Municipalidad Tres Arroyos

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EL GRAN PRESENTE DEL BASQUETBOLISTA TRESARROYENSE MAXI FJELLERUP

Triple gloria

Asimilar el gran crecimiento basquetbolístico, debutar y asentarse en Liga Nacional, ser parte de la Selección, salir campeón con San Lorenzo, disputar certámenes y triunfar en el plano internacional es mucho para procesar. Sin embargo así es la historia deportiva de Maxi Fjellerup. El reconocimiento de “El Periodista”

Septiembre 2019
Por todo lo que logró en tan poco tiempo, y porque cuenta apenas con 20 años, seguramente el crecimiento de Maxi Fjellerup lejos está de haber alcanzado el techo

Por todo lo que logró en tan poco tiempo, y porque cuenta apenas con 20 años, seguramente el crecimiento de Maxi Fjellerup lejos está de haber alcanzado el techo

Mirando de reojo sus logros, evaluando su inmejorable presente con la Selección Argentina (en plena disputa del Mundial de China y habiéndose colgado recientemente la medalla de oro de los Juegos Panamericanos) la historia del basquetbolista tresarroyense Máximo Fjellerup es digna de repaso.
A esta altura quizás quede lejano el recuerdo de aquel pibe que comenzó calzándose los cortos y corriendo detrás de una pelota de fútbol en Huracán, donde su papá jugaba en la primera división de básquet del Globo. Al poco tiempo, cuando Leandro Fjellerup decidió vestir la camiseta de Argentino, su hijo se interesó por aprender cómo era aquello de la naranja en el club de calle Derqui.
Allí conoció a quien hoy es uno de sus mejores amigos, Fermín Thygesen. Ese lazo fraterno forjado entre ambos desde niños inclinó la balanza, y no dudó en abandonar el verde césped para dedicarse solamente a romper redes, ya en edad de categoría mini. Todavía hoy recuerda Maxi de qué manera plasmó su primera volcada (recurso que tanto utiliza en cancha), actuando para los preinfantiles del Bicho, con su inseparable compañero.
Gabriel Colamarino, recién llegado a Tres Arroyos para hacerse cargo del básquet del club argentinista, resultó fundamental en su formación como deportista. Como buen captador de jóvenes talentos, el DT bahiense detectó enseguida que se hallaba en presencia de un diamante listo para pulir, por lo que comenzó a trabajar en él para explotar todas sus potencialidades en el juego.
A los 14 años, lo hizo debutar en la primera de Argentino, en la posición de base. En reiteradas ocasiones también lo ubicó como escolta, rol en el que luego se hizo determinante en Bahía Basket, militando ya en la Liga Nacional.
En esa experiencia local, gozó de una situación absolutamente atípica en el básquet actual: la de compartir plantel con su papá. Compitieron juntos durante un par de temporadas, y se dieron el gusto de disputar la final del Provincial de Clubes. “Fue una experiencia hermosa”, recuerda cada vez que puede el “10” de la Selección (vale aclarar que utiliza allí el mismo número que hizo reconocido en el básquet al “Paisano”).

El salto hacia la Liga
La amistad y buena relación que siempre mantuvo Colamarino con Juan Ignacio “Pepe” Sánchez (ex integrante de la Generación Dorada y mentor del proyecto Bahía Basket) fue un punto a favor muy importante para que Maxi lograra hacer pie en la vecina ciudad. El equipo celeste necesitaba reemplazar a un integrante de la plantilla que se había lesionado (el base Gerbaudo), y allí apareció la gran chance para el joven talento tresarroyense.
A Fjellerup hijo el debut liguero (ante Boca, en febrero de 2014) no le pesó en absoluto; reconoce en cada nota que concede que “mi papá y los que me fueron a ver estaban más nerviosos que yo. Lo tomé como un partido cualquiera; luego caí en la cuenta de lo que había significado”.
Bahía Basket significó para Maxi una plataforma de despegue, no solo en lo estrictamente basquetbolístico. En una de las últimas entrevistas que dio antes de su partida a China (al periodista bahiense Rubén Berman) reveló que “allí te enseñan cosas o se aprenden hábitos que no solo tienen que ver con el deporte o lo competitivo. En San Lorenzo ganar lo es todo, hay gente que pone dinero y lo que pretenden es conseguir resultados”.
“En un primer momento no me quería ir -admite-, pero charlé con “Pepe” Sánchez y me aconsejó que lo mejor era cambiar de equipo, porque iba a aprender mucho. Sabía que sería complicada la transición, pero no imaginé que tanto. Fue un cambio grande, porque pasé de tener once amigos en el equipo a uno o dos, como mucho. De cualquier manera, si bien la adaptación me costó, terminé disfrutándolo, aprovechando en gran forma la experiencia de actuar en San Lorenzo”.

La Selección y el plano internacional
En paralelo con todo su crecimiento como jugador de Liga, llegaron las inolvidables experiencias mundialistas con la casaca argentina en Sub 17 (Dubai) y Sub 19 (Grecia) en las que sumó minutos que le permitieron forjarse como basquetbolista de elite.
Posteriormente vino el premio de la Selección Mayor, la frutilla del postre. Maxi transitó el camino de observar a Luis Scola por televisión a tenerlo de compañero. “Siempre lo admiraba y pensaba lo lindo que sería jugar un pick and roll con él, y ahora es un sueño cumplido”, reconoce, al tiempo que valora el rol de líder que “Luifa” cumple en el plantel albiceleste.
Asimilar el gran crecimiento basquetbolístico, debutar y asentarse en Liga Nacional, ser parte de la Selección, salir campeón con San Lorenzo, disputar certámenes y triunfar en el plano internacional es mucho para procesar. “Hay tan poco tiempo entre cada competencia que no te das cuenta de lo que va sucediendo. Estás jugando la Liga y a la semana siguiente, entrenando con Argentina”, opina el jugador tresarroyense.
De todas maneras, mantiene los pies sobre la tierra. En lo personal, su anhelo es avanzar paso por paso. Si bien ya fue scouteado por la NBA, considera que todavía debe afianzarse un poco más en la Liga Nacional, y luego dar el salto de calidad hacia Europa, antes de que surja la posibilidad de acceder al mejor básquet del mundo.
Clubes del Viejo Continente ya tomaron contacto con su representante para llevarlo a esas tierras, aunque quizás la chance surja recién para el 2020.Quizás se aceleren los tiempos, pero para que ello ocurra probablemente todo dependerá del rendimiento de Fjellerup con la Selección en el Mundial de China, torneo que seguramente se convertirá en una gran vidriera para él.
Por lo pronto, gozará de la inmejorable chance de volver a compartir equipo con su compadre de siempre, Fermín Thygesen, que ya abrochó su vínculo con San Lorenzo para la próxima edición liguera.
A la hora de mencionar ejemplos de torneos exitosos o compañeros en donde fijarse, Maxi recuerda que “desde el punto de vista de lo individual y grupal, la Liga de las Américas con Bahía Basket representó una gran experiencia. Formamos un lindo plantel; la pasábamos muy bien juntos no solo entrenando o jugando, sino también compartiendo otros momentos fuera de la cancha”. Acerca de sus pares de Selección, destaca el trabajo de Patricio Garino, a quien admira por la intensidad que entrega al equipo tanto en defensa como en ataque.
Por todo lo que logró en tan poco tiempo, y porque cuenta apenas con 20 años, seguramente su crecimiento lejos está de haber alcanzado el techo. Este jugador hecho y derecho (que aún conserva su cara de nene), continuará brindando enormes satisfacciones al mundillo del básquet de Tres Arroyos y del país. No caben dudas.

No caben dudas que Fjellerup continuará brindando enormes satisfacciones al mundillo del básquet de Tres Arroyos y del país

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