir bien y olvidarme de cosas.
¿Tenía ya tu familia, o algún miembro de ella, relación con la música? ¿Cómo y cuándo apareció tu vocación, tus ganas de ser músico?
En mi familia, cuando era pequeño, me acuerdo que mi tío Mario, de Mar del Plata, tocaba el bajo. Mi familia materna era y es muy religiosa, por lo cual el tío era bajista de una iglesia, acompañaba canciones de misa. Tengo algunos recuerdos de cuando era muy chiquito, iba y miraba cómo ejecutaba su instrumento. Me llamaba poderosamente la atención.
Yo creo que desde muy chico me interese por la música. Viste que cuando sos chiquito siempre se te da por golpear cosas, y en mi casa era la típica armarme baterías con utensilios de cocina, ollas, cucharas (risas). Le pegaba a todo y me grababa en casette lo que inventaba, debo tener por ahí algo de eso guardado… Así que el vínculo con la música nació en casa, al principio por mi propia cuenta.
¿Cuándo comenzó tu formación musical y dónde? ¿Qué instrumento elegiste?
Cuando mi madre vio que me gustaba demasiado lo musical me anotó en el Conservatorio de Tres Arroyos. Ahí cursaba materias de música y me anoté, claramente por los antecedentes que tenía en mi casa, en batería. Ahí conocí al ‘profe’ Facundo Medina, excelente docente y persona. Si no me equivoco creo que tenía 9 años cuando ingresé al ‘Conser’, y luego de unos años conocí a un amigazo, Nico De Francesco, y si bien creo que nunca se lo dije, sin darse cuenta fue él quien me hizo elegir el instrumento que es parte de mi vida, que es la guitarra. En su casa siempre estaba lleno de guitarras y él me enseñó algunos acordes. Quedé fascinado, y fui a mi casa y le dije a mi mamá que quería una guitarra. Ella, sin dudarlo, me compró una, y ahí arrancó todo en serio con la música, gracias a Mirtita, mi mamá, una laburadora impresionante, una amiga increíble, alguien que me dejó ser lo que quería y me ayudó a crecer. Es inexplicable lo que siento por ella, fue y es lo más grande que me pasó en la vida. Me acuerdo que pasaba horas y horas tocando encerrado en mi cuarto, y a veces ella me llevaba la comida a mi pieza para que no tuviera que dejar la viola.
Por entonces, ¿tu vínculo diario con la música se daba solo en tu casa, o formaste parte de algún grupo?
Estuve en dos bandas; un trío que no recuerdo el nombre, pero hacíamos covers de James Brown, de Vaughan, y andá a saber qué otras canciones, porque no recuerdo bien… Sí recuerdo que compartía esa música con músicos del carajo, como eran Kevin Chalde en batería y Leandro Camus en bajo. Y después vino una banda de amigos que se llamaba El Rincón, hacíamos temas propios y le poníamos mucha garra, salíamos a pegar panfletos, pedíamos publicidad para poder llevar gente, y así era, siempre nos iban a ver muchas personas. Era una banda de rock y de amigos.
¿Qué géneros o influencias se advertían en aquel músico joven? ¿Eso fue cambiando? ¿De qué manera?
Un amigo más grande que yo me regaló un cassette de AC/DC. ¡No lo podía creer cuando escuche esa banda! ¡Me voló la cabeza! Lo mejor que me había pasado fue escuchar ese rock crudo, sin nada de efectos, sólo del ‘ampli’ a la viola y de la viola al ‘ampli’, esos riff que te mataban, y hoy en día sigue siendo mi banda favorita. Angus Young fue claramente un referente impresionante en mis comienzos. Y luego todo fue mutando de a poco, a medida que iba madurando musicalmente empecé a escuchar de todo.
En algún momento tomaste la decisión de dejar Tres Arroyos. ¿Fue para continuar formándote como músico o por otra razón? ¿Dónde fuiste? ¿Es allí donde vivís ahora?
La decisión de dejar mi pueblo fue, claramente, para seguir con mi formación musical y profesional. Me vine a vivir a Buenos Aires, recuerdo que llegué y no entendía nada, era todo gigante para mí, lleno de personas por todos lados, la cantidad de edificios, la vida en la ciudad, ¡era un caos!. Pero enseguida me acostumbré, yo sabía que era mi lugar. Amo Buenos Aires.
¿Y cómo continuó allí tu vínculo con la música, con tu formación? Lo habitual es que, por fuera del ámbito académico, los músicos elijan un "maestro" de quien aprender en forma particular. ¿Es tu caso?
Cuando llegue aquí, me inscribí en el Conservatorio de música clásica, hice 2 años y no era lo mío. Yo quería tocar lo popular, así que abandoné y empecé a tocar con gente de acá, y con amigos músicos, como Fernando Caraballo, que también es de nuestros pagos, amigo de la infancia también y con el que compartimos la música desde hace varios años. Y luego mi amigo, el hermano que me dio la vida, Demián González Premezzi, baterista y músico increíble y una persona excelente, con el que no hay cosa en que estemos en desacuerdo -coincidimos en todo, en la manera de trabajar, de estudiar, de cómo hay que manejarse en este ambiente que es tan lindo pero a su vez es tan difícil-, fue quien me recomendó un ‘profe’ de guitarra, Fabián Maraschi. El fue la persona que me supo guiar en este hermoso camino de la música, con él conocí lo que era realmente estudiar. La primera clase que fui con él, me hizo estudiar todo lo que yo creía saber bien, de nuevo (risas). Y a partir de ese momento empecé a entender la música de otra manera. A veces mis clases con Fabián son sólo charlas, pero charlas muy ‘grossas’. En fin, es un docente increíble y un amigo, claro.
¿Has podido empezar a trabajar profesionalmente como músico?
Si profesionalmente se refiere a lo económico, no aún. Tuve laburos musicales pero no bastaba, muy esporádicos, así que siempre fui haciendo cosas a la par, claro que siempre en función a la música. Tuve laburos que no tienen nada que ver conmigo, pero que me dan la tranquilidad de seguir perfeccionándome sin que lo económico moleste mi mente. Obviamente doy clases de guitarra, tengo alumnos y siempre estoy en actividad, pero eso a veces no alcanza. Y estoy por armar un proyecto, en el cual tengo muchas expectativas. No puedo contar aún de qué se trata, pero puedo decir que uno de mis compañeros será Demián González Premezzi y la idea es luego salir a tocar por todos lados, e ir a mostrar nuestra música a Tres Arroyos.
Aunque parece quedar claro que las mejores oportunidades de formarse, de conocer maestros y espacios importantes para el arte en general, están en las grandes ciudades, a veces da la impresión de que es más difícil o más 'competitivo' hacerse un lugar allá. ¿Cuál es tu impresión sobre esta cuestión y cómo ha sido tu caso?
Acá en Buenos Aires claro que es difícil, hay muchísimos músicos, y muchísimos talentosos. Pero lo bueno de eso es que podés robarles toda la ‘info’ cuando te juntás a tocar, o solo con ir a verlos (risas). Es difícil, pero uno siempre tiene que confiar en sí mismo y creer en lo que hace, porque es la única forma en la que se va a ver reflejado.
¿En qué 'escena' musical se inscribe tu propuesta? ¿Podés mencionar lugares donde has tocado o tocás habitualmente, otras bandas o músicos destacados con los que has compartido escenario?
He tocado en San Telmo, en bares, o en alguna ‘jam’ por ahí; en un boliche muy conocido que se llama Makena; y luego, con alguna agrupación que he tenido, en boliches de la zona norte. Toqué también en Campana, con una agrupación que se llamaba Fiuza, y en Provincia, con un proyecto que se llamaba Rn Sartoon.
¿A quiénes mencionarías como tus referentes musicales?
Como referentes puedo nombrar a Luis Salinas, ‘Alambre’ González, John Scoffield, Scott Henderson, George Benson, Jeff Beck, Adam Rogers, mis máximos ídolos con la guitarra.
¿Cómo es tu relación actual con Tres Arroyos? ¿Viajás con frecuencia, tenés familia, amigos aquí?
A Tres Arroyos no viajo casi nunca, son muy esporádicas mis escapadas hacia mis pagos, tengo a mis padres y amigos también, así que cuando voy los visito.
¿Conocés algo de la escena musical tresarroyense, te interesás en ella? ¿Te merece alguna opinión o valoración lo que pasa allí respecto a la formación de músicos, a sus posibilidades de mostrar su arte?
Sobre la escena musical en Tres Arroyos no conozco casi nada, por una cuestión de que no me han quedado contactos que me mantengan al tanto de qué es lo que pasa allí , ¡pero sé muy bien que hay unos ‘musicazos de la ostia’!
¿Alguno de tus proyectos futuros incluye a Tres Arroyos, la posibilidad del regreso, o algo por el estilo? ¿Has venido a tocar aquí con tu grupo?
Claro que en algún momento Tres Arroyos está incluido en mis planes; me gustaría mucho tocar allí después de tanto tiempo, volver a ver músicos de mi camada. En cuanto al regreso, lo dudo porque mi objetivo en algún momento es irme del país a tocar con un amigo a Europa, y mostrar lo que hacemos en otra parte del mundo y ver qué pasa.
Y si hubiera algún lugar, real o imaginario en tu carrera de músico, al que te gustaría llegar... ¿Cuál sería?
Si hay algo que sueño con toda el alma es tocar con mis ídolos y pisar con ellos los escenarios del mundo. Soñar no cuesta nada, así que sigo soñando…


