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LOS 9 CHALETS, PIEZA IMPORTANTE DEL PATRIMONIO
ARQUITECTONICO DE CLAROMECO

Nueve reinas

La idea fue de Valentín Bustillo, a poco de lotearse las tierras que hoy conforman el balneario Claromecó. Soñó con construir, conjuntamente con un grupo de amigos, 9 chalets exactamente iguales en la costanera. La convicción con que se aferró a aquella determinación hizo que consiguiera la adhesión necesaria para comenzar a erigir, en 1919, la obra que se terminó dos años después, en 1921. En la actualidad, solamente dos de las edificaciones mantienen sus características originales pero, aún con las reformas, son en conjunto parte vital del patrimonio arquitectónico de la villa. "El Periodista" buceó en archivos y recopiló testimonios orales para reconstruir la historia de las "nueve reinas" que, desde hace más de 80 años, se mantienen sólidas y elegantes, mirando a los ojos al mar

Si bien en la zona costera de lo que hoy es Claromecó empezaron a erigirse las primeras edificaciones en madera a principios del siglo XX, fue recién hacia 1918 y durante los primeros años de la década de 1920 cuando comenzaron a levantarse las primeras casas de ladrillos que se constituirían con el paso de los años en símbolos del balneario.
El auge de la construcción en la villa se inició, lógicamente, con el loteo de las tierras que pertenecían a la familia Bellocq y la fundación del pueblo. Ya en 1919 el primitivo balneario contaba con varias edificaciones importantes, como por ejemplo el almacén de ramos generales "La Palma", ubicado en lo que hoy es una sala de juegos electrónicos en la intersección de la avenida 26 y la calle 9; el Hotel Claromecó; las casas de Carlos Bellocq, Emilio Castro, Germán Khulmann y Juan Oneto; y se estaba terminando de construir la propiedad de la familia Hurtado.
La inauguración del faro en 1922 marcó un hito en la historia del lugar, pero un año antes también se había finalizado una obra de suma importancia para la conformación del patrimonio arquitectónico de Claromecó: los 9 chalets de la avenida Costanera.
El mentor de la idea de edificar nueve casas idénticas, una junto a la otra a pocos metros del mar y frente a éste, fue el señor Valentín Bustillo quien, cautivado con la posibilidad de tener un espacio donde pasar los veranos a orillas del mar, fue convenciendo uno a uno a sus amigos para que se animaran a participar del proyecto.
Bustillo defendió y apostó tanto a esta iniciativa que cuando los chalets fueron terminados fue designado por los demás propietarios como la persona que tendría a su cargo la conservación y el mejoramiento permanente de estas construcciones.
La edificación de "Los Nueve" -así como les decían en aquellos tiempos-, se inició en 1919 y concluyó dos años después, en 1921. La obra estuvo a cargo de los constructores Julio y Antonio Costa. El carpintero se llamaba Cornelio de Vries y el yesero fue Francisco Folguera.
Obviamente, en aquel entonces la avenida costanera no existía, todas las casas se levantaban sobre el médano vivo y la única calle importante existente en el balneario era un camino entoscado, hoy la avenida 26, que llegaba hasta el almacén "La Palma".
Bustillo , obstinado en su idea de hacer de Claromecó un buen lugar y de acercar la mayor cantidad de ventajas a los chalets que construía junto a sus amigos, impulsó la iniciativa de construir una nueva calle que uniera las edificaciones que había soñado con el almacén nombrado. Fue así como nació un nuevo camino importante, hoy es la calle 9, y se dio un paso más en el trazado de las futuras arterias del balneario.
Los 9 chalets se numeraron correlativamente en la dirección de oeste a este, es decir que el número 1 es el que está más cerca de la avenida 26 y el número 9 el que se encuentra más próximo al faro.
En orden ascendente de numeración, sus primeros dueños fueron: Domingo Carricart, Luciano Cieza, Miguel Guisasola, Valentín Bustillo, Eduardo Cazalás, Lorenzo Olivero, Domingo Echegoyen, Juan Guillamón y Pablo Cantagalli. A unos cincuenta metros del último chalet se encontraba la casilla de trilladora que ocupaba la familia de Eduardo Cansado, quien también era amigo de los nombrados, razón por la que popularmente esta era considerada como el décimo chalet del conjunto, el cual, obviamente, nunca existió.
Frente a los nueve chalets se encontraba el histórico reloj de Claromecó, exactamente en el mismo sitio donde ahora se halla emplazado el nuevo, junto a éste había una bajada a la playa que estaba señalizada con un arco realizado con maderas, y a su lado se colocó una bomba de agua. Ambas cosas fueron instaladas por las personas nombradas en el párrafo anterior.
El 27 de diciembre de 1921 podría ser la fecha en la cual se concretó en el balneario una de las primeras operaciones del negocio inmobiliario sobre un inmueble edificado -hasta ese momento solo se habían vendido terrenos-. La historia cuenta que Juan Guillamón se hizo cargo de la construcción de tres de los nueve chalets y que aquel día definió la venta de dos de ellos, los números 2 y 3, a Luciano Cieza y Miguel Guisasola respectivamente, quedándose él solamente con el número 8.
Observando el frente de cada una de estas construcciones se podría pensar que se trata de casas de dimensiones más o menos normales. Sin embargo, al trasponer la puerta de cualquiera de los que conservan su estructura original, ese pensamiento desaparece inmediatamente frente a la realidad. Estas propiedades están edificadas sobre terrenos de varias decenas de metros que posibilitaron no sólo la realización de casas con muchos y amplios espacios, sino que también dejaron lugar para dos patios y un amplísimo garaje al que se accede por el contrafrente.
En la actualidad no todos los chalets conservan sus características originales. Algunos han sufrido cambios importantes en su frente e interiores, mientras que otros han sido modificados solo por dentro. En realidad, según datos obtenidos por "El Periodista" en el Museo Aníbal Paz y a través de algunos propietarios, solamente los chalets número 2 y 6 se conservarían tal cual cómo eran allá por la década del '20.

DE 1920 A MEDIADOS DE LOS '90

Todos los dueños

Según la información con la que cuenta el Museo Aníbal Paz de Claromecó, a la cual tuvo acceso "El Periodista", la siguiente es la nómina de propietarios que han tenido los nueve chalets desde 1921 hasta aproximadamente mediados de la década del '90.

Chalet Nº 1: Domingo Carricart; Antonio Maciel; Familia Falcone-Simonetti
Chalet Nº 2: Familia del Dr. Luciano Cieza
Chalet Nº 3: Miguel Guisasola; María Angélica Guisasola de Schiaffino
Chalet Nº 4: Valentín Bustillo; Manuel y Carlos Candia; Lucrecia, Clara y Martina Candia
Chalet Nº 5: Eduardo Cazalás; Guillermo López Soto; Alberto Guisasola
Chalet Nº 6: Lorenzo Olivero; Ramón Echegoyen; Cosme Becar Varela
Chalet Nº 7: Domingo Echegoyen; Blas Mancini; Pedro Kaare
Chalet Nº 8: Juan Guillamón; Arturo Rivolta; Familia de Juan Carlos Damiani
Chalet Nº 9: Pablo Cantagalli; Manuel Vogelius; Pedro Aymonino; Amilcar Doglioli

Fecha de publicación
Febrero del 2002

 
 
El Periodista de Tres Arroyos.
Tres Arroyos, Pcia. de Buenos Aires, República Argentina