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ISMAEL JAKA, EL HOMBRE QUE MARCO EL CAMINO
DE LA DANZA EN TRES ARROYOS

El caballero de las zapatillas de punta

"Gracias por recordar a Ismael". Esa fue la frase con que varios lectores sorprendieron a "El Periodista", después que este periódico publicara fotos del destacado profesor de baile que falleciera en 1989. Pero, siempre hay un pero, "¿por qué no le dedican una nota biográfica?", solicitaron. Pues bien, esta es la respuesta. Un repaso por la vida del artista que en 1957 llegó aquí integrando un espectáculo de ballet, se enamoró de la ciudad y se quedó a vivir para siempre. A doce años de su muerte, el presente documento recrea la trayectoria del hombre que marcó el camino de la danza en Tres Arroyos, incluyendo el testimonio de su esposa, Marta De Lena, quién aún llora su ausencia

Entre las diferentes personas que se han dedicado a promover actividades artísticas y culturales en nuestra ciudad, el nombre de Ismael Jaka es uno de los que se destaca por la prolífica labor que desarrollara en el campo de la danza, tanto impartiendo la enseñanza como generando presentaciones en escenarios locales.
La importancia de Jaka en el arte tresarroyense fue siempre subrayada en todos los ámbitos de la cultura y recibió un justo y sentido homenaje cuando se decidió colocarle su nombre a una de las salas del Museo "José A. Mulazzi".
El artista, fallecido en 1989, había nacido en Firmat, provincia de Santa Fe, y su vocación por la danza nació en las representaciones del Original Ballet Russe, grupo de danza que incursionó con sus destacadas figuras en el panorama artístico de Buenos Aires marcando una época.
Jaka inició sus estudios de danza en la ex Escuela del Teatro Colón de Buenos Aires, en los cursos que dictaba la profesora Gema Castillo, y se presentó en el escenario de ese coliseo como alumno de la institución. El artista también había estudiado danzas contemporáneas, de carácter, repertorio tradicional, coreografía, pantomima, expresión corporal, historia de la danza, teatro y yoga.
Tuvo diversos y reconocidos maestros, participó de diferentes elencos coreográficos y recorrió todas las categorías de ballets de repertorio, actuando en escenarios de todo el país. En 1952 fundó el Ballet de Cámara, del cual fue director, coreógrafo y primera figura. Dicho elenco se disolvió en 1957, año en el cual se radicó en Tres Arroyos para desplegar su labor docente y realizar diferentes presentaciones, como por ejemplo las recordadas Noches de Ballet.
Ismael Jaka llegó a Tres Arroyos por primera vez, precisamente, el mismo año en el que más tarde decidiría radicarse en la ciudad. El elenco de ballet que integraba representó en aquella oportunidad "El lago de los cisnes" en el recordado Teatro Español.
El bailarín desarrolló la labor pedagógica en su propia escuela de danzas y en el Club Español, pero también dictó clases en González Chaves y Benito Juárez. De esta última surgió su más importante discípula, Lía Nanni, quien en 1978 se radicó en París, donde logró destacarse en el arte de la danza y en la actualidad posee un instituto dedicado a la enseñanza de la actividad.
Quienes conocieron al profesor Ismael Jaka lo recuerdan como una muy buena persona y un excelente profesional que poseía un elevado nivel de exigencia personal, lo cual también inculcaba a sus estudiantes con la finalidad de que lograron los resultados deseados. Su forma de enseñar la danza fue resumida alguna vez por el propio artista con las siguientes palabras: "Mi tarea consiste en educar siguiendo la línea tradicional rusa, francesa, italiana y neoclásica. Hay que enseñar desde corta edad a expresarse a través de la interpretación de pasos y movimientos rítmicos. Primero la imitación automática y luego la búsqueda de una expresión personal. El estudio exige mucha disciplina y paciencia, y al cabo de unos años el alumno llega así a dominar la técnica con ejercicios que convierten el cuerpo en un instrumento dócil, dotado de flexibilidad, ligereza y resistencia".
No obstante, el profesor Jaka era consciente de que no todos sus alumnos pretendían ser bailarines profesionales, sino que algunos buscaban otras cosas, como por ejemplo un pasatiempo que a la vez fuera terapéutico. "Quién no tiene vocación profunda por la danza, puede aún así beneficiarse adquiriendo mediante su práctica buena postura, coordinación, gracia, aplomo y apreciación de la buena música. Además, a veces se recomiendan las lecciones de baile como parte de una terapia correctiva en casos de dureza en las articulaciones y rigidez muscular e incluso sirve para vencer la timidez", mencionó en una de las tantas entrevistas periodísticas que le realizaron durante su vida.
El artista siempre dio muestras de una inagotable solidaridad, ya que las famosas Noches de Ballet, espectáculo que montó durante mucho tiempo con sus alumnos, tenían por fin recaudar fondos para contribuir con instituciones de bien público, especialmente con ALPI, entidad para la cual Jaka siempre tuvo una sensibilidad muy especial.
Su labor en el Club Español es recordada permanentemente y seguramente estará en la memoria de esa institución eternamente, ya que el aporte desinteresado que el profesor de danzas realizó a la entidad en varios sentidos fue enorme, especialmente en la formación de personas que luego continuaron volcando en el renombrado club los conocimientos adquiridos con el artista santafesino.

EL RECUERDO DE MARTA, SU MUJER

"Era el hombre más bueno del mundo"

Marta De Lena fue la mujer que acompañó a Ismael Jaka durante prácticamente toda su vida en Tres Arroyos. Se casaron en el año 1963, tras haberse conocido en la casa de un amigo en común, y a partir de allí compartieron juntos cada momento de sus vidas, tal es así que la señora del artista solía colaborar en la organización de los espectáculos que Ismael montaba con sus alumnos.
La esposa del desaparecido bailarín y docente no ha logrado superar completamente su muerte y por ello no es muy amiga de los reportajes ni de los homenajes -no asistió a la inauguración de la sala del Museo Mulazzi que lleva el nombre de Jaka-. De todas maneras, tuvo la enorme gentileza de recibir por algunos minutos a "El Periodista" para hablar sobre la persona a la que más quiso en su vida.
Los ojos de Marta se llenaron de lágrimas inmediatamente cuando se le solicitó que describa los rasgos esenciales de la personalidad de Ismael, y con la voz entrecortada por el llanto solo alcanzó a decir que "era el hombre más bueno del mundo", declaración tras la cual se produjo un silencio triste, mientras ante los ojos del cronista de este periódico pasaban los álbumes llenos de imágenes que revelaban la pasión que tuvo por la danza y la enseñanza el recordado artista.
Tras reponerse del momento de pena, De Lena hizo referencia al amor que tenían por Jaka sus alumnos y alumnas, principalmente los más chicos. A tal punto llegaba aquel afecto hacia el maestro que hubo alguna vez un padre que por celos quería retirar a su hija de las clases de baile argumentando que la niña lo quería más al profesor que a él. Para la esposa de Ismael, esa anécdota resume acabadamente la relación que su esposo lograba establecer con la gente y muy especialmente con sus discípulos.
"Creo que todas las personas que conocieron a Ismael podrían hablarte de lo buena persona que era y de todo lo que luchó y trabajó por generar un espacio para la danza en la ciudad", comentó Marta.
En la casa que compartió el matrimonio, donde actualmente continúa residiendo De Lena, permanece casi intacto el espacio donde Jaka dictaba sus clases de danza. Las paredes están cubiertas de espejos y barras, un enorme ventanal produce una magnífica iluminación natural y una gran cantidad de fotografías en blanco y negro, que muestran pasajes de diversas danzas e intérpretes, son silenciosos pero para nada mudos documentos de una vida dedicada por entero al arte de Terpsícore.

Fecha de Publicación
Enero del 2002

 
 
El Periodista de Tres Arroyos.
Tres Arroyos, Pcia. de Buenos Aires, República Argentina