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PROPONEN PRESERVAR EL FRENTE DE "JOYERÍA QUINTELA", UNA
DE LAS DOS UNICAS CONSTRUCCIONES ART DECO DE LA CIUDAD
Se ruega no tocar
En su última entrevista, publicada en estas mismas
páginas, la recordada "Cala" Quintela puso en palabras
su deseo de que la antigua joyería en la que pasó toda su
vida fuera declarada patrimonio histórico. Sabía que no
estaba sola, y que el resto de su familia debía aprobar esa iniciativa.
Angélica ya no está. Tampoco están los muebles, ni
los viejos relojes, ni las vitrinas, que fueron rematadas hace apenas
un mes. ¿Qué pasará con el local, una de las dos
únicas construcciones Art Decó que perviven en la ciudad?
"El Periodista" propone un debate público en torno a
la preservación de la fisonomía de nuestro centro, con las
indispensables herramientas que suministró la museóloga
Marisa Martín, miembro de la Comisión de Patrimonio Histórico
En marzo de 2001, Angélica Quintela protagonizó
una deliciosa entrevista con "El Periodista". La entonces responsable
de la antigua Joyería Quintela, el comercio que era en aquel momento
el más antiguo de la ciudad que aún permanecía en
actividad, no sabía que un posterior hecho desgraciado convertiría
aquella nota en la última.
El 19 de marzo de 1897, el padre de Angélica, Francisco Quintela,
fundó la joyería La Argentina. El edificio de la calle Colón
tenía entonces una sola planta, hasta que en 1930 se realizaron
ampliaciones y reformas al mismo tiempo que se construyó la casa
que "Cala", como todo el mundo la conocía, ocuparía
hasta poco antes de su desaparición física.
En aquel último contacto con la prensa, la mujer expresó
su beneplácito con la posibilidad de que la construcción
fuera declarada patrimonio histórico. Dijo entonces que la decisión
no dependía de ella sino de toda la familia. Y hace pocos días,
cuando la mercadería y el mobiliario de la joyería y la
vivienda familiar fueron rematados con un gran interés de parte
del público tresarroyense, volvió a surgir la inquietud
por el futuro de ese fragmento ineludible de la historia de la ciudad.
"En su momento, en el Museo Mulazzi recibimos la visita de una de
las herederas, una sobrina que vive en Buenos Aires, que nos donó
el cartel de bronce de "La Argentina" que estaba dentro de la
joyería, y también el reloj del frente para el museo. A
partir de ese momento se estableció una relación, nos acercó
fotos, revistas, fuimos a la casa, la recorrimos, y en ese momento yo
misma le hice la propuesta, aún sin consultar con la comisión,
de declarar patrimonio histórico al frente del local. Ella se mostró
muy interesada, y halagada por la importancia que nosotros le dábamos
al tema. Cuando lo hablamos en la comisión, acordamos que si el
frente era declarado patrimonio histórico el reloj debería
permanecer allí, con la salvedad hecha en la misma ordenanza de
que el mismo había sido donado al Museo Mulazzi", relató
a "El Periodista" Marisa Martín, directora del Museo
y miembro de la Comisión de Patrimonio Histórico.
Protección consensuada
Los profesionales que integran esta comisión, que han manifestado
en varias oportunidades su preocupación por la preservación
de los aspectos históricos y de identidad de varios lugares de
la ciudad pero especialmente del centro, llevaron adelante la fundamentación
histórica y arquitectónica en torno al edificio de la Joyería
Quintela para justificar así la necesidad de una ordenanza de protección.
"Sin la aprobación de los herederos, esta norma no tiene posibilidades
de avanzar. Pero ante todo, la que tiene que apoyar este tipo de iniciativas
es la propia gente de la ciudad. Esto tiene que empezar a ser una cuestión
de todos; nosotros, como Comisión de Patrimonio, podemos instrumentar
los pasos para que la propuesta de declaración llegue donde debe
llegar, pero creo que si hay una inquietud generalizada, tendría
más peso. Sería importante que esto no fuera una cuestión
de tres o cuatro personas, habría que empezar a discutir estos
temas públicamente", advirtió la museóloga.
La preocupación de los integrantes de la Comisión cobra
especial legitimidad si se tiene en cuenta que, tras el remate de bienes
muebles, una posible operación económica podría definir
el destino de la antigua joyería en un corto plazo. Y sin la protección
adecuada, podría ocurrir algo parecido a lo que pasó a pocos
metros de ese edificio, con otra porción importante de la fisonomía
propia del centro: lo que fuera Casa Mulazzi. "Consideramos que lo
más importante es el frente, y no decimos que eso debe quedar estático;
es un error pensar que este tipo de declaraciones puede trabar las operaciones
inmobiliarias o hacer decaer los precios. Se puede construir, se pueden
realizar reformas, se pueden hacer muchas cosas teniendo en cuenta el
estilo y la estructura del edificio. Como ejemplo siempre pongo al Museo,
porque quizá sea el más claro que hay en Tres Arroyos como
recuperación de un edificio para otro uso. No es cierto que un
edificio declarado patrimonio histórico se verá afectado
en una posible venta. Quizá puede ocurrir, incluso, lo contrario",
consideró Martín.
Debate público
Lo cierto es que tratándose de una propiedad privada, que además
atraviesa un proceso lógico de reparto de bienes entre los herederos
de la familia Quintela, la declaración de patrimonio histórico
no es un trámite sencillo. En este sentido, Marisa Martín
destacó la importancia de que estos temas se instalen en el debate
público para que sean los propios vecinos de Tres Arroyos los que
discutan qué se debe hacer con su propia identidad. "Esto
tendría que ser de interés de todos. Con la pérdida
de la fisonomía del centro se va perdiendo la identidad del pueblo.
Es como si te borraran los nombres de tus abuelos y bisabuelos, si te
privaran de ver sus fotos
Dicen que en las grandes inundaciones,
cuando las mujeres abandonan sus casas, lo primero que llevan son las
fotos de su familia, su identidad. Una muestra de la identidad de un pueblo
son sus edificios. Pero lamentablemente esta idea no está todavía
en la cabeza de la gente. En la medida en que seamos más los que
reclamamos, tendremos mayores logros", sostuvo Martín.
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Sólo dos edificios
similares en la ciudad
La sede de la antigua Joyería Quintela fue
reformulada en 1930, y corresponde al estilo Art Deco, anterior
al modernismo. Según informó Marisa Martín,
este estilo "tiene líneas geométricas, algún
tipo de hojas y vegetales en el frente, y hay otro similar también
en el centro, también sobre Colón, que es donde funciona
la Optica Viviani y donde, en el primer piso, vivía Oriente
Calabrese", especificó la entrevistada.
Estas dos construcciones -aún cuando la última de
las mencionadas sufrió abundantes modificaciones-, son las
únicas en su estilo en Tres Arroyos. "El de Quintela
mantiene, en cambio, sus líneas puras. En la historia de
la joyería se cuenta que, en los años 30, se hizo
una remodelación del edificio, y se presume que, por el estilo,
fue en ese momento que se realizó el frente que nos interesa
mantener", puntualizó Marisa
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