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SE CUMPLEN 73 AÑOS DE LA MUERTE
DE LA "PAMPA ROSA", LA ULTIMA INDIA REBELDE
Rosa de lejos
El 11 de julio se cumplen 73 años de la muerte
de Rosa Mesé, la india araucana que llegó a Tres Arroyos
unos años antes de su fundación y que se transformó
en una figura popular por sus memorables peleas y su adicción al
alcohol. La tumba de la "Pampa Rosa" -apelativo con el que se
la conoció-, es visitada en el cementerio local por gente que le
lleva flores, hecho que constituye un reconocimiento a una vida que seguramente
no fue nada fácil. "El Periodista", que reconstruyó
su historia, expone aquí algunos datos no tan conocidos sobre la
última india rebelde que pisó nuestra patria chica
La tumba de Rosa Mesé, a quién se
conoció con el alias de la "Pampa Rosa", siempre tiene
flores. Evidentemente, esta india araucana que llegó a la zona
de Tres Arroyos hacia el año 1878 y que falleció el 11 de
julio de 1928, ha trascendido lo suficiente como para que a 73 años
de su muerte la gente todavía la recuerde con cariño a pesar
de que aparentemente nada aportó al desarrollo de la ciudad, más
que la historia que la muestra como una borracha perdida que solía
frecuentar bares y tener grandes peleas con otros personajes de su estilo.
Tal vez ese cariño provenga de comprender la situación difícil
que le tocó vivir. No debe haber sido sencillo ser integrante de
una cultura minoritaria arrasada por otra que, a su vez, la condenaba
a carecer de igualdad de oportunidades en el nuevo orden.
Aportar nuevos datos a la historia de lo que fue la vida de Mesé
-tarea a la que se abocó "El Periodista"-, no es una
empresa sencilla, prácticamente no quedan contemporáneos
de esta mujer que la hubieran conocido lo suficiente como para brindar
información relacionada a otros rasgos de su personalidad, además
de los ya conocidos.
Rosa podría haber llegado a esta región en uno de los últimos
malones indios que ocurrieron años antes de la fundación
de Tres Arroyos. Aparentemente su función entre los de su grupo
era arriar el ganado robado a los productores, tarea que cumplían
las mujeres y los niños indígenas.
La leyenda cuenta que cuando las fuerzas de seguridad de la época
empezaron a perseguir y combatir el malón que la condujo a estas
tierras, ella se hizo pasar por muerta para salvar el pellejo. Cuando
pasó el peligro decidió quedarse en la incipiente ciudad,
presumiblemente porque ya no tenía edad como para continuar huyendo
todo el tiempo o porque tal vez advirtió que no había muchas
más alternativas que someterse a un nuevo orden impuesto por los
conquistadores.
La "Pampa Rosa" fue algo así como la primera "homeless"
de Tres Arroyos, ya que nunca se supo que hubiera tenido un techo bajo
el cual cobijarse en los crudos inviernos y en los tórridos veranos.
Se indicó que practicaba la mendicidad al solo efecto de procurarse
un vaso de vino, y que solamente la vieron trabajar vendiendo empanadas
durante los festejos del centenario de la Revolución de Mayo.
Juan Domingo Martínez, de quien se dice que conserva una pipa que
perteneció a la "Pampa Rosa", aunque él lo desmiente,
le indicó a "El Periodista" que una familia de la ciudad
intentó ayudarla dándole empleo como doméstica, pero
debieron despedirla rápidamente por su carencia de conocimientos
y sus escasos deseos de aprender el trabajo.
Las crónicas cuentan que la "Pampa Rosa" portaba un bastón
largo, similar a un garrote, con el cual se defendía en las peleas
y atacaba a los muchachos que se burlaban cuando la veían ebria.
La pelea más importante en la que fue protagonista llevó
su nombre a las páginas de la prensa de la época.
En algún bar de las afueras de la ciudad que las crónicas
del suceso no precisan, Rosa Mesé se enfrentó en violenta
lucha con Magdalena Cufiere, a quien apodaban "La Porruda".
Ambas mujeres habían bebido caña hasta emborracharse tras
lo cual comenzaron una fuerte discusión, lo que derivó en
una feroz pelea. Como armas la india portaba un cuchillo y su contrincante
un asador.
Para cuando llegó la policía el boliche estaba colmado de
vecinos que, alertados por los gritos del dueño, habían
concurrido en su ayuda para separarlas. "La Porruda" terminó
con varias heridas de arma blanca y la "Pampa Rosa" con un fuerte
golpe en la cabeza, tajos en las manos y fractura en el antebrazo izquierdo.
Cayetano Genovesi era apenas un chico cuando veía pasar a la "Pampa
Rosa" con su pañoleta cubriéndole la cabeza y "un
bastón largo, parecido a un palo de escoba". Este hombre de
casi 90 años, vivió junto a su familia en una quinta que
estaba muy próxima al barrio que frecuentaba la india.
Genovesi le contó a este periódico una historia que alguna
vez le narraron. Mesé estuvo relacionada sentimentalmente durante
un tiempo con un hombre, Segundo López, al que apodaban "El
Corralero", un ser bastante poco simpático, borracho y poco
confiable, según se sabe. "Una noche 'El Corralero' le dice
a Rosa: 'Vieja tengo sed' y ella le dijo que se levantara a tomar agua,
pero como este tipo estaría borracho agarró la escupidera
y tomó orina", dijo con el propósito de definir el
abandono en el que estaba sumido.
Según los relatos que alguna vez alguien le hizo a Genovesi, "El
Corralero" era más bien un vago que cometía algunos
robos sin importancia, pero al comisario no le gustaba su presencia en
el pueblo. Fue por ello que un día lo llevó a la comisaría
y lo obligó a que cuando saliera se subiera al primer caballo que
encontrase y se fuera para siempre de Tres Arroyos. "El Corralero"
fue muy obediente ante esa orden, no bien salió de la comisaría
se subió al primer caballo que encontró, que resultó
ser de un agente de la policía.
Rosa Mesé concurría habitualmente al boliche "El Ciclista",
ubicado en Almafuerte y ruta 228. Ahí se quedaba largos ratos tomando
vino o cualquier otra bebida con alcohol. Era normal que las personas
que iban a ese sitio la desafiaran a peleas para burlarse de ella aunque,
según cuan borracha estuviera, aquella broma podía transformarse
en un muy mal rato para cualquiera.
Mauricio Palomeque tiene exactamente 100 años y tuvo bastante trato
con Rosa Mesé. Según relató, la mujer le pedía
habitualmente que le comprara cigarrillos y vino, aunque no por ello le
fue fácil intentar tener un diálogo con ella.
Palomeque dijo que en alguna oportunidad pudo cruzar algunas palabras
con Rosa. "Ella no sabía dónde había nacido.
Decía que había llegado a Tres Arroyos siguiendo a un indio,
pero decidió no continuar más atrás de aquel hombre
y se quedó acá para siempre. La 'Pampa Rosa' vivía
en una tapera cercana a 'El Ciclista' y cada día recorría
el barrio con el fin de pedir algunas monedas para comer y tomar vino".
Rosa Mesé vivió cerca de 100 años, aunque como nunca
fue posible precisar su fecha de nacimiento tampoco es sencillo determinar
con exactitud que edad tenía al momento de su muerte. Tampoco fue
posible dar con datos referidos a dónde y cómo transcurrió
los últimos años de su vida.
Por ser india y personaje popular al mismo tiempo, hubo algunos artistas
locales que se ocuparon de retratarla. Gracias a ellos es que hoy contamos
con imágenes de la figura de esta singular mujer. Antonio Orfanó
inmortalizó su aspecto en una escultura y "Tito" Menna
hizo lo propio en la tela.
Se cuenta que Antonio Orfanó logró plasmar en una escultura
el rostro de la "Pampa Rosa" gracias a que comprendió
que el único modo de hacer que la mujer posara para él era
dándole unos vasos de vino en cada sesión de trabajo.
La escultura de Rosa Mesé siempre ha estado en la Biblioteca Sarmiento,
aunque hace unos cuantos años alguien la tiró al piso y
le provocó daños importantes. Juan Urquiaga tuvo a su cargo
la restauración de la obra de quien había sido su maestro.
Fecha de publicación
Julio del 2001
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