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El Periodista de Tres Arroyos

 

El Periodista

 

La tresarroyense Viviana Risso, directora general de El Casco Art Hotel en Bariloche
Cada uno de los 33 cuartos de El Casco está dedicado a un artista. Entre otros, Soldi, Alonso, Butler, Lascano, Bertani, Molina Campos, Quirós y Quinquela Martín. Todos argentinos

 

 
MUNDIALMENTE FAMOSO, "EL CASCO ART HOTEL",
EN BARILOCHE, ES REGENTEADO POR UNA TRESARROYENSE

El arte de la hospitalidad

Una tresarroyense regentea, en Bariloche, el único hotel decorado con la obra original de pintores argentinos y que es propiedad del marchand, escritor y galerista, Ignacio Gutiérrez Zaldívar. "Suerte de gerente o directora general" de El Casco Art Hotel, Viviana Risso se brindó a un distendido diálogo con "El Periodista" y contó increíbles detalles de este establecimiento boutique que "es una pinturita". Exclusivo

Hay un lugar único, donde al imponente paisaje del lago Nahuel Huapi se le suma la oportunidad de despertar, desayunar o dormirse mientras se contempla la obra de los artistas plásticos más importantes de la Argentina. Es El Casco Art Hotel, en Bariloche, propiedad del marchand, escritor y galerista Ignacio Gutiérrez Zaldívar y que exhibe en su espectacular edificio parte de la Colección Zurbarán, integrada por los nombres de Raúl Soldi, Fernando Fader, Quirós, Quinquela, Bertani y muchos otros.
Allí, en medio de este marco incomparable, la tresarroyense Viviana Risso gerencia esta inusual propuesta hotelera que es sinónimo de calidad, elegancia y sofisticación. Con la impronta de la baronesa von Ellrichshausen, creadora de El Casco original y que vive aún en la casa contigua, y las mejores expresiones del arte argentino, Viviana recibió a "El Periodista" para compartir su rica experiencia y su inmejorable presente.

¿Desde cuándo estás en El Casco, Viviana? ¿Cuál es tu rol en el hotel?
Desde la apertura, el 15 de diciembre de 2006. En realidad, desde un año antes estuve viajando mientras se hacía la obra. Soy una suerte de gerente, o directora general.

¿Ya habías trabajado para Gutiérrez Zaldívar?
No. Trabajé para terceras personas cuando era chica, recién recibida. Pero después abrí "Los Notros" (N. de la R.: la impactante hostería ubicada frente al Perito Moreno), hace 19 años. Un emprendimiento personal que compartí con mi marido y mi familia, y nos instalamos en El Calafate. Esa fue mi primera experiencia hotelera, hasta que me incorporé a este proyecto.

Y tu familia de origen quedó en Tres Arroyos…
Mi familia tiene campo en Tres Arroyos desde el año 1870, "Las Dos Hermanas", pegado a San Francisco de Bellocq. Yo hice la primaria y secundaria en la ciudad, y después, sin que me dieran opción ninguna, me fui a estudiar a Buenos Aires, aunque en aquel momento hubiera preferido quizá algo más cercano, como Tandil o Bahía Blanca. Pero fui a Buenos Aires como mis hermanos.

¿Y qué elegiste estudiar?
Me gustaba Derecho -papá era abogado-, pero me decidí por Ciencias de la Educación en la UCA. Pensé que era más amplia la formación en esta carrera, con una base de psicología muy importante, y después estudié Recursos Humanos en la Universidad de Belgrano. Ciencias de la Educación resultó ser una carrera muy idealista, y como mi personalidad es de poca paciencia como para esperar que la educación mejorara, me dediqué a capacitar adultos. Hice una experiencia muy buena en una consultora, Harteneck y López, y me dediqué a la capacitación en servicios trabajando para otras empresas. La hotelería surgió después, como emprendimiento personal, aunque también en Los Notros me dediqué a la capacitación, porque empezamos con seis empleados y terminamos siendo 140, así que seguí trabajando en lo que era lo mío, y en mi propia empresa. La compartí con mi esposo, que tuvo la visión del negocio y se ocupó de generar el proyecto, definir y desarrollar el producto. Hoy, después de nuestra separación conyugal y comercial, Los Notros sigue funcionando a pleno -él está un poco más sobre el hotel que yo, aunque sigue siendo de los dos-, y está manejado por gente que nosotros mismos formamos.

¿Cómo surge tu vinculación con El Casco?
Era complicado seguir una obra como esta desde Buenos Aires, a tantos kilómetros de distancia. Me delegaron la supervisión de los trabajos para que se lograra terminar el hotel, y la tomé con la intención de definir la fecha de apertura e ingreso del primer pasajero como para que se empezara a recuperar el negocio. Con una casa se puede estar diez años y no pasa nada, pero con un emprendimiento así es indispensable empezar a recuperar la inversión. Mi tarea fue desde la supervisión de la obra propiamente dicha hasta la selección del personal, la definición del perfil de servicios y la estructura de ventas; aprendí mucho además y me divirtió ocuparme de la decoración, porque me dieron todas las opciones posibles, y el concepto de hotel temático en arte me pareció muy interesante. Cuando se dividió la sociedad, Gutiérrez Zaldivar me convocó para manejar no sólo el aspecto operativo del hotel, que se hace in situ, sino también el comercial, que se concentra en Buenos Aires.

¿Te convocaron a partir de tu experiencia en Los Notros?
Sí, porque es un hotel boutique del mismo tamaño. Son 33 cuartos en los dos casos, se trata de un tamaño en hotelería muy personalizado, muy téte a téte.

Este tipo de hoteles boutique debe tener un público especial. También este aspecto debe haber sido para vos muy interesante…
Comparten el target por la tarifa, pero si hay ciertos grupos de personas que pueden coincidir. En Patagonia Sur se recibe más a europeos, mientras que aquí recibimos más estadounidenses y también latinos: brasileños, venezolanos, mexicanos y colombianos, un público que a Calafate recién está llegando. Es decir que es el mismo target, pero diferente composición. De todas maneras, para mí cada proyecto es un desafío. Los Notros es un lugar distinto, con una vista que produce un empuje enorme, porque tener un glaciar enfrente es algo único en el mundo, y hemos tenido la suerte de que se nos haya dado el momento particular de explotarlo.

¿Cuánta gente trabaja en El Casco?
Unas 40 personas.

¿Cuántos son los cuartos? ¿Cómo son? ¿Qué lugar ocupan las obras de arte en el hotel?
Son 33, y en cada uno hay obras de un artista. En los de mayor tamaño hay hasta 10 obras, mientras que en los más chicos hay cinco. Están divididas en tres categorías, las Nahuel Studio, que son 26; las Corner, que son 5, algo más grandes; y las Master Suites, de 95 metros, dedicadas a Soldi y Quirós. Cada cuarto está dedicado a un artista, entre los que están Alonso, Butler, Campos, Lascano, Bertani, Molina Campos, Quirós, Quinquela Martín. Todos argentinos

Imaginamos que en la elección habrá participado el propio Gutiérrez Zaldívar…
Sí, a mí me gusta la estética pero sin duda el encargado fue él, que hizo el trabajo de seleccionar hasta el lugar donde iba a estar ubicada cada obra. No fue fácil, porque su galería tiene más de 5000 obras dispersas por toda Latinoamérica, y aquí tenemos, entre pintura y escultura, unas 300. Me encanta, porque de alguna manera siempre estuve vinculada con el arte, sobre todo desde lo estético, inclusive tenía material de Zurbarán desde hacía mucho tiempo, pero no soy conocedora. Uno de los méritos de Gutiérrez Zaldívar fue el de elegir un equipo que pudiera trabajar de la manera que lo hacemos aquí. Está Fernando Trocca como chef; está Carlos Thays, nieto del famoso paisajista, en el diseño del jardín, y convocamos al Estudio Diz, el más importante de la Argentina, para la iluminación del hotel, que era un trabajo verdaderamente especial. Un equipo de lujo.

Es que la presencia de obras de arte habrá generado la necesidad de una iluminación y una decoración particulares…
Sí, y no se trata de la clásica luz a los cuadros, sino de una ambientación particular que incluye un entorno natural realmente increíble, con la presencia del Lago Nahuel Huapi, y una decoración que no incluye a las obras, sino que está hecha en función de atraer la atención hacia ellas. Parece más la casa de un coleccionista de arte que un hotel con cuadros. Los mejores hoteles del mundo tienen sus obras de arte en el lobby, si son muy importantes pueden llegar a 25, más unas 10 que pueden estar ubicadas en la suite presidencial; en Barcelona podrán llegar a tener unas 50 o 60, pero en ningún lugar del mundo un hotel llega a tener, en obras de arte, una cifra igual a la que se invirtió en su construcción y equipamiento. Este es un caso único.

¿Vos vivís allí mismo, en Bariloche?
Le alquilo una parte de su casa a Ruth, la dueña del antiguo hotel El Casco, que vive aquí y tiene 90 años. Son suites del edificio anterior, que brilló en los '70 con una atención muy especial y una cocina espectacular, y se convirtió en una verdadera marca de calidad gracias al esfuerzo de ella, su esposo y la gente que trabajaba para ellos. Por eso mismo compramos el nombre, y tenemos un montón de clientes que se remiten a aquellos años y tienen a El Casco como lugar de excelencia. Fue el primer relais chateau de la Argentina, un lugar de alojamiento de lujo. Y yo alquilo la suite que Ruth preparó para recibir a sus amigos de Europa.

¿De la construcción original sólo quedan esas suites y la casa de la baronesa?
Sí, porque quisimos rescatar el antiguo edificio, del que tenemos algunas vigas en el lobby, pero por cuestiones técnicas han cambiado las medidas de los cuartos, de las ventanas, y no era posible acceder a un tarifario sin garantizar el cumplimiento de esas medidas sobre todo en cuanto a las vistas, máxime cuando está la naturaleza por delante. No quedó otra que hacer una obra ciento por ciento nueva, y por cierto muy importante en cuanto a inversión.

¿Tenés hijos? ¿Viven con vos?
Martina, de 17, vive con su papá en Buenos Aires, y Francisco, de 16, está aquí conmigo. Cuando decidí venir a hacerme cargo de El Casco, Martina, en plena adolescencia, eligió su colegio y sus amigas, y su hermano vino para acá.

¿Trabajás full time para El Casco o tenés tiempo para hacer otras cosas? ¿Viajás a Tres Arroyos?
Estoy dedicada al hotel. Por eso me gustaría ir más a Tres Arroyos. Hace poco viajé al campo, a festejar el cumpleaños de mi mamá, y me resultó muy corto. Mamá vive en la ciudad, pero nosotros, criados en el campo, adoramos ese lugar y lo extrañamos mucho. Tengo contacto con mis amigas del colegio, por Internet, pero debería ir mucho más, porque a Tres Arroyos y a su gente les tengo un cariño muy grande.

La historia de El Casco
La baronesa alemana Ruth von Ellrichshausen llegó a la Argentina en 1950. Con su marido Alfred planeó, construyó -al estilo del hotel favorito de la familia, Cala de Volpe, en Cerdeña-, y dirigió el hotel El Casco. En 1970, terminaron la construcción de 20 habitaciones, luego de dos décadas de intensa labor.
La cocina de Ruth era un gran atractivo, sumado a un refinadísimo ambiente europeo, decoración exquisita, un clima de natural elegancia y por supuesto con el incomparable paisaje del Lago Nahuel Huapi.
Huéspedes provenientes de todas partes del mundo, figuras conocidas de la política, del deporte, del arte y del gran mundo frecuentaron El Casco. "En esa generación quedó un lindísimo recuerdo de su sello particular, y en el día de hoy, argentinos y extranjeros lo recuerdan con mucho cariño y retornan para conocer el nuevo El Casco", aseguró Viviana Risso a "El Periodista".
Ubicado a quince minutos de la ciudad de Bariloche, y tras largas temporadas de éxito, El Casco cerró sus puertas durante siete años hasta que Ignacio Gutiérrez Zaldívar compró la propiedad. En diciembre de 2006 se reinauguró el hotel y Ruth conservó su casa contigua, donde hoy vive.
El proyecto de remodelación estuvo a cargo del arquitecto Julio Coccifi, y el Ingeniero Carlos Thays, y el nuevo edificio se construyó con una premisa clásica pero contemporánea. Si bien lo único que se conservó del antiguo Casco fue una escalera de caracol de madera y hierro, sus hacedores preservaron el espíritu que le imprimieron sus antiguos dueños.
Cada una de las treinta y tres habitaciones tiene vista al lago Nahuel Huapi que se encuentra a tan sólo 40 metros y está decorada con obras del artista que le da nombre. Por lo cual el huésped puede elegir entre, la Suite Fader, Bertani, Quirós o Soldi, y esta última es la más grande (110 metros cuadrados con terraza hacia el lago).
El restaurant de cocina Gourmet, distinguido por la Academia Argentina de Gastronomia con el "Gran Premio Mejor Proyecto Hotelero", ofrece exquisitos platos realizados con productos de la zona.


 
 
El Periodista de Tres Arroyos
Tres Arroyos, Pcia. de Buenos Aires, República Argentina