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Un día de furia La muerte del joven Cristian Gonzalo Ferretti y una movilización por justicia y seguridad que se salió de cauce transformaron a Tres Arroyos en una ciudad violenta. Disturbios, vidrios rotos, autos destruidos, edificios atacados, policías destituidos, funcionarios judiciales agredidos, jóvenes y mayores detenidos. Ese fue el saldo de un día de furia, cuya crónica se escribe en "El Periodista" La noche tresarroyense se llevó una joven víctima:
Cristian Gonzalo Ferretti, de 18 años, estudiante de primer año
de mecánica dental, quien había venido a visitar a sus padres
durante el fin de semana. Falleció tras una pelea callejera, a
las 4.30 horas del domingo 27 de junio, tendido sobre el asfalto, en la
intersección de las calles Chacabuco y Lavalle. Protesta por justicia y seguridad La muerte de Cristian determinó la convocatoria
a una manifestación por justicia y seguridad. Todo ello con posterioridad
a la detención de dos de los ocho presuntos agresores. Hasta ahora
están inculpados por el crimen Lucas Apfel, de 19 años,
y Rogelio Barbera, de 26. Ambos fueron detenidos por las fuerzas de seguridad,
en sus domicilios, horas más tarde del fallecimiento de Cristian.
De las restantes seis personas que habrían participado de los incidentes,
acompañando a Apfel y Barbera, hasta el cierre de esta edición
no había ninguna noticia. A los detenidos se les imputa el delito
de "coautoría en homicidio simple a título de dolo
eventual". Fiscal y juez privados de la libertad Desde la plaza, la gente se movilizó hasta la
fiscalía, en la segunda cuadra de la calle Hipólito Yrigoyen.
Allí se preanunció que habría violencia. Los vecinos
más exaltados, que no querían dialogar, pues reclamaban
desoyendo los intentos de respuestas, increparon al fiscal Facundo Lemble
y rompieron los vidrios de sus oficinas. A paso seguido, lo obligaron
a trasladarse con ellos hasta la sede del Juzgado de Garantías.
Acuartelamiento e indefensión En un hecho que prácticamente no reviste antecedentes
-salvo por algunas imágenes del Caso Nair-, para cuando las columnas
de manifestantes llegaron a Pringles 33, sede de la seccional 1º
de policía, los uniformados -en una suerte de acuartelamiento-,
cerraron las puertas de la comisaría. Afuera, librados a la buena
de Dios, dejaron al intendente Sánchez -que debió solicitar
le abrieran-, al fiscal Lemble y al juez Oleaga. Además, toda la
ciudad quedó indefensa, sin un solo móvil o agente. Aparece el grupo violento Para el momento de la reunión en la municipalidad, un violento grupo de no más de 20 personas, comenzó los disturbios. La violencia arrancó a media tarde y se extendió hasta pasadas las 21 horas. Los marginales, que nada tenían que ver con el espíritu ni con la gente que participaba de la movilización, lanzaron piedras contra la comisaría, destruyeron cuatro vehículos que estaban secuestrados al frente de la seccional, uno de los cuales fue volcado sobre un lateral. Rompieron luminarias sobre la calle Gomila, vidrios del Ex Colegio Nacional y robaron un auto estacionado en las inmediaciones. En frente, los uniformados ahora sí habían salido a la calle y, protegidos con cascos y escudos, intentaban disuadirlos con balas de goma. Los desmanes concluyeron en la plaza San Martín, donde prácticamente fue desguazado el principal espacio público tresarroyense. Agresión al fotógrafo de "El Periodista" En los momentos de mayor tensión, cuando se rompían y volcaban autos, un fotógrafo de "El Periodista" registraba la escena. En la cámara quedaban grabados los movimientos de los revoltosos y en algunos casos -la mayoría actuó con los rostros tapados-, sus caras, develándose las identidades. Cuando la situación fue advertida por alguno de los violentos, nuestro hombre de prensa fue centro de la acción. Lo amenazaron, intimándolo a entregar la película comprometedora, mientras pugnaban por romperle la cámara fotográfica. En aquel contexto, en resguardo de su integridad física y del equipo de trabajo, el reportero gráfico accedió a entregar el rollo, que fue tirado al suelo y pisoteado, arruinando su labor y, sobre todo, impidiendo la identificación de los revoltosos. Si bien este periódico decidió no realizar la denuncia pertinente, en la acción contra el colaborador de este medio se cometieron al menos tres acciones penales: hurto, amenazas y delito contra la libertad de prensa. Detienen a los revoltosos Alrededor de la hora 21, después de los desmanes producidos, la policía detuvo a veinte de las personas causantes de los disturbios. Del total, 14 eran menores de edad y 6 mayores. Pasadas pocas horas, los menores recuperaron la libertad. Los mayores hicieron lo propio, pero veinticuatro horas después. Se les instruyen causas por "atentado, resistencia a la autoridad y daño agravado". Caen tres jefes policiales Al tanto de los sucesos, desde La Plata, el ministro de Seguridad, León Arslanián, fue contundente en su decisión. Removió al titular de la comisaría 1º, Oscar Ortíz; al jefe de la Departamental Sur, comisario inspector Juan José Mazza; y llegó hasta el virtual jefe de la Bonaerense, comisario Mayor Ernesto Lamardo. La comisaría de Tres Arroyos fue intervenida, Mazza reemplazado por el comisario mayor Luis Alberto Castro, y al frente de la fuerza, sucediendo a Lamardo, asumió el comisario mayor Héctor Horacio Iglesias. Las causas de la drástica determinación, según se dio a conocer, fueron "falta de previsión" e "inacción evidente en la protección debida de los miembros del Poder Judicial". Tras los hechos, la actuación de la justicia A Mazza y Ortíz no les alcanzó con las
remociones. En su contra tramitan en la justicia, iniciadas por el juez
Oleaga y el fiscal Lemble, causas por "incumplimiento de los deberes
de funcionario público". Los hombres de la justicia, además,
promovieron acciones por "privación ilegítima de la
libertad" contra algunos manifestantes que están procurando
identificar. Soluciones, con aportes de los amigos de Cristian La muerte de Cristian es irremediable. Duele, indigna,
pero no tiene vuelta atrás. Y hacia delante, debe dejar enseñanzas,
debe servir para que no vuelva a suceder, para que no haya más
jóvenes agredidos ni víctimas inocentes. |
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El
Periodista de Tres Arroyos.
Tres Arroyos, Pcia. de Buenos Aires, República Argentina |
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