Municipalidad Tres Arroyos

notas edicion de papel

UN ANALISIS COMPARTIDO CON EL ECONOMISTA TRESARROYENSE ROBERTO VASSOLO

Perdidos en la grieta

El fenómeno del enfrentamiento político que se hace cada vez más virulento a nivel nacional, se repite -con sus matices- en el ámbito local. Por la grieta se caen oportunidades de inversión, proyectos de desarrollo, pero lo que es más grave: no se solucionan los problemas. Roberto Vassolo coescribió “El negocio de la grieta”, y “El Periodista” le propuso analizar lo que nos pasa

Noviembre 2022
“Resolver bien los problemas favorece a todo el sistema de decisión social; no hacerlo, de un modo que no permite progresar, traba todo”, asegura Roberto Vassolo

Hay un clima de especial virulencia en la política nacional, que es transversal a todos los sectores. Al enfrentamiento entre los oponentes tradicionales (por caso peronistas y radicales) se suma también un cada vez más acentuado conflicto que es interno a las coaliciones en disputa. La UCR contra sus socios del PRO y viceversa, la eterna interna peronista y la irrupción de expresiones asociadas a la ultraderecha alimentan cotidianamente ese escenario que desde hace algunos años empezó a ser llamado por algunos medios -a los que habrá que contar entre los favorecidos- “la grieta”. Tan cierto es que como es arriba es abajo, que la sociedad reproduce esos mecanismos de división, que encuentran en las redes sociales su vía de expresión más inmediata. El odio campea. Y atasca. Mientras esas discusiones llegan al paroxismo de la violencia explícita -hubo un atentado contra la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner- el país está sumergido en una inflación terrorífica y el año que viene hay elecciones. ¿Proyectos? Bien, gracias. “Basta de todes”, dice el afiche de publicidad política de un precandidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, sumida en un grave problema de sequía que pone a la producción primaria contra las cuerdas. Pero hay que ir contra el lenguaje inclusivo. Todo un síntoma.
¿Qué pasa por casa? En Tres Arroyos, el oficialismo vecinalista suele quejarse de que “se cerró la grieta”. Acostumbrado a una hegemonía de largos años con mayoría propia en el Legislativo, los magros resultados en las legislativas y la aparición del PRO como parte de su vieja interna, fueron acotando su disponibilidad de bancas y hoy está empatado en seis con las dos fuerzas opositoras: el peronismo y la alianza Juntos. Que para peor, le complican el escenario votando “en su contra” en varias oportunidades.
Con los protagonistas parados en lugares diferentes, esta situación está, sin embargo, lejos de configurar un escenario político sin enfrentamientos. Más bien todo lo contrario. En los últimos meses, desde un pedido de interpelación hasta la posibilidad de concesionar un parador en la playa vienen siendo objeto de innumerables debates, en los que podría estar en discusión un proyecto de desarrollo turístico para nuestras costas. No es cierto, como argumenta el oficialismo, que el tema no sea lo suficientemente importante como para que se brinden explicaciones: la principal localidad balnearia exhibe un crecimiento desmesurado -300 nuevas conexiones de energía eléctrica se pidieron en el último año- y un problema de erosión costera que se hace cada vez más evidente, y algunos inconvenientes en la provisión de servicios. Todo un conjunto de cuestiones que evidencia la necesidad de planificación, de un proyecto turístico sustentable. Pero aunque esto aparece en el discurso de unos y otros, en la práctica el tiempo se desvanece en discusiones sobre la instalación de un parador, que tampoco forma parte de un proyecto de fondo sino que responde más bien a una decisión del momento.
Algo parecido pasó con una comisión que monitoreaba el funcionamiento de los geriátricos. Alusiones constantes a supuestos hechos de violencia, que no tuvieron necesariamente reflejo en el ámbito judicial -donde se los podría haber investigado y sancionado-, falta de acuerdo en cuestiones de forma y retaceos de información terminaron en la disolución del grupo. Y los problemas de estos espacios, que alojan a población especialmente vulnerable, probablemente sigan sin resolverse.
Estos son solo ejemplos en los que se hace visible el eje de la cuestión: por la grieta se va toda posibilidad de resolución de problemas. De creación de proyectos. La propuesta es la gran ausente; lo importante es invalidar la postura del otro.

En busca de acuerdos
Aunque prescinde del análisis de lo local, porque no conoce sus aristas, Roberto Vassolo es tresarroyense, autor de “El negocio de la grieta” (Galerna) junto con Santiago Sena y una voz que es absolutamente pertinente consultar para analizar este fenómeno. Es economista, profesor en Estrategia e Investigador del CONICET; es PhD. en Strategic Management de Purdue University, tiene un posgrado en Economía por la Universidad Di Tella y es licenciado en Economía por la Universidad Católica Argentina. Algunas de sus investigaciones han sido publicadas en Harvard Business Review, Strategic Management Journal, Academy of Management Journal y Organization Science, entre otras. Es autor, además de “El negocio de la grieta”, de los libros Dirección Estratégica en Países Emergentes y Strategy as Leadership: Facing Adaptive Challenges in Organizations, publicado por la Universidad de Stanford.
“El negocio de la grieta” propone construir acuerdos. Porque advierte que en los países que progresan existen intereses, posturas, ideologías, paradigmas y opiniones diferentes, y aún representados en bipartidismos marcados, hay diálogo y mecanismos para resolver los conflictos. Sin esos mecanismos no hay crecimiento posible.
“La manera de resolver los problemas en una sociedad se espeja: cuando quienes están arriba lo hacen de manera violenta, eso baja, y lo que sorprende es que hasta se refleja en el modo de resolver los problemas en las empresas. Por eso es tan nocivo para la sociedad: resolver bien los problemas favorece a todo el sistema de decisión social; no hacerlo, de un modo que no permite progresar, traba todo. Por eso la génesis del libro nuestro tiene que ver con cambiar el qué discutimos por cómo discutimos. He escuchado un montón de ‘qués’, incluso de partidos muy opuestos, y me parece que están muy bien, el tema es cómo los discutimos. El problema central que hemos construido como nación, que no es un problema solo de Argentina -está muy arraigado en Occidente, lo vemos en Brasil, en Chile, en Estados Unidos- es el mecanismo que llamamos grieta, y consiste en desplazar el problema por la búsqueda de un culpable”, advierte Vassolo.
Entonces, al no aparecer el problema en la discusión, es imposible que aparezca el proyecto que lo resuelve…
Exacto. ¿Cómo funciona este mecanismo? Combina una falacia que ya los griegos habían advertido, que es la falacia ad hominem, que desacredita un argumento por el origen o la persona que lo dice; con una carga emocional de amigo-enemigo, y así se traba totalmente el diálogo social. Y en el sistema de la grieta hay ganadores; voy a hablar de Argentina, no de Tres Arroyos porque estoy lejos. Pero este status quo tiene beneficiarios: hay políticos con privilegios exorbitantes, protección a empresarios de Tierra del Fuego que no resiste análisis, un país condenado a la decadencia tecnológica y en el que los que más pierden son los pobres, sindicalistas millonarios con trabajadores cada vez más empobrecidos, dirigentes sociales que están de los dos lados del mostrador porque agarran millones y se pagan los planes ellos mismos. El proyecto de nación queda así sepultado bajo los que llamamos los wicked problems (aquellos que por su complejidad de factores intervinientes parecen imposibles de solucionar). Para esto nadie tiene la receta. Volvamos al tema del sindicalismo: hoy está desapareciendo en distintos lugares del mundo, muchas economías lo están poniendo en tensión. Porque el verdadero problema es cómo defender el trabajo en las próximas décadas. Y si se parte de los derechos ganados, se traba la discusión y no aparece la solución. Que nadie la tiene, obviamente, tendrá que nacer de un diálogo entre el sector público, los empresarios, los sindicatos. Hay que construir ese diálogo. La naturaleza del problema requiere un abordaje diferente.

La división en Argentina
Roberto Vassolo cita, como un enfoque interesante para analizar el fenómeno de la grieta, el libro de un profesor de Harvard, Arthur Brooks, “Love your enemies” (‘Amá a tus enemigos’). Título con un epígrafe al menos provocador: “cómo la gente decente puede salvar a América de su cultura de desprecio”. “Analiza la grieta en Estados Unidos. Ya habíamos terminado de escribir el nuestro, con Santi, cuando lo leímos, y quizá el enfoque es distinto. Pero sucede que esto es Argentina, y nuestro desafío es mucho más grande que el de Estados Unidos: el país no crece hace 50, 60 años. La pobreza se ha multiplicado por cuatro o cinco. Y con su ciclo electoral cada dos años, la grieta es el mejor mecanismo para que no pase nada: porque en el mejor de los casos, uno pondrá unas leyes que sacará el que venga dentro de cuatro años. Vivimos en un péndulo en el que lo único que se mantiene son los privilegios; se ha trabado todo el debate social”, sostiene.
¿Y qué propone “El negocio de la grieta”?
No inventamos nada. Estábamos en plena pandemia y nos preguntamos qué hacer por este país trancado, y tomamos literatura que ya existe. Lo que recomienda es volver a poner el problema en el medio; no tenemos que permitir, como ciudadanos, el ataque. Depende mucho más de la madurez de los ciudadanos: las elites, los dirigentes, tienen que cambiar, pero nosotros tenemos que dejar de caer en la trampa. Hay un 25 por ciento de fanáticos de uno y otro dirigente que van a seguir siéndolo. Son millones de personas. No vamos a poder poner en marcha el país si no los incluimos, y con buscar un voto más no alcanza; el dolor de la transformación es tan grande que no tiene sustento. Entonces, el libro tiene un primer tercio para diagnosticar esos absurdos de la Argentina que hacen que nos salgamos del mundo, y el resto de cómo se arreglan estas cosas. Y para construir soluciones, hay que poner primero el problema en el medio y empezar a construir puentes: es necesario generar niveles mínimos de confianza entre gente que piensa distinto; ámbitos de encuentro. Un buen ejemplo es lo que pasó con rusos y norteamericanos cuando era indispensable que cooperen en el proyecto de la Estación Espacial: al principio parecía imposible. Entonces se propusieron actividades afuera, encuentros familiares, aprendizaje del idioma del otro, un mínimo de intercambio y de construir por fuera hasta que finalmente se logró el proyecto conjunto.
A pesar de venir de una generación fallida, yo soy optimista: el desafío es volver a poner los problemas en el centro, para hablar de ellos y no del ataque. Y hacerlo en serio, porque el otro día me puse a leer un artículo en el que se proponía ‘basta de grieta’, inmediatamente me dije ‘qué bueno’, y… Era todo grieta.
Y algo más. A Santi Sena, que participó en política, le preguntaron una vez si realmente los dirigentes se pelean tanto como parece. Y la verdad es que los de arriba no se pelean. Se pelean desde los estamentos medios hacia abajo. Por eso hace falta que bajen, como sociedad necesitamos compartir más.
Porque además ahora irrumpió la violencia…
En general locos hay en todos lados, pero donde el ambiente es propicio, esas plantas de locura crecen más fácil, y es probable que sigan creciendo. Argentina hace un culto a la patota, acá gana el que grita más, el que frena una ciudad. Por eso tenemos que hablar más de los que se benefician con este sistema: la grieta es un negocio. Y no es viable como negocio masivo: sólo beneficia a minorías. Hablemos más de los políticos millonarios, de los empresarios millonarios e ineficientes, de los sindicalistas millonarios con trabajadores pobres.

Vientos de cambio

¿Pudiste medir algún tipo de repercusión del libro? ¿Ves en algún lugar una luz, una expectativa de cambio?
Para mí el último coloquio de IDEA fue sorprendentemente positivo; no puedo arrogarme que nosotros tengamos algo que ver, no lo puedo decir. Pero le doy una significancia múltiple a lo que pasó: el empresariado trató de construir diálogo, y empezó a hablar con una voz que antes no tenía. Uno de los problemas de Argentina fue que el empresariado fue totalmente neutralizado en el diálogo social; fue el chivo expiatorio perfecto del desastre del país. Por eso, que hablen de diálogo, que tomen posiciones y que trae los temas a discusión y acción me hace ser optimista, bastante más de lo que socialmente se ve.
Y también en algunas posiciones políticas -aunque yo no adscriba a ninguna, porque en general siento que cuando un político habla dice cosas muy distintas a las que yo quiero decir- y en el debate social empieza a aparecer sobre la mesa que si no hacemos acuerdos grandes no salimos. Eso me permite ser optimista. Yo creo que, al costo de haber perdido a gente que se ha ido en los últimos años del país, hay una mayor conciencia en la sociedad del fracaso del modelo.
Una de las cosas que decimos en el libro, a modo de tip, es que el Twitter es interesante para comunicar información, pero su modo anónimo del grito es nefasto para el diálogo social.
¿Alguno más?
Poner el problema en el medio y no las personas; construir un ambiente contenedor mínimo, y cuando dialogamos hacer los mapas de pérdidas. En un libro que sacamos este año con mi esposa hablamos del modelo de la P espejada: en general uno tiende rápidamente a acordar prioridades estratégicas, en una empresa, en un país, pero como no se abordan adecuadamente las pérdidas sistémicas, que habitualmente están distribuidas de modo heterogéneo, esas prioridades no se cumplen. Siempre que pienso en una prioridad, de una Nación, de un país, de un municipio, tengo que pensar en los actores involucrados y en sus pérdidas: porque si hablamos de educación, por ejemplo, no es lo mismo qué va a perder en un proceso un docente, que un director, que un alumno y que un padre; y recién ponderando las pérdidas se podrá lograr que el sistema avance en la consecución de esas prioridades.

Roberto Vassolo (izq.) es economista, investigador del CONICET, docente y autor de “El negocio de la grieta” junto a Santiago Sena

Roberto Vassolo (izq.) es economista, investigador del CONICET, docente y autor de “El negocio de la grieta” junto a Santiago Sena

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