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A SOLAS CON NESTOR CLAUSEN, IDOLO DE INDEPENDIENTE, CAMPEON
DEL MUNDO CON LA SELECCIÓN Y AHORA TECNICO DE HURACAN
"Me quiero quedar acá y para
quedarme necesito ganar"
Idolo en Independiente de Avellaneda y campeón
del mundo con la Selección Argentina en México 1986, sobresalió
como jugador. Como técnico, llegó a Tres Arroyos con la
premisa urgente de sacar a Huracán de la crisis y conducirlo, ya
en el certamen venidero del Nacional "B", hacia una obligada
buena campaña dado el magro promedio acumulado. A solas con "El
Periodista", Néstor Clausen se confesó en una entrevista
imperdible
¿De dónde sos?
De Villada, un pueblito muy chiquito de Santa Fe
¿Ahí empezaste a jugar al fútbol?
Sí, de chiquito empecé a patear. Me gustaba el fútbol
y mi sueño era ser profesional, me la pasaba todo el día
jugando
¿De ese club de pueblo cómo llegas
al fútbol profesional?
De Racing de Villada, pasé a Independiente a través de un
hincha, que cuando veía jugadores que tenían condiciones
los llevaba a probar, no como ahora que están los representantes
buscando hacer su negocio. Este era un hincha-hincha que pagaba todos
los gastos y no recibía ningún peso para él
¿A qué edad te fuiste a Independiente?
A los 16 años me fui a vivir en la pensión del club. Fue
bastante duro el desprendimiento con la familia, mis viejos lloraban como
locos. Antes había estado tres meses en Central, tenía 13
años y viajaba tres veces por semana. Era muy chico y en los pueblos
no se acostumbraba a que los chicos viajen solos, así que fui tres
meses y dejé
¿Cuándo debutás en Primera?
Fue rápido, porque llegué en el ´79 y al año,
el 17 de agosto del ´80 debuté, no había cumplido
18 años. Generalmente estás cuatro o cinco años esperando
la oportunidad, a mi se me presentó rápido y la aproveché
¿Contra quién fue el debut?
Contra Tigre, donde ganamos 1 a 0 con gol de Olguín de tiro libre.
En ese momento Independiente estaba jugando el descenso y era un partido
difícil. Jugué ese partido y hasta el próximo año
no volví a jugar. Después llega el "Zurdo" López
y me dio continuidad y a partir de ahí hasta el ´89 fui titular.
Debuté en el ´80 en Independiente y estuve hasta los primeros
días de julio del ´89 y de ahí me fui a Suiza hasta
el '94 a jugar en Sión
¿Cómo llegás a Suiza?
Mis abuelos nacieron en Suiza y el apellido Clausen es muy común
allá. Después del Mundial del ´86 me habían
mandado cartas, algunas en alemán otras en francés. Nunca
le di importancia y así como llegaban las tiraba. Un día
me llama por teléfono un español, preguntándome si
había recibido cartas del club y si conocía a mi familia.
Yo había escuchado a mi viejo y sabía que era originario
de Suiza. Me preguntó si tenía interés en ir a jugar
y les dije que si
¿Encontraste familiares allá?
Sí, parientes muy lejanos. Fue muy raro, porque en el pueblo de
donde era esa familia, Ernes, un pueblo de cien habitantes arriba de la
montaña, me hicieron una fiesta de recibimiento como que volvían
a recibir a alguien del pueblo
¿Te adaptaste rápido?
Tengo facilidad de adaptarme rápido. Se extraña, pero uno
se dedica a esta profesión y siempre fui de buscar el lado positivo
para estar bien. Hay muchos que pegan la vuelta y no se acostumbran. Como
jugador si andas bien estás en lo tuyo. Cuando no andás,
no jugás, ahí se te hace difícil. En Suiza me fue
muy bien, salimos campeones dos veces y se ganó la Copa Suiza,
un campeonato que nunca se había ganado
¿De ahí te volvés a la Argentina?
De Suiza voy a ver el Mundial de Estados Unidos. Allá me encuentro
con gente de Independiente, y el presidente me dijo: ´qué
bueno que vuelvas´. Pero cuando llego a Argentina me encuentro que
hay un dirigente que no quería que volviera, así que se
presentó Racing y me fui. Cuando termino un año después,
no se me presentaba nada y me llamaron de San Martín de Tucumán.
Estuve una semana allá y justo hubo una pelea entre el presidente
y el dirigente que no quería que vaya a Independiente y me llama
Ricardo Giusti para preguntarme si había firmado. Le dije que no
y me dijo que pegara la vuelta. Volví y salimos campeón
de la Supercopa. Estuve prácticamente dos años más
ahí
¿Te retiras en Independiente?
No, me hubiese gustado. Pero volvió ese dirigente y me tuve que
ir, hasta el día de hoy no entiendo por qué. Terminé
en Arsenal que estaba a siete cuadras de mi casa. El último partido
fue en mayo del ´98, cuando Arsenal estaba en la B. Un día
me levanté y dije ´basta´
¿Te habías cansado del fútbol?
Había perdido la motivación de ir a entrenar, ya es como
que te empieza a molestar que el hincha se crea que vos estás robando.
A mi no me daban más ganas y llegó una noche que estuve
sin dormir, me presenté al entrenamiento y me despedí de
los compañeros. Tenía 35 años. Lo venía madurando
pero fui así de golpe: al fútbol lo dejé yo. Muchos
han sufrido cuando el fútbol te deja. Acá fue una decisión
mía y pensé que iba a ser más duro
¿Cómo empieza tu carrera como técnico?
En Independiente, con divisiones inferiores. El técnico era Trossero
que me propone para dirigir la reserva. Después estuve como coordinador
general de las divisiones inferiores dos años. Independiente estaba
económicamente prácticamente quebrado, no se podían
traer jugadores y necesitaba que alguien lo dirija. Por eso es que empezamos
con Bochini, pero él vio que la mano venía pesada porque
no había equipo, se fue y acepté quedarme solo
¿Cómo te fue en esa campaña?
Tuvimos un muy buen comienzo, pero después perdimos partidos increíbles.
El hincha de Independiente te respeta pero cuando el equipo no gana, no
mide la situación por la cual está pasando el club. Mi mensaje
al hincha era que le estaba dando una mano al club, pero a los barrabravas
no les conviene que haya un técnico del club, les conviene alguien
con un buen contrato para que tengan su parte para los asados, entonces
dije ´basta´, no voy a ser insultado por ellos. Aguanté
lo que más pude hasta que un día me fui a Oriente Petrolero
de Bolivia. Estuve nueve meses, salimos subcampeón y me pegué
la vuelta porque tenía una deuda ahí. Después me
llama otro equipo de Bolivia, The Strongest, un equipo grande que hacía
diez años que no salían campeones y nosotros tuvimos la
suerte de salir bicampeones
¿Y de ahí a Chacarita?
Sí, a renegar con el descenso
Te gustan los desafíos...
Es que cuando vos llegás a un club en esa situación, es
normal. Si en ese entonces Chacarita estaba bien, a mi no me llamaban.
Sucede como acá, si Huracán estaba bien yo no estaría.
Lamentablemente un técnico llega cuando a otro colega no le va
bien
De Chacarita te fuiste porque dijiste que no lo
disfrutabas más, ¿tuviste mucha presión?
La presión era de irte al descenso, no de la gente. En Chacarita
para afuera hay una imagen que yo no la viví en ningún momento.
Jamás fue un barrabrava a apretarme, ni siquiera a pedirme plata.
La presión era de llevar como técnico una mochila de por
vida, de decir ´yo dirigí a este equipo y me fui al descenso´.
Para mi fue una experiencia muy importante, me siento orgulloso de haberme
quedado hasta el último partido. Dije que la iba a seguir peleando,
fui con la ilusión de pelear un ascenso y terminé peleando
un descenso. Muchas veces uno arma el equipo para pelear arriba y para
eso uno tiene que juntarse con jugadores de experiencia en la divisional.
A veces los dirigentes dudan en contratar técnicos que no tienen
experiencia, pero hay que tener experiencia para saber manejar un grupo,
la verdadera experiencia la tienen que tener los jugadores. No te sirve
de nada un técnico con experiencia si trata mal a los jugadores
y el clima es pesado
¿Hubo un técnico que te marcó
en tu carrera?
No me gusta alinearme atrás de nadie. De cada uno vas aprendiendo
cosas, pero uno tiene que ser uno mismo, no imitar. He aprendido de Bilardo,
de Menotti, de Pastoriza, del Indio Solari, aprendí cosas que uno
trata de aplicarlas. Hoy que soy técnico voy eliminando aquellas
cosas que me fastidiaban a mí para no fastidiar al jugador y para
que esté de la mejor manera posible, a gusto. Si bien es un trabajo
por el que hay que tener mucho respeto hay que ir con alegría.
Esto no es como otras profesiones que hay que levantarse a las cinco de
la mañana, es una profesión de mucho privilegio y no a todos,
pero a la mayor parte de la gente le gustaría jugar. Y si encima
te pagan es un privilegio
¿Cómo llegás a hacerte cargo
de Huracán?
Un lunes a las dos de la tarde me llama un empresario para decirme ´mirá
que hay posibilidades en Huracán´ y a las tres ya me dijeron
´venite´. Encontraron que tenía interés en venir,
me preguntaron cuándo y les dije que ya mismo llamaba a mis colaboradores
y venía para acá. Eso les gustó de mi decisión
de venir
¿Qué objetivo te propusiste?
El objetivo es demostrar que uno tiene capacidad de dirigir. El objetivo
principal es el de los dirigentes, para qué estamos y a dónde
apuntamos. De repente dicen ´queremos ascender´, entonces
tenemos que buscar los mejores del Nacional B porque uno mago no es. Los
técnicos que se creen que ganan los partidos parados al lado de
la cancha gritando y haciendo señas eso no existe. No soy así,
creo que el técnico tiene cinco o seis días a la semana,
trabajar y ser claro con el jugador. Si el jugador tiene capacidad, inteligencia
y memoria cuando llega a la cancha tiene que hacer las cosas bien. Si
la dirigencia tiene como objetivo ser un equipo fuerte en el Nacional
B, podés contar con otro tipo de jugadores que de repente están
peleando el ascenso. En el caso de Huracán, el año que viene
va a arrancar más abajo en el promedio del descenso y estamos obligados
a hacer una buena campaña.
Cuando descendió Huracán, el hincha pensó que iba
a ser más fácil volver a subir
No es así, por supuesto que el hincha cuando le agarra el gusto
quiere volver. El orgullo de Huracán de Tres Arroyos de haber tenido
equipos profesionales acá no se lo saca nadie. Es muy meritorio
el trabajo de los dirigentes al hacer la cancha por ejemplo. Si estos
eran dirigentes que estaban pensando cómo llevarse una moneda hubiesen
ido a Mar del Plata donde la recaudación hubiese sido más
del doble. Lo de Huracán fue un premio al sacrificio, la humildad
y el trabajo. El hincha se tiene que sentir orgulloso de eso y ver si
en el futuro con esos mismos elementos se puede llegar. El día
que esto crezca y sea una potencia económica, ahí si el
hincha tiene que exigir a los dirigentes
¿Con qué te encontraste cuando llegaste
al club?
Una cosa que me sorprendió para bien es la transparencia que hay,
hacía rato que no me pasaba. Vengo acá a Huracán
después de ocho derrotas consecutivas, tengo una charla con los
jugadores para preguntarles qué pasaba, cuánto les debía
el club y me dicen que están al día, salta otro jugador
y dice ´no es nada que estamos al día, salimos a la calle
y no nos dicen nada´. Entonces les dije: ´están en
el paraíso muchachos, qué están esperando, que los
echen, que tengan que ir a otro club que estén meses sin cobrar,
donde los hinchas te apretan´. Lamentablemente hay quienes se dan
cuenta de donde están cuando se tienen que ir. A la semana de esto,
les dije ´Muchachos, yo me quiero quedar acá y para quedarme
necesito ganar, que estén bien, que se maten dentro de la cancha
porque si no ganan, muchos de ustedes como yo nos tenemos que ir a renegar
a quien sabe donde´. Hay muchos jugadores que quieren venir acá,
porque se sabe esto. Estoy seguro que muchos cuando perdieron ocho partidos
seguidos deberían pensar ´qué quilombo deben tener
ahí´. ´Sí, un quilombo bárbaro, estamos
al día, salimos a la calle y no nos dicen nada´, entonces
quién no va a querer venir acá. Pero no hay que aprovecharse
de esto. Acá si se pierde y da lo mismo no quiere decir que me
voy a reír o cruzar de brazos. Quiero trabajar por orgullo propio,
quiero ganar siempre, no estoy esperando que un hincha me venga a apretar
para laburar. Uno tiene que darle alegría a la gente, si vos perdiste
no le diste alegría. A mi me cuesta salir a la calle y ver a ese
hincha que no está contento porque el equipo perdió. Acá
hay que luchar por el respeto. Ese respeto se lo ha ganado el club, el
"Chavo" Anzarda y me siento responsable de que ese respeto se
siga manteniendo y el jugador lo tiene que sentir así. Tenemos
que demostrar por qué vivimos de esto, sino cualquier perejil viene
y juega a la pelota, y no es así.
MEMORIAS DE UN CAMPEON
DEL MUNDO
"Bilardo me sacó bien, a mí
la altura me afectó demasiado"
¿Cómo llegás
a la Selección?
En el año ´83 yo estaba pasando por un buen momento
en Independiente. Bilardo cuando agarra la selección estaba
en Estudiantes y los primeros partidos jugaba Canino, otro lateral.
Después de cuatro o cinco meses que Bilardo había
agarrado como técnico me convocó. Tenía veinte
años y estuve desde el ´83 hasta el ´89
¿Te imagináste estar ahí
alguna vez?
Me imaginé ser jugador, pero después se van cumpliendo
objetivos. Uno de pibe quería ir a un club a las inferiores,
después cuando estás querés llegar a Primera,
cuando llegás, querés salir campeón, después
la Selección
En México jugaste el primer partido
contra Corea
Sí, ganamos 3 a 1. Soy conciente que Bilardo me sacó
bien, a mí la altura me afectó demasiado. Mi forma
de jugar era de mucho despliegue físico y de repente a mi
la altura me quitaba el aire que yo necesitaba, no llegaba, así
que los cambios a Bilardo le dieron resultado. No tengo ningún
reproche por hacer, al contrario, Bilardo ha hecho trabajos personales
conmigo para tratar de ayudarme y a mi me costaba
¿Y después de la Selección
qué?
Después tenés que seguir con humildad y sacrificio
siendo el mismo profesional por respeto a esta profesión.
Porque en definitiva el jugador de fútbol si llega a ganar
dinero y conocer países es gracias al fútbol y hay
muchos que se confunden y empiezan a perder respeto a la profesión
y no solo a eso, sino al hincha porque si el fútbol existe
es gracias a la pasión del hincha.
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