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LAS HUELLAS DE FEDERICO VOGELIUS
EN LA ARENA DE CLAROMECO
El príncipe de las mareas
Pudo vivir en cualquier lugar del mundo. Pero eligió
Claromecó. No sólo para vivir, sino también para
morir. Pidió incluso descansar eternamente en su mar. Frente a
la costa, sus cenizas fueron esparcidas en el océano. Federico
Vogelius (1920-1986), exitoso empresario, ingeniero agrónomo, abogado,
mecenas de pintores y escritores, fundador de la prestigiosa revista Crisis,
fue uno de los más ilustres personajes que habitó el balneario.
A 17 años de su desaparición física, "El Periodista"
reconstruyó las huellas que dejó en la arena
La vida de Federico "Fico" Vogelius (1920-1986)
no solo interesa a los tresarroyenses sino a gran parte de los argentinos.
Es que este exitoso empresario, ingeniero agrónomo, abogado, mecenas
de pintores y escritores, fue también fundador de la prestigiosa
revista Crisis, publicación que durante la última dictadura
militar fue prohibida, llevó a su creador durante tres años
a la cárcel y a las torturas, y en la cual, entre otros, prestaron
su pluma escritores de la talla de Eduardo Galeano, Osvaldo Soriano, Haroldo
Conti, Osvaldo Bayer, Rodolfo Walsh, Miguel Bonasso, Mario Benedetti y
Tomás Eloy Martínez.
Sin embargo, el apellido Vogelius no sólo está vinculado
al arte, el periodismo y la cultura argentina, sino que también
es muy representativo para la historia de Claromecó, ya que don
Manuel Vogelius, padre de Federico y alguna vez gerente de la empresa
Molinos Río de La Plata en nuestra ciudad, comenzó a frecuentar
el lugar con su familia hacia fines de la segunda década del siglo
XX y muy pronto adquirió uno de los famosos nueve chalets que hoy
forman parte del patrimonio arquitectónico de la villa.
En consecuencia, por sentirse un poco parte de su historia y, fundamentalmente,
por su belleza natural, tanto "Fico" como el resto de sus familiares
siempre tuvieron una fuerte conexión con esta playa. "Todos
nosotros estamos vinculados con Claromecó desde que nacimos. Yo
siempre le explico a la gente que hace 80 años que vengo acá",
le dijo a "El Periodista" Jorge Vogelius, quien tiene justamente
80 años de edad y es hermano del fallecido empresario.
Mientras se acomodaba en uno de los sillones instalados junto a la puerta
de su casa en la villa, don Jorge lanzó una frase demostrativa
del especial apego de su familia hacia este punto de la costa de Tres
Arroyos. "Mi hermano por su lado y yo por el mío, aunque nunca
nos lo dijimos, pensamos que los últimos años los íbamos
a pasar en Claromecó". Eso fue exactamente lo que hizo el
iniciador de Crisis.
Las casas de Vogelius
Pero para contar mejor la relación de Federico
Vogelius con Claromecó hay que comenzar por el principio. Tal como
se dijo, la primera casa de la familia fue uno de los nueve chalets, precisamente
el que lleva el Nº 9. Allí "Fico", su primera esposa
y sus dos hijas, pasaron varios veranos. Tiempo después buscaron
su propia vivienda, y la hallaron en una propiedad situada en la Calle
28 y Avenida Costanera.
Simultáneamente el abogado e ingeniero continuaba visitando Claromecó
en cada temporada estival, sus contactos con el mundo del arte y la literatura
en Buenos Aires, ciudad donde residía, se hacían cada vez
más fuertes, incluso sus principales amistades provenían
de ese ambiente. Así fue como, atendiendo a su invitación,
comenzaron a frecuentar el balneario diversas personalidades de la cultura
nacional.
Hacia principios de los años '70, Vogelius, quien ya por ese entonces
se había convertido en una persona muy conocida en ciertos ambientes
de la intelectualidad porteña por ser poseedor de importantes ediciones
literarias y obras de arte, inició la construcción de su
casa definitiva en la villa.
Situada sobre la Avenida Costanera entre las calles 11 y 13, esta propiedad
de dos plantas y amplísimas comodidades, que fue edificada hace
28 años y en la cual actualmente reside Ana María, una de
las hijas de Vogelius, se convirtió muy pronto en el centro de
reunión del coleccionista con escritores y pintores reconocidos.
Espacio para los invitados siempre había. La casa dispone en la
planta baja una sala de estar y otra de juegos, living comedor, baño
y cocina muy amplia con lavadero; en la planta alta hay cinco dormitorios
y tres baños; posee un amplio patio con arboleda y pileta de natación
y una muy cómoda casa de huéspedes dotada con tres dormitorios.
Los invitados
A Vogelius le gustaba compartir sus lugares de descanso
con los amigos, por ello era muy normal que los artistas con los cuales
se relacionaba fueran invitados a pasar largas temporadas en una quinta
que poseía en la localidad de San Miguel. Este estilo hospitalario
también lo trasladaba a Claromecó durante los veranos.
Así, distintos creadores eran invitados a pasar no menos de dos
semanas de vacaciones en la amplia casa de huéspedes que dispone
la propiedad de la Avenida Costanera. Muchos de ellos, incluso, venían
con sus familias, como por ejemplo el recordado escritor Haroldo Conti.
Cuando los visitantes eran artistas plásticos, "Fico"
les organizaba una exposición de sus obras en el Hotel Claromecó.
Estos actos tenían cuanto menos una triple finalidad: difundir
la pintura en el balneario, posibilitarle a sus amigos la venta de alguna
obra y hacer promoción de nuestras playas.
Entre los más asiduos visitantes se encontraban el escritor Eduardo
Galeano, quien se desempeñó como asesor editorial de Crisis;
el pintor "Beto" Presas, rival ajedrecístico preferido
de "Fico", con quien pasaba tardes enteras disfrutando partidas
del juego ciencia frente al mar; y el nombrado Haroldo Conti, para quién
la propiedad de Vogelius en Claromecó fue refugio de los grupos
de tarea de la dictadura durante unos seis meses. Lamentablemente, el
autor de "Todos los veranos" y "La causa", entre otros
textos, fue finalmente secuestrado en su domicilio de Buenos Aires el
4 de mayo de 1976 y aún permanece desaparecido.
"El lugar más lindo del mundo"
Durante una parte de su vida el Director Ejecutivo de
Crisis residió en Londres, pero el especial afecto que sentía
por Claromecó lo hacía cruzar el Océano Atlántico
cada enero sólo para venir a su entrañable paraíso.
"Mi papá vivía en Londres y viajaba por toda Europa
constantemente. Esto le posibilitó conocer infinidad de lugares
preciosos, pero aún así no podía dejar de venir aquí
como mínimo un mes al año. Es que él decía
que Claromecó era el lugar más lindo del mundo", expresó
ante "El Periodista" Ana María Vogelius, hija del desaparecido
empresario.
Jorge Vogelius, por su parte, afirmó que su hermano "pudo
haber vivido en cualquier lugar del planeta, sin embargo se hizo su casa
acá y pasó sus últimos años en Claromecó"
porque era el sitio donde más a gusto se sentía.
Las actividades predilectas del empresario durante sus estadías
en la villa eran la pesca embarcada, el ajedrez, la lectura y los fuegos
artificiales. Esta última afición la había heredado
de su padre, quien cada viernes llegaba al balneario con suficiente cargamento
como para iluminar los cielos durante todo el fin de semana.
"Fico", sin embargo, no utilizaba los fuegos constantemente,
los encendía únicamente para el cumpleaños de una
de sus hijas en el mes de febrero. El evento se hizo un clásico
festejo familiar y era aguardado no sólo por los Vogelius sino
también por los veraneantes.
Tiempo final
Hacia principios de 1985 Vogelius enfermó de cáncer.
El médico londinense que lo atendió le dijo que sus esperanzas
de vida apenas alcanzaban los seis meses. Siendo para cualquiera un impacto
tremendo recibir una noticia como esa, en el empresario provocaba un dolor
adicional: estaba programando el regreso de la revista Crisis y no quería
dejar la tarea inconclusa, ya que esto hubiera sido una suerte de triunfo
de la dictadura que tan mal lo había tratado a él y la mayor
parte de sus amigos.
Los deseos de vivir para ver concretado tal anhelo hicieron que aquel
pronóstico fracasara. Los seis meses de sobrevida se convirtieron
en dieciocho, y logró ver cómo el primer día de abril
de 1986 la aventura de una revista cultural como Crisis volvía
a ser posible en Argentina. Había ganado la calle el número
41 de la publicación, había vencido a la censura. Diez días
después, el viernes 11 de abril respiró por última
vez.
En el número 42 de Crisis, publicada en mayo del '86, su amigo
Eduardo Galeano escribió un texto de despedida muy sentido "...
él se negó a morir hasta que Crisis, nuestra tan querida,
reapareciera. Sin una queja se aguantó. He aquí un caso
de realismo mágico que la ciencia puede comprobar, pero no explicar:
ese pulmón secreto que algunos llaman alma dio a "Fico"
el aliento necesario para resistir hasta que fuera llegando el día.
Y no se dejó morir hasta que la revista estuvo en la calle...".
De fuegos y cenizas
Federico Vogelius pasó sus últimos meses
de vida en el lugar que tanto amaba: Claromecó. Nadie puede asegurar
que esta haya sido su decisión, pero se puede suponer con cierto
grado de certeza, como lo hace hoy su hermano, que tal determinación
efectivamente estaba en sus planes.
"Dos meses antes de morir, en febrero del '86, me llamo para hablar.
Quería pedirme un favor. Pretendía celebrar el cumpleaños
de su hija como tradicionalmente lo había hecho, es decir, con
fuegos artificiales. 'Ya tengo los fuegos, pero yo no los puedo encender,
así que te pido que lo hagas por mí... Estos ya son mis
últimos...", recordó Jorge que le dijo.
"Fico" había solicitado que tras su muerte arrojaran
sus cenizas al océano frente a la costa de Claromecó. Respondiendo
a una de las más firmes peticiones póstumas del editor,
sus dos hijas cumplieron con su deseo el 1º de mayo de 1986. Y así,
por primera vez en la historia de la localidad costera, los restos de
alguien que había sabido quererla como pocos se esparcieron por
el agua, tal como si se tratara de las cenizas de aquellos fuegos que
antes de llevárselos la mar brillaron muy intensamente en el cielo
claromequense.
Fecha de publicación
Enero de 2003
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