FACUNDO GUTIERREZ Y UN CAMBIO VITAL QUE LO LLEVÓ A TILCARA
Puna vida
Impulsado por su deseo de un cambio y en busca de nuevos rumbos, el tresarroyense Facundo Gutiérrez decidió radicarse en Tilcara para volver a incursionar en el mundo de la comunicación y también en la hotelería. Con “El Periodista” repasó cómo fue su adaptación hasta este presente de disfrute
¿Por qué tomaste la decisión de vivir en Tilcara?
Bueno, creo que fue por una gran desilusión que tuve en Tres Arroyos, uno imagina cosas que van a ir sucediendo en nuestra vida y a veces eso se cae, yo quizá tuve una desilusión con algún vínculo que no era lo que me esperaba en ese momento y se te cae el mundo.
Luego de eso decidí hacer un viaje con mi hermano a Tilcara, donde tengo un amigo-hermano de la vida viviendo acá que es José Manuel, quien ya estaba hace nueve o diez años y que había visitado un par de veces. Él me podía dar hospedaje, ayudarme con esa mística hermosa que tiene la amistad en momentos como el que yo estaba pasando, así que bueno, tomé la decisión de irme en tren desde Retiro hasta Tucumán, ahí nos fue a buscar mi amigo, paseamos un poco y viajamos a Tilcara.
Bebiendo, una noche de charlas de amigos, esas charlas extensas, decido venirme a vivir acá. Le dije “José, me vengo del todo a Tilcara”. Me acuerdo de que se emocionó mucho, que nunca a un amigo le había dicho, “che me voy a laburar con vos”, él no me lo pidió, yo me vine para acá, solo aceptó y creo que esa fue la decisión, una gran desilusión, romper un poco con los esquemas y la verdad dejarlo todo para volver a empezar en otro lugar, y este es hermoso para hacerlo.
¿Qué fue lo que más te enamoró de ese lugar?
Lo digo mirando para afuera por la ventana: creo que es el sol, el sol y su gente.
Se Festeja el Inti Raymi, el año solar, digamos. Así que se celebra agradeciendo al sol que nos ilumina todos los días. Tenemos muy pocos días nublados en el año. Nublados, te digo nublados. El otro día fui a Tres Arroyos y tuve 10 días seguidos nublados. Acá el sol nos acompaña todos los días y refleja un paisaje hermoso, un aire fresco, de montaña. Esa es una de las cosas que me enamoró de Tilcara, el sol, el clima, el frío, el calor, la lluvia, el clima, te enamora de Tilcara.
Después, yo siempre les digo a los turistas o a las personas con las que charlo, que lo que te termina enamorando del lugar es su gente, son los vínculos que uno puede comenzar a hacer nuevamente. Por ahí estamos acostumbrados en el pueblo a estar siempre con los mismos amigos, siempre con el mismo entorno y saliendo de eso mismo, uno puede conocer un montón de personas nuevas, de experiencias de otras personas y nutrirte de ellas.
Tilcara es muy cosmopolita, hay gente de todos lados del mundo viviendo acá, y personas que están de paso. Lo que te termina de convencer para quedarte es que alguien te espere con un asadito, con un encuentro, con un mate, con una charla, y se generan muy lindos vínculos en tan poco tiempo. Eso es muy loco. Ya tengo amigos y amigas como si los conociera toda la vida.
¿Fue difícil el proceso de desapego de la vida y rutina que llevabas en Tres Arroyos?
De Tres Arroyos me fui muy contento, muy feliz, sí un poco como mencioné anteriormente desilusionado, un poco triste quizá en algún aspecto de la vida, pero con muchas ilusiones a futuro.
Obviamente que cuesta la adaptación, pero con el paso de los días todo se fue dando increíble, muy bien y es incluso el día de hoy que todo se viene dando bien, estoy contento.
Creo cuando uno pone dedicación, esfuerzo, ganas, amor a lo que hace, a las cosas, no es tan difícil el proceso de desapego. De todas maneras, uno siempre termina extrañando los vínculos, los amigos, el pueblo y en la distancia todo eso se lo valora mucho más.
¿Qué consejo les darías a las personas que quieren irse de la ciudad como hiciste pero que no se animan?
Creo que a veces cuando uno va pensando mucho en las cosas, quizá todo lleva su tiempo, no hay que irse ‘flum’, así como desesperado. Capaz que primero hay que hacer un viaje más cortito, venir, conocer y tomárselo con tiempo, con calma, aceptando lo que uno va sintiendo, lo que la intuición lo va llevando.
Hay otras personas que lo dejan todo y se van así, como si nada. Y son dos formas. Creo que el consejo que les daría es que sigan a la intuición, que se relacionen con gente de vibración positiva, gente que va para adelante, con linda gente, ese es el consejo que les daría, que vayan siguiendo la intuición y que las cosas a veces no se dan tan vertiginosas, que los cambios no son tan rápidos como uno quisiera. Creo que todo va como tiene que ir, a su tiempo. Y bueno, hay que ir pensándose y dándose tiempo para que los cambios se vayan generando.
Hermosas mañanas
Cuando llegaste a Tilcara ¿A qué te dedicaste primero para subsistir?
Cuando llegué a Tilcara me dediqué al trabajo hotelero, digamos, en un hostel. No sabía bien cuál iba a ser mi función. Yo ya vine con ese trabajo, donde José Manuel es el dueño del lugar, sabía sobre las tareas de recepción, de limpieza, de desayuno, de bar, tenía todo eso más o menos entendido, pero la incertidumbre siempre está.
Por suerte encontré mi lugar a la mañana en el hostel donde creía que podía ser útil, en la parte del desayuno, comprando los productos frescos, poniéndole una musiquita linda, prendiendo un rico sahumerio, haciendo el cafecito rico, generando una charla, coordinando alguna excursión, ayudando a las personas a que se puedan mover.
Encontré mi lugar a la mañana, creo que me gusta trabajar en el hostel a ese horario, es hermosa la mañana en Tilcara. Bueno, básicamente me dediqué a la parte hotelera. Tilcara es un pueblo muy turístico donde viene gente en cualquier momento del año, obviamente en algunas épocas mucho más.
Tenemos entendido que en Tres Arroyos trabajaste en el ambiente comunicacional ¿En Tilcara también trabajo en espacios así?
Trabajé en el ambiente de la comunicación, en la radio cooperativa Indie Rock, ahí ubicada en La Casona. Fue una etapa increíble, impresionante, de una apertura profesional, mental, humana, increíble. Pude desenvolverme, pude aprender, pude conocer, pude equivocarme, pude pasarla bien, pude pasarla mal. Fueron un sinfín de experiencias que nos van haciendo. Creo que hoy lo que somos es por todo lo que hemos vivido y todo va sumando de alguna manera a otra.
A veces te toca estar más triste, más contento, más alegre, estar más conforme, menos conforme. Todo suma, todos nos vamos llenando de eso. Creo que la radio Indie Rock me llenó, me hizo otra persona, me modificó, algo me cambió.
Cuando me vine a Tilcara, a los dos días que me instalé, pregunté quién es el referente de radio en el pueblo. Me mandaron con Darío Zeta, él es una persona muy relacionada con los medios de comunicación, comunicador social, periodista y creador de muchas radios en todas partes del país, muy involucrado con la comunicación popular, con la comunicación cooperativa. Fue quien me llevó al grupo de trabajo y comenzamos a generar contenido, armar el grupo.
Creo que una de las cosas que me caracteriza a mí es el empuje, las ganas. Y estuvo muy bien esa etapa. Sabemos lo que es la comunicación comunitaria, cooperativas, esa fuerza de pulmones, mucho empuje, no hay un subsidio, una apuesta económica fuerte, no hay mucho presupuesto.
Se creó un grupo de trabajo increíble donde conocí personas de todas partes del país, ahí estuve en la parte de la radio, trabajaba de operador en un programa de sábado por la noche, después hacia un programa radial diario de lunes a viernes que se llamaba “Hasta Cuándo”, ya lo venía haciendo en Tres Arroyos, lo llevé a Tilcara con la misma base que la verdad me funcionaba.
Tuve una fuerte aceptación en el pueblo, muy contento de esa etapa en la radio La Caprichosa 97.1, que es una radio que está emplazada en un predio de Los Caprichosos, que es una comparsa, para mí la más popular en Tilcara, con mucha historia. La radio hermosa, con una vista a la montaña increíble.
Comunicar enriquece
¿Qué fue lo más lindo que te pasó allá con respecto a la comunicación?
Lo más lindo que me pasó con respecto a la comunicación fue conocer personas, gente nueva, haciendo nuevos vínculos, porque uno se va nutriendo de eso, va aprendiendo. A veces hay personas que te vuelan la cabeza. Y bueno, creo que lo más lindo que me pasó con la comunicación fue primero conocer gente de la comunidad, charlar, debatir, perder la timidez, hacerse fuerte conociendo otras personas.
¿Por qué elegiste Tilcara entre tantos otros lugares?
Fue porque tenía un amigo viviendo acá hace muchos años, y cuando lo veía venir a Tres Arroyos con su alegría, con paz y nos contaba en dónde vivía, nos mostraba fotos y vos lo veías y pensabas qué lindo vivir así.
Nosotros laburando en la rutina, en el estrés, en la vorágine de la ciudad, eso que Tres Arroyos es un pueblo chico, pero con sus horarios marcados, en la estructura, y llegaba José a Tres Arroyos a visitarnos, con esa falsa estructura, más flexible… Me dije “yo también quiero, me gustaría vivir así”.
¿Hoy en día a qué te dedicás? ¿Y qué es lo que más te apasiona de este trabajo?
Hoy en día me sigo dedicando al rubro hotelero, ahora en otro rol, en la parte más administrativa, con las reservas, con la vorágine día a día, más que nada con las reservas, ya yendo poco al hostel, ya desde otro lado.
Lo que más me apasiona del laburo es que no hay margen de error a la hora de recibir a una persona, los que vienen de vacaciones que nos eligen para pasar 5 días, 7 días de sus vacaciones. Entonces lo tenemos que hacer con mucha responsabilidad. Alguien te está eligiendo para pasar sus vacaciones, sus siete días más felices del año, tenés que tomarlo con mucha responsabilidad, con mucha pasión y eso es lo que más me apasiona, que todos los días es un nuevo desafío a la hora de recibir gente.
¿Considerás volver a vivir en Tres Arroyos en algún momento?
Sí considero poder volver a vivir en Tres Arroyos. Uno no sabe qué va a pasar en su vida, si bien planifica algunas cosas, intenta, sigue una línea, más o menos, la vida es muy cambiante en muy poco tiempo, así que hay que estar preparado para ser flexible, para recibir el cachetazo y poder seguir, a cambiar con el día a día, con alguna sorpresa, a estar preparado.
Así que sí, considero porque está mi padre allá y nada me encantaría estar un poco más siempre compartiendo con él, además que no le gusta viajar tanto y así que tengo que ir yo. También para volver a estar con mis amigos que tienen hijos e hijas que van creciendo. Y por supuesto tenemos Claromecó cerquita y eso siempre te tira.
¿Te gustaría dejarles un mensaje a tus personas queridas que quedaron en Tres Arroyos?
Les dejo un mensaje de la experiencia que he vivido rompiendo con esa zona de confort que tanto se habla, con esa tranquilidad, con ese estoy bien. Hay que animarse, soltar, tomarse el tiempo para todo, que todo va llegando de a poco. Todos los cambios los vamos viendo de a poquito. Siempre hay que mirar para atrás, ver a dónde estaba uno, dónde está ahora, cómo era antes, cómo es ahora. Y que viajen, eso. El consejo es que viajen que inviertan en eso, que conozcan lugares, que conozcan personas, que es uno de los mejores dineros invertidos. Nada, ese es mi consejo, que se muevan. Siempre digo que el movimiento es vida mental, física. Que conozcan lugares ahí nomás, cerquita de tu casa.