PASAPORTE – MIRIAM MEDWID Y RAUL REYNOSO, POR ESPAÑA Y MARRUECOS
Una combinación irresistible
El diario de viaje de este matrimonio tresarroyense incluye las maravillas del sur español y la magia marroquí. Una verdadera guía que no deja afuera la arquitectura, la gastronomía y hasta la costumbre de regatear en los mercados, propia de Marruecos y del amplio universo de mercados árabes

El diario de viaje del matrimonio tresarroyense de Miriam Medwid y Raúl Reynoso incluye las maravillas del sur español y la magia marroquí
España y Marruecos constituyen una interesante combinación turística por la que optan muchos viajeros para encontrarse con una cultura arquitectónica admirable, nacida de la inspiración árabe con palacios, templos y museos muy visitados.
Hace tan solo un mes regresó de esos territorios con tanta historia el matrimonio que integra a Miriam Medwid y Raúl Reynoso, que viven en Tres Arroyos, pasan sus veranos en Claromecó y optan también por conocer otros lugares del mundo. En 2019 habían estado en Italia y esta vez volvieron a Europa, pero a disfrutar otros paisajes. Con ellos conversamos para conocer y compartir detalles de esta reciente experiencia.
“Estuvimos 25 días en toda la parte sur de España y cruzamos hasta Marruecos. Llegamos al Aeropuerto de Barajas en Madrid y de allí tomamos otro avión que nos llevó hasta Málaga. Habíamos estado hace unos 15 años en esa estación aérea y recuerdo que caminamos un montón, porque era muy grande, pero esta vez la vimos mucho más amplia porque desembarcamos en una terminal que estaba en una punta y teníamos que ir al otro extremo para hacer la combinación. Comenzamos a bajar distintos niveles y terminamos en un tren subterráneo de 5 vagones que anduvo como media hora por debajo del aeropuerto. Ahí tomamos realmente idea de la dimensión que tiene”.
El Aeropuerto Internacional de Barajas es una de las puertas de Europa más elegidas y cambió en 2014 su nombre por Adolfo Suárez Madrid Barajas. Es el décimo quinto en el mundo por la cantidad de pasajeros que lo utilizan, con 4 pistas paralelas y una quinta para estacionamiento de aviones.
“Llegamos a Málaga y nos encontramos con una ciudad preciosa por donde la mires. En esta oportunidad nos dedicamos por primera vez a hacer free tours, que significan una buena manera de conocer las ciudades con guías locales que nos conducen caminando y nos van explicando los lugares con información muy completa. Cuando concluye la excursión se le entrega una propina en euros. Conocimos la parte nueva de la ciudad, nos explicó sobre el espectáculo de las fallas similares a las de Valencia. Hay un casco histórico donde está la Alcazaba, una fortaleza musulmana del del Siglo XI, parecida a la Alhambra y es el edificio más visitado por los turistas. Se destaca también la catedral, que es una joya andaluza de la época del Renacimiento y otro lugar muy concurrido es el Museo Picasso, instalado en la que fue la casa natal del pintor. En realidad, es la ciudad un museo al aire libre, con vestigios de lo que dejaron los romanos, los árabes con una arquitectura admirable y luego los reyes católicos.
“El centro es hermoso, con mucho comercio y entre ellos “El Pimpi” un restaurante de tapas y vinos tan preferido de Antonio Banderas, que terminó siendo actualmente de su propiedad. El sector del puerto es imperdible por la gastronomía, el paisaje y la llegada de grandes cruceros que traen turistas de distintas nacionalidades. Caminás por el lugar y escuchás gente hablando en distintos idiomas. También hay muchos vendedores africanos ofreciendo imitaciones de ropa y marroquinería. La policía los persigue, pero tienen la habilidad de eludirla en forma rápida y restablecerse cuando se va la seguridad. Y como en todo el mundo hay muchos negocios gerenciados por chinos. En la zona de la playa conocí a Guillermo Saló, un músico tresarroyense que está viviendo en Málaga hace varios años. Fue un encuentro casual y como yo soy músico, justo vi un espectáculo al aire libre y me acerqué. Charlando con un baterista que estaba armando me preguntó de donde era y le dije, de Tres Arroyos, Argentina. Reaccionó enseguida contándome que con ellos tocaba el “Turco” Saló pero no estaba en ese momento, así que volví al día siguiente y pude conversar con él, vi el show y me gustó mucho. A propósito de las playas, tienen distintas calidades porque algunas son estupendas y otras con una superficie incómoda de canto rodado. En general la gente es muy amable y lo comprobamos cuando caminábamos con un mapa en la mano y se acercaban espontáneamente para asesorarnos. También fuimos a un tablado flamenco y nos sorprendimos con la calidad de los guitarristas y las bailarinas. Otra cosa que nos llamó la atención es el buen servicio de colectivos con unidades modernas y en las paradas hay garitas que indican el recorrido y cuánto falta para que llegue el bus, horario que se cumple casi puntualmente. No manejan dinero, todo con tarjetas y el 40 por ciento de los asientos está pintado con distintos colores para personas con bastón o mujeres embarazadas. También hay un sector para gente con sillas de ruedas. También es de destacar lo de la higiene en las calles y los carteles que colocan para quienes salen con perros, por las deposiciones de los animales. Si el animal ensucia la vereda se aplican hasta 500 euros de multa. Todos salen con guantes y bolsitas para evitar dejar los desechos.
¿Probaron la famosa paella?
Sería un error estar allí y dejarla de lado. La mejor, en Valencia, con pollo, conejo y el arroz bien cocinado. Hay en toda España buenos fiambres. Un sándwich del famoso jamón de bellotas muy abundante cuesta hoy 10 euros. Es más barato el ibérico. Un agua mineral pequeña en un kiosco vale casi 2 euros, pero en el Carrefour una botella grande la pagabas 65 centavos o sea que optábamos por ésta, cargando nuestras cantimploras cuando salíamos a caminar.
Siempre todo es más caro por la desvalorización de nuestra moneda.
Redondeando, multiplicábamos por 5. O sea un euro es similar a 500 pesos nuestros.
Málaga quedaba atrás con un recuerdo imborrable por las construcciones, las playas, la gentileza de los habitantes y mucho más, pero había que seguir con el viaje previsto. Nuestros dos invitados son bancarios jubilados y habían tomado contacto con un colega que conocieron en San Cayetano y Gonzales Chaves, actualmente residente en Málaga. El encuentro fue muy cordial y el amigo se convirtió circunstancialmente en un guía por la región.
“Vino a buscarnos en su automóvil y nos llevó a conocer dos localidades cercanas. Una fue Frigiliana, un pueblo muy antiguo ubicado a unos 50 minutos de Málaga que denota claramente la presencia de los romanos y los árabes en sus construcciones, con calles muy angostas, casas en su mayoría de dos plantas, de color blanco y con unos 2.500 habitantes. Son famosas sus cuevas con pinturas rupestres. Desde allí nos fuimos a Nerja, al que llaman el balcón de Europa desde donde se ve con claridad el Mar Mediterráneo y buena parte de la Costa del Sol”.
La experiencia en Marruecos
Para ir desde España a Marruecos el trayecto más cercano está entre los puertos de Tarifa y Tánger, mediante un ferry que cubre los 31 kilómetros de distancia en algo más de una hora y a un costo de unos 39 euros. Es la entrada a África por el norte y combina tradiciones centenarias con auténticas maravillas modernas. Desde las sinuosas callejuelas de la medina -la ciudad vieja- y sus pintorescos mercados hasta los bulliciosos bares, Tánger es una interesante fusión de las más diversas influencias. Se filmaron en sus calles dos películas de la saga de James Bond.
“Allí tomamos un tour, porque iba a ser más práctico teniendo en cuenta la dificultad con el idioma y el trazado intrincado de las calles. Por ejemplo, en la Medina de Fez hay 9 mil calles o laberintos. El centro histórico amurallado de Tánger tiene los famosos zocos, mercados tradicionales, donde se vende de todo, desde alfombras artesanales hasta múltiples especias y joyas preciosas. Tiene un lindo paseo marítimo y buenas playas. En general es una ciudad segura. De Tánger fuimos a Casablanca, la llamada ciudad blanca y capital económica de Marruecos. situada en la costa del Mar de Alborán, 80 km al sur de Rabat, la capital administrativa. Es la mayor ciudad del país y su principal puerto. Una urbe plena de contrastes, como por ejemplo ver grandes edificios de inversionistas, no habitados y el lugareño pobre que está al costado de la ruta cuidando sus 10 ovejas. El trigo lo cortan a mano en pequeñas porciones de tierra con riego, ya que es suelo desértico. Se ven en otro plano barrios muy lujosos, mansiones y mucha industria. Allí vimos la Mezquita Hassan II que es la segunda más grande del mundo, una joya islámica imperdible con capacidad para miles de personas destacada por su alto minarete que se ve desde cualquier sector en el que te encuentres. Justo cuando llegamos pasamos por ahí y nos impresionó el trabajo de perfección y paciencia en lo que tiene que ver con las tallas en madera, yeso, piedra y mármol. Es amplísima y se construyó ganando terreno al mar. Nos dio el horario para tomar fotografías desde la puerta, porque justo había una ceremonia. Coincidió con uno de los momentos de rezo que tienen en el día, cuando se escucha por potentes parlantes en toda la ciudad el llamado a la oración. La gente deja de trabajar y ora en el lugar que se encuentra. Para ellos Mahoma es el profeta y el Califa tiene el poder supremo. Con respecto a la gastronomía mucho condimento para las carnes especialmente de cordero, que es lo que más consumen junto a las verduras. El costo de vida es casi similar al de España, aunque es muy divertido el regateo en la compra de ropa o cualquier objeto. El famoso tarbush, que es el sombrero típico de allí vale 25 euros, pero en la insistencia por rebajas lo terminás pagando 10”.
Un viaje lleno de sorpresas agradable para los Reynoso, en este país separado de Europa por el Estrecho de Gibraltar, con 38 millones de habitantes y el Dirham como moneda nacional y gobierna el país el rey Mohamed VI.
“De allí seguimos a Fez, conociendo la Medina que es patrimonio de la humanidad, construida en el Siglo IX. Está en un barrio fortificado al que se ingresa por puertas gigantes y con paredes tan altas y pasadizos angostos que bajan mucho la temperatura en las calles. Es la segunda ciudad marroquí, con 1.200.000 habitantes. No tienen red de gas y lo suplantan con garrafas pequeñas que son repartidas en burros por los vendedores, que suelen transportar unas 50 unidades. También la basura es recogida en carritos de manera manual. Hay tanta gente en el sector comercial, que los grupos andan con dos guías, uno delante y otro al final para que no se pierda nadie, porque también las calles son espiralizadas y es muy fácil perderse. Una visita que nos llamó la atención fue la de una importante curtiembre, casi única en el mundo donde procesan el cuero de manera natural, con estiércol de paloma porque tiene mucho amoníaco y tiñen con tintes artesanales. El amarillo de los cueros lo logran con azafrán, el rojo con guindas y mucho más. El olor allí es muy fuerte al punto que te dan cuando ingresás un manojo de menta para tapar parcialmente la nariz y aminorar el efecto. Al final pasás por una tienda donde venden productos de gran calidad, en carteras, zapatos y abrigos. En Marrakesh te encontrás con una ciudad vibrante con algunas particularidades. Vimos más de 100 carruajes que llevan a los turistas a pasear por el centro y los jardines, con bolsas de cuero detrás para contener las deposiciones de los animales. No hay suciedad en la calle, pero se nota el olor. En la plaza central arman puestos de verduras, artesanías y demás, con gente que te llama para que le compres y están los famosos encantadores de serpientes. Todo es propicio para sacarle dinero a los turistas. También te siguen los niños que no se te despegan mientras caminás, hasta que les comprás algo o se cansan. Los palacios de los califas tienen grandes muros, sin ventanas al exterior para mantener su privacidad. La luz ingresa desde los patios y parque interiores”.
Fueron 5 días en Marruecos, pero inolvidables por conocer “otro mundo” con costumbres distintas a las occidentales. Una cosa que también destacan nuestros entrevistados fue la observación en toda Europa de mucha gente fumando en las calles, en contraposición con lo que pasa por ejemplo en Argentina donde en los últimos años esa costumbre y consumo fue disminuyendo. Y volvieron a España.
Andalucía y su arquitectura
“De regreso a la península ibérica llegamos a Sevilla, capital de Andalucía, con unos 700 mil habitantes. Otra belleza española que contiene el Archivo de Indias, patrimonio de la humanidad y el tradicional casco histórico diseñado por los árabes en estilo mudéjar. Tiene un precioso ayuntamiento en el casco antiguo y el río Guadalquivir divide la ciudad en dos. Allí se alquilan botes y se navega entre grandes jardines y edificios. También se destaca la catedral con 10 pórticos de acceso y la Giralda, su torre campanario. El altar luce totalmente en plata y oro, y según nos contaban esos metales preciosos en buena parte fueron traídos desde los países de América que ellos decían conquistar en sus viajes, A pocos metros de allí se encuentra el Real Alcázar, uno de los palacios más destacados del mundo, construido por los árabes en el año 913. La Basílica de la Macarena, la Plaza de España y el Palacio de las Artes son otros lugares que no se pueden dejar de ver en esa ciudad que tiene una admirable arquitectura. Seguimos viaje a Granada, donde fuimos al Barrio Albaicín, que está en lo alto de la montaña y se divisa con claridad la Alhambra. un conjunto de antiguos palacios, jardines y fortalezas nazarí verdaderamente maravilloso. Uno se admira cómo manejaban el agua que cae cristalina de los cerros por acequias y la que se puede beber cargando tus botellas en canillas de bronce esparcidas en la ciudad. En las calles céntricas hay reminiscencias marroquíes donde te sirven distintos tipos de té y se puede fumar en el tradicional narguile árabe”.
La charla, tan interesante, pasa de manera rápida comentando los aspectos esenciales porque demandaría muchas páginas de “El Periodista”, más allá del amplio espacio que incluimos. El oro y la plata en los castillos que se aprecia en iglesias y palacios de Andalucía, no tienen nada que ver con las construcciones de Gaudí en Barcelona, donde su obra está totalmente despojada de lujo y muestra arte e idea pura.
“Pasamos luego por Valencia, con maravillosos atardeceres, las playas del Mediterráneo, la cocina de arroces y las tapas tan variadas como sabrosas. No nos queríamos ir de Valencia sin probar la auténtica y famosa paella del lugar. Nos decía la mesera que nos atendió, que, si te traen a la mesa un plato en 20 minutos, te están vendiendo otra cosa, porque la que está realmente bien echa necesita no menos de media hora para que el arroz esté bien cocinado. Hay que esperarla para disfrutarla en el verdadero punto y sabor. Pasamos luego a Alicante, muy linda ciudad con un sector muy turístico, llamado la Explanada, que va en paralelo con uno de los muelles del puerto. Es un paseo bordeado por palmeras y el suelo está constituido por más de 6 millones de teselas de mármol tricolor que forman un diseño que imita a las olas del mar. Algo parecido a las famosas veredas de Copacabana en Río de Janeiro. Además, muy lindos edificios del Mercado Central y el Ayuntamiento. De allí fuimos en tren a Benidorm a pasar el día y tomamos sol en las playas hermosas sobre el Mediterráneo, disfrutando los platos locales en una marisquería. Ahí conocí una especie como si fuera un langostino más grande al que llaman Cigala, como el famoso cantante”.
El viaje anunciaba los últimos días en Europa con destino a Barcelona, la capital autónoma de Cataluña, llamada la ciudad condal por haber sido antiguamente capital del condado del mismo nombre. Una ciudad global por su importancia cultural, financiera, comercial y turística.
“Muchísima gente allí en una urbe en la que justo nos tocó alojarnos en un hotel frente a la Rambla, un paseo emblemático pleno de turistas a toda hora. Tomamos un bus que hizo un tour completo por unos 15 lugares destacados de la ciudad. Nos quedó grabada en la mente la Sagrada Familia de Gaudí, una obra maravillosa en la que vas a entrar con estrictos controles de seguridad. Por dentro las columnas simulan como un gran bosque y está Jesús colgado en una cruz suspendido en el aire e iluminado por la luz que entra por los vitraux. Cuentan que Gaudí no dibujaba los planos porque los tenía en la cabeza. Y algo para no dejar pasar son las muy buenas playas de la Barceloneta, donde en algunas de ellas es natural el topless, lo que también se ve en Málaga”.
Nos despedimos después de una larga charla y en las reflexiones finales nos hablaban de la imperdible zona de Andalucía y la experiencia de algo tan cercano como distinto que se encuentra en Marruecos. La combinación de hermosas playas, rica historia, cultura diversa y una mezcla única de influencias españolas y marroquíes hacen de esta región un destino popular y fascinante para los viajeros.