LEITHY ROJAS, INGENIERA VENEZOLANA EN TRES ARROYOS
“Estoy muy agradecida con la gente”
El Día del Inmigrante nos invita a celebrar la diversidad que enriquece nuestra sociedad. En Tres Arroyos, la historia de Leithy Rojas se entrelaza con esta celebración, convirtiéndose en un testimonio de resiliencia, esperanza y la fuerza del espíritu humano
Leithy Rojas, una ingeniera venezolana, dejó atrás su país natal en busca de un futuro más seguro para ella y su hijo. Arribó a Tres Arroyos en enero de 2017, atraída por la tranquilidad de la ciudad y las oportunidades que le ofrecía.
¿Qué te motivó a tomar esta decisión?
Mi motivación fue un poco diferente a muchos de la colectividad porque yo ya tenía dos años como turista y conocí de una colega argentina que trabajaba allá en Venezuela en la parte inmobiliaria", explica Leithy. La situación en Venezuela se había vuelto insostenible. “Yo vivía en Puerto Ordaz, al sur oriente de Venezuela y por aquel entonces, había muchas manifestaciones, muertes de estudiantes, entonces mi hijo veía eso en las redes y se ponía a llorar. Entonces eso me hizo como decidir, apostar, tomar la decisión, quedarme porque realmente si en una ciudad donde había mucha inseguridad. Yo tenía suficientes ingresos, no era un problema económico, era la situación social y de inseguridad. Mi hijo tenía su bicicleta de adorno, porque no podíamos andar saliendo, ir directo a la casa, buscarlo, estar en esa zozobra, ese fue el punto de quiebre de alguna manera.
¿Qué encontraste en Tres Arroyos?
La ciudad me encantó, la plaza San Martín, todo. Yo siempre resalto mucho la simetría de la ciudad me hace recordar a mi ciudad”, expresa. Pero no solo fue el entorno físico lo que la cautivó, sino también la calidez de su gente: “De verdad estoy súper agradecida de la gente de tres Arroyos. Salía todos los días cuando decidí quedarme y emprender y ver qué hacía yo todos los días y gracias a que mi hijo estudiaba en el agropecuario, doble escolaridad. Entonces yo salía a caminar, a hablar. Hay cosas que no se me dieron, pero yo siempre emprendo alguna idea, de todo se aprende.
Cuando fui conociendo, empecé a hacer cursos en la Cámara Económica de Atención al Cliente y Resolución de Conflictos, eso me encantó porque me ayudó a escuchar las experiencias de cómo era la ciudad y me di cuenta de muchas cosas que venía ya viviendo día a día. Dios siempre me ha puesto gente buena, y resalto la hospitalidad, la curiosidad, al ser extranjera, los primeros tiempos, mucha curiosidad. Y eso me daba pie también a poder conectar con la gente. Recibí muchísimo apoyo de la iglesia Unión Evangélica, que está en Av. Moreno. Ahorita estoy organizando una feria de la escuelita bíblica, para los niños”, añade con una sonrisa.
¿Qué fue lo más difícil de adaptarse a una nueva cultura?
En la ciudad donde yo vivía los comercios no cierran al mediodía. Entonces me pasó muchísimas veces de ir al centro a querer comprar algo, pero volverme porque estaba todo cerrado. También el clima, el frío, al principio se sentía mucho más, esperaba que saliera el sol para ir a la plaza con mi hijo en busca de sol. No me adaptaba a los primeros días, después me fui acostumbrando.
Por otra parte, la nostalgia por su tierra natal es inevitable. “Extraño mucho a mis amigos, a la gente y poder disfrutar de los paisajes de mi país”.
La arepa, un pedazo de Venezuela en Tres Arroyos
La gastronomía es una parte fundamental de la cultura venezolana. Leithy recuerda con cariño los sabores de su tierra: “Al principio, todo era una novedad, me encanta la factura, me puse adictiva. Pero después había momentos donde yo me tenía que encerrar en la cocina a freírme un huevo, a comer algo caliente, como uno está acostumbrado. Y aquí buscar la harina para la arepa. Entonces inventaba masas, a veces me salían cualquier cosa”. A pesar de las dificultades, no se rindió y hoy en día puede encontrar los ingredientes necesarios para preparar sus platos favoritos.
“Yo creo que ya las fronteras no existen, ya todo está muy variado, todos los países a nivel mundial y bueno, ahorita por el éxodo que hemos tenido los venezolanos, en cualquier lado vas a encontrar un venezolano y vas a escuchar de la arepa”, asegura.
Damas Plus: un proyecto con corazón
Su espíritu emprendedor la llevó a crear Damas Plus, una organización que brinda empleo a mujeres y que se ha convertido en uno de sus proyectos más queridos. “Ya son siete años que tiene la organización, somos un equipo multidisciplinario, hay como 30 mujeres que se benefician de la actividad y hay como 25 domicilios activos permanentemente”, explica con orgullo. A través de este proyecto, no solo genera empleo, sino que también crea una red de apoyo entre las mujeres.
¿Cómo te sentís siendo parte de la comunidad venezolana?
“Yo organicé el año pasado, el primer encuentro en la plaza San Martín", cuenta. Esta comunidad, cada vez más grande, celebra sus raíces y contribuye al enriquecimiento cultural. "Hacemos actividades para recolectar fondos. Yo me contacté con la presidenta de las colectividades de Tres Arroyos y nos abrieron las puertas, empezamos a trabajar en conjunto, empezamos a participar con nuestra cultura, los bailes, las comidas y eso es lo enriquecedor de todo esto. El desarraigo lo compartimos con otros y nos hace tener un espacio de contención, de entendimiento, porque todos dejamos, todos aprendemos a soltar", explica.
El peso de la distancia y la esperanza de un futuro mejor
A pesar de haberse establecido en Tres Arroyos, la nostalgia por su país natal sigue presente.
¿Cómo seguís el contacto con tu familia y amigos en Venezuela?
“En Venezuela está mi abuela, es la única materna, mis tías, primas, y mis dos hermanos, uno está en Chile, y el otro en Colombia. Y mis padres están con nosotros, se van rotando", cuenta con nostalgia. A pesar de la distancia, ha logrado mantener el contacto con su familia y amigos gracias a la tecnología. Sin embargo, el deseo de volver a Venezuela sigue presente en su corazón. "Aún no he vuelto, y tengo pensado volver para hacer una visita, no para quedarme a vivir. Creo que cuando se nos dé la oportunidad de empezar a reconstruir, va a haber otras formas de estar presentes".
¿Cómo ves la situación actual de Venezuela y cómo te afecta?
Leithy tiene una visión clara de lo que Venezuela necesita para superar esta crisis. "Primero salir de esa dictadura, de ese modelo impuesto con violencia, para poder entonces empezar a trabajar, porque hay mucho, muchísimo daño que se ha hecho a todo nivel. Pero yo creo que todo es posible mientras uno tenga esa oportunidad y nos mantengamos una mentalidad de desarrollo, de resiliencia".
"Estuve como neutra estos años anteriores para poder desarrollarme, trabajar, pero gracias a Dios siempre he podido apoyar desde la distancia en lo que puedo, pero esta situación me dio un clic", confiesa. A pesar de la distancia, se mantiene activa en la lucha por un futuro mejor para su país. "Hicimos unos grafitis en los autos de los de la colectividad y hemos hecho una concentración en la plaza San Martín y creo que es una forma de mostrar nuestra postura y defender lo que creemos que pasa".
Leithy ha demostrado una gran resiliencia y determinación en su camino hacia una nueva vida. Su historia es un ejemplo de cómo, incluso en las circunstancias más difíciles, es posible encontrar la fuerza para seguir adelante y construir un futuro mejor. "Mi propósito de vida es como impactar la vida de aquellas personas que tengan la posibilidad de encontrarme en donde sea. Ya mi mente se ha ampliado y sabe que donde esté siempre va a ser la misma posibilidad de desarrollo. Además, creo que la forma de defender a nuestro país es seguir trabajando, seguir haciendo lo que hacemos y por supuesto dando una voz desde el lugar donde estemos", afirma Leithy con convicción.
Celebrando el Día del Inmigrante
Al reflexionar sobre su experiencia como inmigrante, Leithy destaca la importancia de la solidaridad y la integración: "Yo creo mucho en eso, en la socialización, en crear, conectar con la gente y poder ayudar también de lo que uno recibe”.
La historia de Leithy es un ejemplo de la resiliencia y el espíritu emprendedor de tantos inmigrantes que llegan a nuestro país en busca de un futuro mejor. Al celebrar el Día del Inmigrante, recordamos que cada uno de ellos trae consigo una historia única, un bagaje cultural y una invaluable contribución a nuestras comunidades.