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CARDIEL, MACHADO, ROCHA, TRES HOMBRES CLAVE
EN LA CONSTRUCCION DE LA HISTORIA LOCAL
Tres por tres
Tres hombres: José Cardiel, Benito Machado, Dardo
Rocha. Tres años: 1748, 1863, 1884. "El Periodista" traza
una imaginaria línea de tiempo de 136 años, donde sobresalen
tres momentos claves para entender la historia de Tres Arroyos
José Cardiel
José Cardiel, un misionero miembro de la Compañía
de Jesús nacido en España, tenía claro que su propósito
en estas tierras era extender los dominios de lo que los conquistadores
llamaban la civilización. Para ello, el hombre debió aventurarse
en el desconocido y riesgosos paisaje de una pampa en estado virginal
habitada por los originales propietarios de estos territorios. Junto a
Tomás Falkner y Matías Strobel, Cardiel trazó un
plan de evangelización que pretendía llevar el catolicismo
a todos los aborígenes que encontraran en su tránsito entre
la zona de la Laguna de los Padres, donde estos misioneros tenían
su base, y la orilla del Río Negro, que en el siglo XVIII se llamaba
Río de los Sauces.
Si bien es posible imaginar que el español sabía que una
campaña de las características mencionadas podría
tener algún valor histórico en el futuro, es muy difícil
que haya estimado que un pueblo que nacería más de cien
años más tarde lo consideraría parte importante de
su historia por haber sido el primer hombre no nativo en pisar su suelo
del que se tengan noticias.
El 6 de mayo de 1748 José Cardiel partió desde las proximidades
de lo que hoy es Mar del Plata rumbo al sur siguiendo la línea
costera. Iba acompañado por un guía, un intérprete
y cuatro asistentes.
Dos semanas más tarde, el 19 de mayo, llegó al territorio
de lo que actualmente es nuestro partido, convirtiéndose en el
primer hombre blanco en recorrer los desolados paisajes donde muchos años
más tarde se asentaron los balnearios Orense y Claromecó.
La precisión en el conocimiento de la fecha de entrada de la expedición
en nuestro distrito obedece a que, como todo misionero y aventurero, Cardiel
llevaba un prolijo libro de viaje, y en sus páginas escribió
aquel día que luego de cruzar un arroyo de escaso caudal -el Cristiano
Muerto, actual límite entre nuestro partido y el de San Cayetano-,
avanzó unas dos leguas y media hasta que la noche los obligó
a detenerse. En su diario del día siguiente, 20 de mayo, el jesuita
menciona que poco más de dos leguas más adelante del punto
en donde habían acampado la noche anterior la expedición
debió cruzar un arroyo bastante más caudaloso -el Claromecó-,
al cual el religioso denominó Ascensión.
Luego de pasar por las playas de nuestro principal balneario el grupo
de expedicionarios comenzó a sufrir lo duros embates del viento
y la lluvia gélida de un invierno que se aproximaba. Tan sólo
un día después de haber atravesado la desembocadura del
curso de agua que se forma en la unión de los tres arroyos que
dan nombre a nuestra ciudad, la expedición se vio forzada a emprender
el regreso a la Laguna de los Padres sin poder completar su cometido.
Benito Machado
La conquista de los territorios al sur de Buenos Aires
siempre estuvo entre los planes de los virreyes, pero se convirtió
en una decidida política de Estado luego de la Revolución
de Mayo de 1810. Para robarles sus tierras a los nativos el gobierno ideó
un plan de ataque que consistía en avanzar sobre el terreno e ir
estableciendo líneas de fortines que pudieran defender de los malones
las nuevas fronteras.
La fortaleza protectora que mayor relevancia tuvo para que luego se produjera
el avance sobre la zona de Tres Arroyos fue la que se creó el 4
de abril de 1823 y que dio origen a la ciudad de Tandil. El Fortín
Independencia, hoy destino turístico emblemático de la ciudad
del centro bonaerense, se transformó en el punto de partida para
una serie de fundaciones de nuevas ciudades hacia el sur de la provincia
de Buenos Aires, entre las que se destaca Bahía Blanca, cuyo origen
está ligado a la erección de la Fortaleza Protectora Argentina
en 1828.
Todas las acciones contra los originarios pobladores de estas tierras
estaban a cargo del Ejército de Operaciones del Sur, en cuyas filas
se alistaba el Coronel Benito Machado, hombre nacido en Chascomús
el 3 de abril de 1823, quien tuvo decidida importancia en el nacimiento
de la ciudad de Tres Arroyos.
La resistencia de los nativos a ser conquistados no fue más feroz
que el ataque del hombre blanco, y si bien los indios lograron en muchos
casos frenar el asalto sobre sus tierras, no pudieron impedir que a la
larga se los fuera extinguiendo.
Hacia 1863 la invasión había logrado dominar territorios
en zonas que actualmente pertenecen a Tres Arroyos. De hecho, fue en ese
año que se dispuso el levantamiento de un fortín sobre la
margen izquierda del nacimiento del 3er brazo de los tres arroyos, al
cual se lo denominó primero Fortín Arroyo Seco y más
tarde Fortín Machado, en honor al hombre que estaba a cargo de
resguardar la seguridad de las personas que habitaban el embrionario distrito.
La fortificación, que tenía forma circular, medía
unos veinte metros de diámetro y estaba rodeaba por un foso de
alrededor de tres metros de profundidad y dos de ancho, el cual impedía
que los malones pudieran introducirse en su interior. Dentro del predio
había un galpón de barro, pasto y techo de junco a dos aguas
en el cual se concentraban todas las actividades y se guardaban las armas
y las municiones. El lugar contaba con una tropa conformada por unos 300
a 500 soldados.
Fuera del perímetro del fortín había ranchos rústicos
que servían de alojamiento para los militares y una pulpería,
la cual pertenecía a Carlos Bataglia y su esposa que, dato curioso,
era la única mujer que residía en ese peligroso sitio.
La fama alcanzada por Machado gracias a su fiereza a la hora de defender
a la gente de los malones motivó el nacimiento de una frase que
pintaba por completo la admiración y respeto que las personas que
vivían en la denominada frontera sur tenían por el Coronel:
"Dios en el cielo y Machado en el sur". También se lo
solía llamar El Centinela del Desierto.
Fue justamente Benito Machado quien comenzó a elaborar planes militares
que, entre otras cosas, contemplaban la fundación de una ciudad
en un área próxima al Campamento de los Tres Arroyos, que
había sido creado simultáneamente al fortín y estaba
ubicado en el punto exacto donde nace el arroyo Claromecó, lugar
en el que años más tarde se instalaría la primera
industria que tuvo la ciudad: el Molino Mayolas.
Dardo Rocha
A finales de 1870 el partido de Tres Arroyos, que se
había creado en 1865 y ocupaba una enorme extensión, ya
contaba con una Comisión Municipal, organización fundamental
para el nacimiento de una localidad que fuera cabecera del distrito. Además,
el número de habitantes de la región se había multiplicado
considerablemente y comenzaba a advertirse un evidente movimiento económico.
Todas estas circunstancias prácticamente obligaban a las autoridades
provinciales a definir la fundación de una ciudad en la que se
concentraran las cuestiones burocráticas, comerciales y educativas.
Pero, dada la gran superficie que tenía nuestro partido no resultaba
práctico que una única localidad encabezara el distrito,
por lo que se decidió previamente dividir la inmensa jurisdicción.
La resolución, que se adoptó el 5 de junio de 1882, creó
los distritos de Coronel Pringles y Coronel Suárez y redujo sensiblemente
los límites de Tres Arroyos.
Así es como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dardo
Rocha, entra en la historia de nuestra patria chica, ya que fue el encargado
de firmar el decreto del 24 de abril de 1884 que establecía la
fundación de nuestra ciudad.
Rocha, quien también creó la ciudad de La Plata, nació
en Buenos Aires el 1 de septiembre de 1838. Fue periodista, militar, diputado,
senador y gobernador bonaerense entre 1881 y 1884. Falleció el
6 de septiembre de 1921.

Trayecto que recorrió Cardiel desde la Laguna
de los Padres
hasta llegar a lo que hoy es Tres Arroyos
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LOS ATAQUES INDIOS, SEGÚN UN DOCUMENTO
INEDITO
Se viene el malón
El 9 de mayo de 1875, apenas nueve años
antes de la fundación de la ciudad y transcurridos diez desde
la creación del partido, el juez de paz de la zona, Bernardo
Arriaga, informó por carta al ministro de Gobierno, don Aristóbulo
del Valle, de la crítica situación que atravesaba
la región a consecuencia del ataque de los indios. El documento
histórico, que se guarda celosamente en el archivo del Museo
"José A. Mulazzi" y que se reproduce en "El
Periodista", es harto elocuente de la dura vida que debieron
padecer los primeros pobladores del naciente Tres Arroyos cuando
arreciaba el malón
9 de mayo de 1875
Al Sr. Ministro de Gobierno, Don Aristóbulo
del Valle
Tengo el honor de acusar recibo de la nota en la
que se me pide informe al gobierno acerca de las recientes invasiones
que han tenido lugar en el partido de Tres Arroyos.
Me es satisfactorio, Sr. Ministro, poder llevar al conocimiento
de VS los gravísimos sucesos que han tenido lugar en esta
parte de la frontera Costa Sud en el corto período de seis
meses, animado por la esperanza de que, el conocimiento de ellos,
sirva tal vez para persuadir al Exmo. Gobierno Nacional, de la urgente
necesidad que hay de guarnecer de una manera conveniente y eficaz
aquella parte de la frontera.
Desde el mes de noviembre hasta la fecha han tenido lugar tres invasiones
en la frontera Costa Sud. La primera se efectuó en noviembre,
la segunda en diciembre y la tercera en el mes de abril ppdo.
En la primera de estas invasiones los indios penetraron a los Partidos
de Juárez y Tres Arroyos; en la segunda, que fue la más
formidable y desastrosa, pasaron por estos Partidos, llevando sus
depredaciones hasta el mismo Juzgado de Paz de Necochea, 259 leguas
adentro de la línea de frontera.
En la tercera, tocó en suerte al partido de Tres Arroyos
pagar a la rapacidad y barbarie de los indios, el tristísimo
tributo de las vidas e intereses de muchos de sus pobladores.
Los desastres sufridos por estos en las dos primeras invasiones,
son aterradores: la hacienda que los indios llevaron asciende a
la cifra de sesenta mil cabezas ganado vacuno, cuarenta mil yeguas,
quince o veinte mil ovejas y diez o doce mil caballos, cincuenta
y un vecinos asesinados, muchas familias cautivas y gran número
de poblaciones saqueadas e incendiadas: este fue el resultado de
aquellas invasiones
La tercera invasión se ha limitado únicamente al partido
de Tres Arroyos: ... se ha llegado a tal punto el terror de los
pobladores que han escapado con vida de las garras de los indios,
que la mayor parte de ellos abandonan sus poblaciones, venden sus
haciendas o las internan en los Partidos inmediatos, buscando así
refugio para sus vidas y para los pocos intereses que han podido
salvar de tan repetidas catástrofes.
Es doloroso, pero es necesario decirlo. Sr. Ministro: la despoblación
de los Partidos de Juárez y Tres Arroyos es un hecho que
se esta produciendo día a día, debido al desamparo
en que se encuentran los intereses de la frontera. El desierto avanza
rápidamente sobre las líneas que la civilización
le abandona y cuya conquista sobre los bárbaros ha costado
al país tantos sacrificios de sangre y dinero
Si este estado de cosas se prolonga, no es aventurado prever que
dentro de no mucho tiempo estos partidos habrán desaparecido
de la carta geográfica de la provincia, pasando del dominio
de la civilización al de los indios de la pampa.
Pero por decoro del país y del crédito mismo del Gobierno,
aliento la esperanza de que tan luctuoso día no ha de llegar
y que, por el contrario, el Gobierno Nacional se persuadirá
al fin que es necesario poner remedio a estos males, que secan nuestra
principal fuente de riqueza y dan tan favorable idea de nuestro
país en el exterior.
Debo agregar que la fuerza que hoy existe en la frontera Costa Sud
asciende a ochenta hombres que están en el campamento del
Sauce Corto según las noticias que he podido recoger.
De este punto hasta la extrema izquierda de la frontera Sud, hay
como treinta leguas completamente desamparadas, y es la puerta por
donde entran los indios a los Partidos de Tres Arroyos y Juárez.
Desde luego debe comprender Sr. Ministro, que con tan escaso número
de hombres, es materialmente imposible establecer un servicio regular
que garanta de las invasiones de los indios, los valiosos intereses
de la frontera.
Dejando así contestada la nota de US. Aprovecho la oportunidad
para saludar al Sr. Ministro con mi mayor consideración.
Bernardo Arriaga
Juez de Paz
(*) Extraído del libro copiador del Juzgado
de Paz. Del Archivo Histórico del Museo "José
A. Mulazzi"
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