LA “BIBLIOTECA ANDANTE” DE CECILIA GROPPA EN LAS CARCELES
Libros que traspasan muros
Para Cecilia, la palabra en contextos de encierro puede hacer magia. Por eso se propuso crear una biblioteca que pone en circulación material escrito en penales e instituciones de menores. Y compartió sus experiencias en una profunda charla con “El Periodista”
¿Por qué decidió entrar en el mundo de los libros?
Mi acercamiento al mundo de los libros es algo que viene desde muy pequeña. Tengo recuerdos muy claros de los fines de semana atacando la mesa de luz de mi abuela paterna, ella era muy lectora, socia de dos bibliotecas en la ciudad, siempre tenía muchos libros y me apasionaba verlos, era lectura que no correspondía a mi edad, pero si podía un ratito leía de una manera independiente. Luego estaban las lecturas de jardín o la escuela primaria.
Éramos de ir mucho a la biblioteca con mi abuela, sobre todo en verano. Cuando fui más grande me hice socia y comencé a ir sola. Lengua era mi materia favorita en la escuela. La cuestión de los libros estuvo siempre dando vueltas, mi juego en la infancia era ser bibliotecaria.
La vida me llevó por otros caminos. Pero siempre leyendo, siempre el gusto por la lectura estuvo presente, hubo momentos de la vida en que leí más, otros menos, pero siempre los libros estuvieron a mi alcance.
Estudié el profesorado de Literatura en Tres Arroyos por esta misma pasión, sabía que debía ir por este lado, por diversas cuestiones no terminé la carrera, pero fue un proceso de cinco años cursando y los libros jamás se alejaron. El proyecto de la biblioteca andante tiene que ver con todo este recorrido; son y fueron búsquedas de intereses, de aprendizajes y decantaron en este proyecto.
¿Cómo y cuándo se crea la biblioteca andante?
Surge de un interés personal en el año 2017, más o menos en junio, cuando a través de las redes sociales tomo conocimiento de la existencia de muchas producciones literarias y no literarias, como por ejemplo revistas o crónicas. Estos mismos estaban realizados en talleres de escritura en contextos de encierro, por ONG, proyectos de extensión de las universidades, particulares, etc.
Luego también conozco por redes sociales el libro de un poeta, que en ese momento se encontraba privado de la libertad en la Unidad Nº48 de José León Suárez, tenía dos libros que había publicado a la venta, entonces me decido por realizar el pedido y cuando llega a mis manos la poesía de Martín, “Agua Quemada”, quedé fascinada y consideré que debía darse a conocer. También seguramente existían muchas producciones de este tipo que no estaban circulando. Es decir, que se conocían en su contexto de producción, dentro de las mismas cárceles o universidades que tenían estos proyectos de extensión, como así también en las organizaciones o eventos académicos relacionados con la temática, pero no entre personas que no tienen contacto con lo que es el mundo de la cárcel.
Ahí empezó la idea de conseguir diversos materiales, para poder hacerlos circular, estas producciones deben ser leídas, deben ser conocidas, incluso debatidas por el interés que causan sus temáticas, sus estilos o vocabularios.
Palabras circulando
¿De qué manera describiría a esta biblioteca para quienes no la conocen?
La Biblioteca Andante, tiene como objetivo principal difundir los textos escritos en contextos de encierro, más allá de los espacios habituales de circulación, que serían justamente los antes mencionados.
La idea es generar espacios de lectura, de discusión de textos. También realizar lecturas con personas que se encuentran en situación de encierro, para intercambiar experiencias en torno a sus escritos. Al ingresar a una unidad penal realizábamos actividades en las cuales se leían textos redactados en otras unidades, generando situaciones de asombro, o que se animen a escribir, que se den cuenta de que pueden hacerlo.
A grandes rasgos queremos dar a conocer todo lo positivo que se genera en estos espacios de talleres de lectura y escritura. Para que la sociedad comience a cuestionar ese imaginario colectivo que está tan negativamente estereotipado con respecto a las instituciones de encierro y a las personas que se encuentran en esos espacios.
Además poder realizar estas actividades, difundir estos textos, sobre todo los que tienen que ver con crónicas, con revistas o textos autobiográficos, permite que se puedan dar a conocer las trayectorias de vida de estas personas, que en general tuvieron su primer acercamiento a la palabra escrita en un penal. Muchos casos, lo digo por experiencia, por transitar y conocer estos lugares, una vez recuperada su libertad pudieron ser conscientes del impacto que tuvo en su vida la escritura y la lectura a través de estos proyectos, como bibliotecas barriales, realización de voluntariados o la continuidad de los estudios superiores al darse cuenta del empoderamiento de la palabra escrita.
Este es un proyecto individual, que surge desde un interés personal, pero que en realidad es un proyecto colectivo en el sentido de que la biblioteca se arma gracias al aporte de las instituciones. Entonces las actividades que realizamos dan cuenta de que estos objetivos que tenemos pueden ser llevados a cabo y que tienen resultado.
¿Cómo llegan los libros a esta biblioteca?
Debo aclarar que esta biblioteca deja de andar durante la pandemia, porque la mayor parte de las actividades que realizábamos tenían que ver con ingresar a unidades penales, asistir a eventos de escritura o de lectura que organizaban las universidades o dar charlas en los institutos de formación docente.
Las producciones dentro de las cárceles empezaron a menguar porque los talleristas no podían entrar, entonces donde no había acceso a la virtualidad los talleres comenzaron a funcionar menos. En el año 2020 tuvimos un importante freno que continuó en el 2021.
Pero en ese momento cuando inicia el proyecto, lo primero que hice fue buscar en redes sociales cuáles eran las organizaciones, proyectos de extensión, las universidades o grupos de voluntariados que tenían proyectos y contactarlos. Buscaba explicarles la idea de la biblioteca, para así luego solicitarles el material en caso de que estuviera digitalizado. En muchos casos me llegó de esa manera, pero otras personas se pusieron sobre el hombro la idea de la biblioteca armando cajas con libros, para enviarlas a la ciudad.
Llegaron libros de la Unidad Nº23 de Florencio Varela, no desde dentro de la unidad, sino de las producciones de ellos. Cajas de La Plata, también de los proyectos de extensión de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, algunos en otros espacios que estaban en venta y que fui comprando.
Tuve la oportunidad de participar en un encuentro de escritura en la cárcel, en donde se expusieron producciones y pude comprar algunas. Otras eran a voluntad. Cuando la biblioteca se empezó a hacer más conocida ya en los eventos que se realizaban en los penales me esperaban con las bolsitas de materiales preparadas. Lo mismo en congresos que estuvimos participando.
Por eso vuelvo a insistir que es un proyecto colectivo, realmente lo que generó la idea de la biblioteca fue justamente esta posibilidad de hacer llegar el material a lugares impensados, como por ejemplo la plaza San Martín o el Parque Cabañas. Incluso los Institutos de Formación Docente que no tenían idea de todo lo que estaba pasando a lo largo y ancho del país con este tipo de producciones que son innumerables en cantidad y de una calidad impresionante.
¿Quiénes pueden acceder a estos libros y de qué modo?
En cuanto a la forma de acceder a los libros, el otro día hablaba en una radio y comentaba que siempre me cuestiono el nombre que decidí ponerle al proyecto que justamente es el de una biblioteca y que en realidad no está cumpliendo la función de la misma, que es el préstamo de libros. Pero quedo el nombre así desde un inicio y de ese modo se dio a conocer, por eso me pareció mantenerlo. Pero la realidad es que contactándose de forma particular conmigo, no hay ningún tipo de problema de realizar el préstamo del material o acercarse a conocer, la idea es que la biblioteca salga, ande y así entonces dar a conocerlo con todo el compromiso del mundo de cuidarlos, porque es un material de ediciones únicas o encuadernaciones artesanales que ya no se consiguen.
La idea es asistir a instituciones que nos inviten, espacios al aire libre donde la gente que tenga interés por el material se pueda acercar, compartir un rato de lectura, leer entre todos, leer en silencio, debatir, emocionarnos, reírnos como se hace en cualquier encuentro donde hay libros.
Los autores y sus producciones
¿Con qué tipo de autores y con qué tipo de lectura podemos encontrarnos?
Hay mucha producción de revistas que en general son las que más surgen de las instituciones de menores. En ellas nos podemos encontrar con crónicas, descripciones de situaciones vividas, cartas, letras de rap creadas por los chicos, entrevistas realizadas por ellos, registros de salidas que hacen o de visitas. Te hablo por ejemplo de la revista Seguir Soñando que es del centro cerrado Almafuerte, hay algo del Batancito de Mar del Plata, de las chicas de Devoto, hay gran producción de fotografías.
Después hay algo en cd, de poesías grabadas. Tenemos libros de antologías, cuentos de diversos autores. Relecturas de cuantos clásicos como Borges, Shakespeare, esto es una experiencia que se realizó en la Unidad Nº 23 de Florencio Varela, en el que los privados de su libertad junto con su profesor, hacían lecturas de clásicos y luego re versionaban o tomaban elementos de esos clásicos para escribir sus propios textos. Estas son producciones muy ricas, que llevan ilustraciones de ellos mismos.
Después pueden encontrar mucha poesía, casi la mayor parte de lo que hay. Pero también tenemos alguna que otra novela, pero esto es ya casi de una persona que tenía editados varios libros que fue vendiendo y financiando sus propias producciones.
¿De qué modo las personas nos podemos comunicar con la biblioteca andante?
Pueden ingresar en Facebook en donde hay una página para mirar el contenido y una para mandar solicitud de amistad que es la que está en mayor funcionamiento. Después pueden solicitar mi número de teléfono para una comunicación más directa. Esto sería más que nada para poder generar algún tipo de encuentro de lectura, poder compartir el material y poder gestionar los préstamos.
¿Aceptan donaciones de libros para la misma?
Las que aceptamos son las que se generan a través de los contactos que establecemos con las organizaciones, talleristas, universidades.
Sí nos ha pasado de tener gente que estaba haciendo prácticas educativas en alguna universidad y nos hacía llegar materiales para evitar los gastos de correo. Pero es un material único, salvo que por algún tipo de contacto especial que se tenga o familiares, amigos, que estén privados de su libertad y quieran hacer llegar material seria aceptado. Pero en general como dije previamente llega de parte de las instituciones.
¿Qué planes hay a futuro para esta biblioteca andante?
La biblioteca sufrió un parate por la pandemia, se necesitaban recursos para pagar impresiones, correos, para viajar a los congresos, incluso el año pasado los encuentros de lectura eran de manera virtual y esto complejizaba la obtención de nuevos materiales.
Pero este año tuve la oportunidad de comenzar a cursar de manera virtual en la Universidad Nacional de General Sarmiento una diplomatura en Mediación Cultural en distintas artes, el proyecto final para recibir el diploma es el de la Biblioteca Andante. Lo que hace la universidad además de formarnos, es acompañar en el proceso de elaboración de un proyecto bien armado, con todas sus partes, que nos permita presentarlo a cualquier línea de financiamiento que exista para este tipo de actividades.
Entonces como proyecto a largo plazo, sería conseguir financiamiento para poder renovar el material y empezar a viajar. La idea es poder hacer por mes un ingreso a diversas cárceles de la Provincia de Buenos Aires. A corto plazo es la presentación del proyecto en noviembre y que quede aprobado, como también el estar en donde nos inviten o convoquen.
A partir de la participación en Espíritu Joven en el Museo Mulazzi, que estuvimos exponiendo en septiembre, se generaron notas en los medios de comunicación, como así también invitaciones en instituciones educativas para hacer actividades. Seguimos soñando con muchas cosas y con un financiamiento para próximos años.
Hay magia
¿Qué escritores recomendarías leer para quienes consumen los libros de la biblioteca andante?
Es difícil recomendar autores, con la gran mayoría existe una relación de amistad, dentro de lo posible pensando en el contexto en el que están y la pandemia.
Yo diría que está bueno empezar por el autor del primer libro que tuve en mis manos para la biblioteca, que es de Martín, lo nombré anteriormente, él ya está liberado hace dos años, tiene un libro de cuentos y en la actualidad es tallerista del Centro Universitario de San Martín en donde estuvo privado de su libertad y fue alumno de los talleres de escritura; la suya es una historia hermosa. Tiene una charla TED que participa en primera persona, pero también estuvo en una muy conocida de José Luis Gallego, que pueden buscarla en YouTube, en la que relata con su voz en off qué le pasó la primera vez que le contó un cuento a su hija. Luego aparece en otra charla de Cristina Domenech camuflado dentro del público y luego lee uno de sus poemas.
Recomiendo darles mucha bolilla a las revistas, sobre todo Seguir Soñando que la mencioné anteriormente también. Son producciones de chicos menores, en donde podemos entender qué les pasa a ellos, qué les sucede con su cuerpo, para leer las letras de sus canciones, sus cartas de amor, sus sensaciones como adolecentes, esto de crecer en el encierro, lejos de sus familiares, amigos. Todo es muy interesante hasta para que sean leídas por otros adolescentes.
Por estos dos lados es ideal para poder empezar. Con todo lo que cuento siento que se puede ver lo interesante de la riqueza del material, no estamos hablando de un libro cualquiera, sino que tienen peso por sus historias, porque no son sencillas las cosas que generan. Es una lectura que nos hace enfrentarnos a las tristezas, emociones, sufrimientos de privaciones, violaciones de derechos, de cosas que se pueden o no estar de acuerdo pero que básicamente valen la pena leer.
Hay muchas personas que no son de arrimarse al mundo de los libros. ¿Qué palabras les dirías para que se animen y se encuentren con este mundo tan maravilloso?
Esto es algo demasiado relativo, muchas veces se dice que los padres o las personas mayores somos los responsables de que nuestros hijos o menores a cargo se acerquen a los libros. En mi caso no pasó, en mi casa se pueden encontrar libros por todos lados, pero mis hijos no son lectores, me cuesta mucho lograr que se arrimen a ellos.
Hay veces que son acercamientos casuales que despiertan cosas en ellos y les hace nunca más dejarlo. Pensando en los adolescentes. Ni siquiera tiene que ver con sus intereses personales. Siempre recuerdo a un alumno que decía “odio leer” hasta que un día acompañó a su madre a una librería de usados en Bahía Blanca y de casualidad le causó intriga o le llamo la atención una tapa que era de “La Metamorfosis” novela de Franz Kafka, nueve años tenía y se lo leyó parado en la librería. Para mí era algo que no podía creer, a partir de ese momento nunca dejó de leer. Me decía que no sabía qué había entendido, pero lo que si sintió cuando tuvo el libro en la mano era que nunca más iba a dejar de leer.
Son cosas mágicas que suceden, hay veces que no nos acercamos nunca. En el caso de las personas presas, en general el primer acercamiento a la palabra escrita que tienen es estando privados de su libertad, esto sucede porque hay veces que es la primera vez que entran en una escuela o a grupos en donde tienen compañeros que alfabetizan, sabemos que hay una gran parte de esta población que no lo está. Incluso al acceso a los estudios secundarios o superiores. Entonces ese acercamiento a los libros se da como algo mágico, como una intervención pequeña que puede surgir de un docente o compañero que justo lee al lado.
Yo creo mucho en esa magia, no sé si respondo la pregunta, pero sí sé que muchas cosas que se dan desde la teoría no suceden. Mis padres no eran grandes lectores y yo sí, al igual que con mis hermanas. Lo que puedo asegurar es que las personas privadas de su libertad que se arrimaron a los talleres de lectura o escritura, afirman que les dio libertad, les dio la posibilidad de leer las cartas de sus familiares, de escribirle a sus hijos, de expresar su dolor en poesía, denunciar en sus crónicas, escribir canciones. La palabra en estos contextos vale oro.