Municipalidad Tres Arroyos

notas edicion de papel

DIA DEL INMIGRANTE- LA HISTORIA DE VIDA DE JOSÉ CORRADINO

“Pude volver a la casa donde nací”

La inmigración ha sido y sigue siendo una parte fundamental de la historia y la evolución de las sociedades modernas. En esta nota, José Corradino revela su experiencia para “El Periodista”

Septiembre 2025
En noviembre de 1960, José Corradino, de apenas cinco años, desembarcó en Argentina junto a sus padres; venía de Italia, de la zona de Basilicata

En noviembre de 1960, José Corradino, de apenas cinco años, desembarcó en Argentina junto a sus padres; venía de Italia, de la zona de Basilicata

El Día del Inmigrante nos invita a reflexionar sobre las historias de valentía y desarraigo que construyeron nuestra nación. La crónica de José Corradino, un hombre que llegó a la Argentina a los cinco años y creció entre la melancolía de sus padres y la fuerza de un nuevo comienzo, es un testimonio vivo de esa travesía. Su relato nos transporta al sur de Italia y nos hace partícipes de una historia de adaptación, sacrificio y un profundo amor por la familia.

Un viaje sin retorno
En noviembre de 1960, José Corradino, de apenas cinco años, desembarcó en Argentina junto a sus padres. Venían de la Basilicata, una región del sur de Italia, dejando atrás un modo de vida que ya no ofrecía las oportunidades que anhelaban. La decisión, en gran medida, fue impulsada por la presencia de familiares que ya habían echado raíces en suelo argentino.
"Mi padre contactó con un tío y una tía mía que ya estaban acá. Ya había muchos parientes en Tres Arroyos. Y nosotros vinimos, lo que recuerdo es que cuando llegamos, al poco tiempo ya estábamos en mi casa".
La memoria de José es nítida al recordar que su padre llegó con trabajo, un requisito indispensable en aquella época. Su primer empleo fue en Obras Sanitarias, participando en la construcción de la red de desagües y cloacas. Mientras tanto, la familia se instalaba en una casa a la vuelta de la de sus primos, creando un entorno familiar que amortiguó el shock del cambio.

Las dos caras de la adaptación
El proceso de adaptación fue muy diferente para cada generación. Para José, que entró de lleno en el sistema educativo argentino, el principal obstáculo fue el idioma.
"Tuve bastante problema para el idioma. Porque yo ya sabía hablar italiano, italiano dialecto y bueno, el primer año me fue mal en el colegio, me lo hicieron repetir, a pesar de que me iba a particular y todo, pero difícil esa clase".
A pesar de las dificultades, sus primos y los amigos del barrio se convirtieron en un puente hacia la nueva cultura. Sin embargo, para sus padres el desafío fue más arduo. El padre, inmerso en el ambiente de trabajo con sus compañeros, se adaptó con mayor facilidad. Para la abuela, que había llegado tres años antes, la historia fue otra. Nunca aprendió español, pero esto no le impidió comunicarse con su familia. "Ella no se pudo acostumbrar al idioma. No le importó tampoco porque se comunicaba con nosotros perfectamente, bien", cuenta José con una sonrisa. "La gente por ahí preguntaba, no, pero me atendió tu abuela y no le entendí nada", añade, con una mezcla de cariño y humor.

El peso del trabajo y la lección de vida
La vida de la familia de José en Argentina estuvo marcada por el esfuerzo y el trabajo duro. Sus padres trabajaban sin descanso, su padre en la obra y su madre en una quinta, y José, a los siete años, ya colaboraba en la economía familiar vendiendo las verduras que su madre cultivaba. "Llegó un momento que yo tenía una muy buena rentabilidad. A tal extremo que mi papá lo veía y dije, 'mirá todo esto'. Por supuesto, no era para mí eso. Era para la casa", rememora.
Con el tiempo, José, ya en la adolescencia, quiso dejar los estudios, y su padre lo llevó a trabajar con él. "El lunes a la mañana, me llamó cuando se levantaba él, a las seis de la mañana. Y a laburar... me habían dado una pala ancha, un pico y una carretilla. Me hacían desmontar tierra de un lado y llevarla al otro. Fue entonces que a mitad de febrero me fui a anotar a la escuela nuevamente. Esa cura no me la olvido nunca".

Entre Italia y Argentina
Aunque la mayor parte de su vida transcurrió en Argentina, José siempre mantuvo un fuerte lazo con sus orígenes. Ese vínculo se materializó en 1996, cuando tuvo la oportunidad de viajar a Italia. "Tuve la oportunidad de volver a dormir en la casa que nací. La oportunidad de estar donde mi tío me llevaba en una carretilla hecha con medio tronco de árbol y una rueda de madera. En ese mismo lugar, eso, no me lo olvido nunca", relata, con la emoción de revivir ese momento. Aquel viaje, además de ser un reencuentro con su infancia, le permitió conocer a sus abuelos maternos y conectar, una vez más, con las raíces que lo definen.
Sin embargo, en ese viaje, también notó las diferencias culturales. Si bien la hospitalidad y la celebración son una parte importante de la vida italiana, José descubrió una forma de vida más distante que en Argentina. "Los italianos son más fríos... es muy poco el contacto entre ellos. Y se ven el sábado y domingo en el pueblo... Pero después no son como los argentinos, que te dicen 'voy a tomar mate a tu casa'. Eso no existe”.
Esta diferencia, explica, fue una de las razones por las que, a pesar de la oportunidad de quedarse a vivir en Italia, decidió volver. "Yo salía, hacía un trabajo, capaz que me quedaba conversando con el cliente, con el amigo, esa era mi forma de vivir. Y yo vi que allá no lo tienen eso. No lo tenían en aquel momento", reflexiona.

Un legado que se renueva
Hoy, a través de la colectividad italiana de Tres Arroyos, José mantiene viva la llama de sus orígenes. Para él, conmemorar el Día del Inmigrante, es recordar de dónde viene y valorar el camino recorrido.
Su relato es un espejo de la historia de muchos argentinos que llevan en su sangre la tenacidad de los inmigrantes que, como su familia, dejaron todo por la promesa de un futuro mejor. Una historia que se renueva con cada nueva generación, manteniendo vivo el legado de aquellos que llegaron a nuestra tierra para forjar una nueva identidad.

José siempre mantuvo un fuerte lazo con sus orígenes. Ese vínculo se materializó en 1996, cuando tuvo la oportunidad de viajar a Italia

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