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Cristina Suria, cuencos de Papel Maché

Mariana Doñate, accesorios con vitrofusión

Oscar Rupell, hierro y madera forjados

 

 


ARTESANOS TRESARROYENSES ESTAN EXPORTANDO
SUS CREACIONES A DISTINTOS PAISES DEL MUNDO

Tres Arroyos for export

Algunos recién empiezan. Otros ya han hecho experiencia. Son todos artesanos, autores de creaciones únicas, que están exportando sus obras a distintos países. Seducidos por un mercado externo, que demanda objetos autóctonos, trabajan para abastecerlo sin resignar la originalidad e individualidad de cada pieza. En "El Periodista", las experiencias de tres tresarroyenses cuyos productos han traspuesto la frontera argentina y obtenido un lugar en el mundo. Informe especial

CRISTINA SURIA Y CARMEN RODRIGUEZ

Cuencos de papel maché

Si algo vislumbraron las autoras de "Cuencos de Papel Maché" es que sus objetos artesanales podrían servir para transmitir la esencia de las recreaciones artísticas precolombinas, que a través de sus diseños responden a conceptos descifrables. Siguiendo esta idea, con sus propias manos, las tresarroyenses Cristina Suria y Carmen Rodríguez, elaboran cuencos de papel maché, adornados con guardas, animales y mensajes que responden a los símbolos de intercambio de las civilizaciones precolombinas, como una forma de homenajear a la cultura aborigen y mantener vigente su mensaje. Todo comenzó en un taller semanal de artesanías y pinturas, donde varias mujeres se juntaban a aprender y experimentar el arte de las manualidades, hasta que decidieron transformarlo en un microemprendimiento para instalar sus diseños, en especial en aquellos lugares donde hubiese presencia turística. "Cuando empezamos a trabajar como un microemprendimiento tratamos de instalar los productos buscando lugares que tuvieran perfil turístico debido a que este tipo de piezas se fabrican con mucho diseño de lo nuestro y uno busca cosas que se identifiquen con el país. Así sentamos precedente en Ushuaia, Puerto Madryn, Puerto Madero y en el norte del país donde hay mucho turismo americano y europeo, que es el que compra las piezas", cuenta Esteban Batalla, quien acompaña el proyecto de su mujer asesorándola en la parte comercial.
Luego de consolidarse en el circuito local y sin proponérselo, surgió la idea de exportar en el momento en que incorporaron una página web que sirvió de vidriera y promoción para sus productos y se transformó en una alternativa de potencial expansión de sus mercados. "Cuando hicimos la página web vimos que entraba gente de países latinoamericanos, de Europa y a partir de eso empezamos a recibir correos electrónicos, consultándonos sobre el producto. Fue ahí que pensamos ¿por qué no entrar en la exportación?", dice Batalla, que desde entonces delineó los pasos para formar parte de un mercado exigente.
A partir del año pasado comenzaron a mandar las primeras muestras a Chile y a España y ahora establecen conexiones para ingresar al mercado mexicano y expandirse en el canadiense. "Hay gente que está interesada, pero para terminar de convencer sobre el producto mandamos dos muestras gratis para que puedan palpar y ver si las características de las piezas gustan. Esto ha llevado a que después haya habido una compra", dice Cristina, quien dedica varios días de la semana, junto a un grupo de gente, a construir las piezas en moldes de papel revestidos, al que luego aplican un diseño respetando escalones, surcos y signos fieles a la cultura de los pueblos aborígenes. "El producto tiene características especiales. No se rompe y cada signo que está escrito tiene su significado. Lleva un texto en inglés y uno en español que explica lo que ellos representan", menciona su creadora. Lanzarse a la conquista del mercado externo no es nada fácil para un trabajador manual, ya que la principal dificultad pasa por el volumen de producción, que como toda pieza artesanal no admite una masividad ya que perdería su esencia y decaería el producto final. No obstante, existen alternativas que podrían modificar y descender el costo que implica el traslado más allá de las fronteras argentinas, y es lo que están evaluando los protagonistas de este emprendimiento para poder mantener exportaciones regulares y buscar nuevos mercados para insertarse. "Si se formaran grupos de cuatro o cinco artesanos que tengan continuidad en sus productos y que quieran colocar sus piezas en el mercado externo se podría solucionar el tema de las cantidades ya que desde un mismo lugar saldrían todas las piezas. Por eso estamos en contacto con personas de Bahía Blanca y Buenos Aires donde se están formando dos agrupaciones para unificar cantidades". De lograr este objetivo, estas piezas podrían convertirse en verdaderas embajadoras de la cultura de nuestros pueblos en lugares donde se valora el oficio artesanal y las expresiones creativas que contrastan en un mundo dominado por la masificación y la producción en serie carente de estilos propios.


MARIANA DOÑATE

Accesorios con vitrofusión

"Accesorios Vitro" es un emprendimiento que nació de la creatividad de una tresarroyense y alcanzó el mercado europeo, ofreciendo diseños que se destacan por su confección netamente artesanal. La creadora e impulsora de esta microempresa es Mariana Doñate, una artista plástica egresada de la Universidad de Bellas Artes de La Plata, que con tenacidad y buen gusto le da forma a cada uno de los productos de los que carece y demanda el Viejo Continente. Su técnica es netamente artesanal y su veta artística apunta a marcar las diferencias. Eso hace que cada accesorio sea único, original y exclusivo, como todo trabajo artesanal.
Desde La Plata, Mariana exporta al mercado europeo y centroamericano accesorios con la especialidad en vitrofusión, carteras y fajas con apliques de vidrio, en toda la gama de colores y texturas, y con un valor agregado que se lo da la originalidad de conjugar el arte y el diseño.
Hace dos años, en la Argentina post devaluación, la emprendedora se animó a formar parte del comercio exterior, cuando un argentino que tenía un local en Barcelona se interesó en sus productos y la alentó a que incursionara más allá de las fronteras nacionales. "Era una idea que la venía pensando pero no sabía bien como llevarla a cabo", dice Mariana, quien hoy extendió sus productos a los mercados de Marbella, Londres, Islas Canarias, Ibiza, Puerto Rico y Milán.
En el 2002, el tipo de cambio renovó el beneficio de apuntar a los mercados internacionales. Y fue Mariana, quien sólo tenía la vaga idea de un proyecto de esas características, la que decidió posicionar sus propias artesanías. Fue así como su profesión se transformó en un microemprendimiento. "Lo más complicado de la exportación son las producciones en gran volumen, pero también se convierten en nuevos desafíos y en ganas de seguir creciendo. La venta al exterior permite crecer, tener nuevos proyectos, conocer gente de otros lugares y obviamente tiene ventajas en la parte económica", dice quien también logró que sus productos sean reconocidos en su tierra ya que en Capital Federal, Bariloche, Calafate, Mendoza, San Juan y la provincia de Buenos Aires no pasan desapercibidos y ya tienen sus puntos de venta.
Las reglas del mercado, que en general tienden a masificar la producción habitual, no condicionan el objetivo de la creadora, que sigue manteniendo la idea primigenia del trabajo artesanal y de que ningún modelo se repita. "Siempre tengo los pies muy puestos en la tierra. Mis objetivos más inmediatos son cumplir con tiempos y calidad convenida con el cliente, ya que cada paso que avanzo implica mucha responsabilidad y esfuerzo", concluye esta tresarroyense que alcanzó a trascender las fronteras imponiendo su propio estilo.


OSCAR RUPELL

Hierro y madera forjados

Al recorrer el pequeño salón que Oscar Rupell tiene en calle Pringles, resulta imposible pasar por alto aquellos objetos de hierro y madera forjados con sus propias manos, que adornan los ángulos de su refugio. En su taller, el trabajo diario se torna un arte que combina pasión, vocación y oficio, para dar formas a objetos con estilo que hoy se presentan en el viejo mundo.
La artesanía lo cautivó de joven cuando dejó el campo y se radicó en la ciudad para prolongar el oficio que le enseñó su padre. Después de unos años se volcó a una actividad en su momento más rentable pero más rutinaria, hasta que retomó el curso de su vocación y nuevamente puso manos a la obra.
Desde hace un tiempo elabora piezas únicas que son codiciadas en el mercado interno y a principios de este año logró que más de un centenar de ceniceros de quebracho y hierro, con el inconfundible sello de su nombre, partieran hacia Alemania, gracias a la intención de un amigo que lo alentó para que se embarcara en el desafío de la exportación, buscando especialmente destinos europeos, porque es un mercado ávido para las artesanías autóctonas.
"Mi amigo tiene un hijo estudiando en España, que a la vez tiene un conocido en Alemania que es exportador. Por intermedio de él mandé los ceniceros y fue mi amigo quien hizo de puente para que un exportador que vende leña y carbón, los incluyera en su partida. Los productos que envié ya estaban ubicados porque estaban destinados a regalos empresariales", dice Oscar, quien un año antes había enviado una muestra para tener una perspectiva sobre la aceptación de su producto. "Pensaba que no iba a pasar nada, pero un año después mi amigo me llamó y me dijo que vaya preparando cien y cuando llegó me dijo que necesitaba más. Yo siempre tuve la idea de exportar, pero es complicado hacerlo por cuenta propia", cuenta Oscar, uno de los tantos artesanos que se inicia en la búsqueda de mercados más remunerables y que lo hizo a través de un contacto para medir primero la demanda que tendrían sus creaciones.
El mercado europeo es muy tentador para las artesanías argentinas por dos razones que Oscar conoce a la perfección. "La artesanía argentina es muy buscada, más que nada por alemanes y nórdicos que van a España o a Italia para comprarlas, ya que en sus países casi no hay, y lo que hay es muy caro". El otro aspecto, quizás el más interesante, radica en que el margen de ganancia es muy superior al que puede dejar el mercado interno.
En su taller, el artesano del hierro también confecciona candelabros, sillas, mesas, muebles y objetos a gusto del cliente, pero siempre dándole un matiz personal que lo distingue de todo lo conocido. "Cuando hago algo me doy cuenta enseguida que es mío. Si eso mismo lo hace otro puedo decir ´que lindo, es la misma cosa, pero con distintas manos no queda igual´. Es un trabajo difícil, tenés que ser muy creativo, no es como en un taller donde la pieza no varía en nada. Acá cada cosa que hacés, por más que sea la misma, uno tiene que buscarle algo para que quede distinta. Así es la artesanía", dice con el orgullo propio de un creador que desde su pequeño taller apostó al diseño argentino para trascender la barrera del mercado interno y salir a conquistar el mundo.

 
 
El Periodista de Tres Arroyos.
Tres Arroyos, Pcia. de Buenos Aires, República Argentina