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ANDREA MONTENEGRO DISEÑÓ JUEGOS MIENTRAS SE RECUPERABA DEL CÁNCER

Giros de la vida

Es psicopedagoga, y su compromiso profesional y personal la llevó a la política, en la que incursionó como concejala. Ya más libre para llevar adelante el proyecto de crear sus propios juegos, la sorprendió el diagnóstico de cáncer. Esta entrevista a fondo con Andrea Montenegro no es solo el relato de su camino hacia la recuperación, sino también una forma de abordar la vida que vale la pena conocer

Febrero 2023
“Giros” es la marca de los juegos que Andrea Montenegro creó a partir de enero del año 2022

“Giros” es la marca de los juegos que Andrea Montenegro creó a partir de enero del año 2022

¿Cómo llegan los juegos a ser parte de su vida?
Primero que nada muchas gracias por el espacio. “Giros” es la marca de los juegos que yo creo a partir de enero del año 2022, es decir hace un año exactamente.
Empecé a pensar, armar y a diseñar juegos. Eso responde a una inquietud que tuve durante toda mi vida, hace 23 años que soy psicopedagoga y trabajo en consultorio, siempre tuve ganas de inventar juegos. Les decía a mis familiares, el día que sea vieja, que no tenga posibilidades de atender pacientes, me voy a dedicar a hacer juegos. El año pasado entonces me pregunté por qué tenía esa premisa de esperar a ser muy mayor, si los podía hacer ahora, ese fue el motivo por el cual los comencé a crear.
Además de todo lo mencionado anteriormente, hace muchos años que atiendo adultos muy mayores por deterioro cognitivo y memoria. En aquella oportunidad cuando empecé con los juegos, fui a comprar a las jugueterías materiales y no encontraba algo acorde a un adulto, la mayoría eran muy infantiles, me refiero a un dominó, un memotest. Si bien hay juegos tradicionales como el ajedrez, las damas, la lotería, que sirven para trabajar con adultos, había algo que faltaba. Me decidí a sentarme a diseñar en aquel momento memotest que tengan que ver con adultos, por ejemplo de las redes sociales y sus iconos, las señales de tránsito, elementos del hogar, muebles, las banderas del mundo, etc. Por cuestiones de no tener las condiciones dadas y el tiempo no pude seguir.

En enero del 2022 Andrea Montenegro terminó su período como concejala del Frente de Todos y eso le dio más tiempo para dedicarse a ese proyecto personal. “Soy sostén de hogar, con dos hijas adolescentes y dos hijos mayores que ya armaron su propia familia. También soy abuela. Dentro de todo esto con la retirada de la política, encuentro un tiempo extra en mi vida, un sobrante.
En el consultorio seguían estando los adultos mayores, no tan mayores que también se ven muchas cuestiones de dificultades. Me dije entre ese enero y febrero que era el momento para armar un montón de juegos. Pero en marzo, llegando a abril, me detectan cáncer. En ese momento se detiene el mundo para mí, entre todo eso la energía para ponerle a la creatividad o en el salir al mercado todo lo que venía trabajando que todavía no estaba en circulación, la gente no los conocía.
Yo me detengo en este tiempo, elijo enfrentar la enfermedad, pero dentro de esta elección estaba mi decisión de toda la vida, el camino que vi siempre en las situaciones más adversas que me habían tocado y es ver el vaso siempre lleno. De hecho está siempre lleno, porque la mitad del vaso es de agua y la otra es de aire y este mismo ocupa espacio”, contó.

El camino a la resiliencia
“El camino indiscutiblemente es ese, luego de recibir el impacto, que de verdad me atravesó y debo decir que fue el momento más difícil de mi vida, teniendo 54 años, pasando por dos divorcios que también son situaciones traumáticas, difíciles, pero ninguna puede ser comparada al momento en que un médico te sienta, te mira y te dice que tenés cáncer avanzado y si la quimio no responde la situación no va a salir nada bien, el mundo se para literalmente.
Además de todo esto se sumó el impacto que tuvo en mis cuatro hijos, en mis dos nueras. Ellos son el mayor tesoro que tengo en esta vida. El dolor que les generó, que comenzó a circular en la familia, como también lo que les pasó a mis padres que son personas muy mayores.
De mis padres enseguida sentí que lo transformaron en fortaleza, en una fuerza que estaba acompañada de un gran aliento hacia mi persona. De algún lado yo saco ese modelo, porque también decidí agarrar las riendas de mi vida una vez más, pero bueno siendo consciente que esta fue la situación más extrema que tuve que vivir.
Me dije todo el tiempo que me iba a curar, porque el organismo es una maquina perfecta, no debería enfermarse jamás, se enferma porque nosotros lo hacemos. Tenemos una unidad integral que es nuestra mente y nuestro cuerpo, entonces si tenemos la capacidad de enférmanos, debemos tener la capacidad de curarnos. Yo saqué esa cuenta y me abracé a ella.
Le pregunté al doctor qué era lo que debía hacer, que era quimioterapia y después si eso resultaba bien ir a una cirugía. Todo el tratamiento fue realizado en Bahía Blanca, cada vez que iba era un tratamiento agresivo, no en el mismo momento, sino dos días después de realizarlo. Mis dos hijos varones siempre me acompañaron, no hubo un solo viaje en el que ellos no me llevaran. Cuando empecé a ver que debían resignar sus trabajos y acomodar sus horarios les propuse que me acompañara una amiga, pero no quisieron”, recordó Andrea.

El amor por sobre todas las cosas
Fue una verdadera red de amor la que Andrea tuvo a su alrededor para contenerla. “Mi abuela me enseñó que ‘amor con amor se paga’. Yo era chica, no entendía muy bien qué era esa frase, lo entendí cada vez que me subía a la camioneta con mis hijos para que me llevaran a hacer la quimio, lo entendí cada vez que mis hijas que son chicas me preparaban un té y me lo llevaban a la cama, lo comprendí cada vez que mi mamá venía a visitarme y se sentaba al borde de la cama, cuando amigas que viven ocupadas con sus trabajos o con sus familias venían todos los días a verme. Lo entendí de mil formas posibles y tengo que decir que la red de amor que tuve y de contención pesó tanto o más que la medicina.
Esta actitud de dejarme ayudar fue importante, tenía dos caminos, o quedarme llorando en la cama o abrirme a la ayuda no solo de mi entorno sino también de la medicina. Elegí el camino de la medicina tradicional, que es la quimioterapia, en mi caso fue endovenosa, con los medicamentos más tradicionales, siendo que también reconozco que hay medicinas alternativas. Pero para la gravedad del caso no hubieran hecho el efecto que hizo la medicina tradicional.
¿Lo acompañó con algún método alternativo?
Me apoyé en el Reiki que es una medicina que siempre me llamó la atención y me gustó recibirla, esto fue mucho a través de mi hermana, aun viviendo ella en España, se había ido un mes antes de enterarme del diagnóstico. Me contacta con una amiga que hacía este tratamiento y comencé a realizarlo, algo que me hizo muy bien.
También me pasaron meditaciones, todo el tiempo me acercaron estrategias por fuera de la medicina tradicional. Pero hubo una que me la regaló mi profesora de Pilates, a quien le agradecí todo este tiempo por haberme acercado ese material, es hasta el día de hoy que lo utilizo. Seguí el camino de la medicina tradicional, pero me abrí a otras herramientas de ayudas que hacen bien al alma y al espíritu.
Así fue el proceso, cada vez que hacían un estudio íbamos viendo los resultados positivos, hasta que llegaron a decir que el resultado de una de las quimios fue excelente, que estaba lista para una cirugía. En septiembre del 2022 me sometí en Buenos Aires a una cirugía y al terminarla fue un éxito, con el estudio de la biopsia se determinó que estaba libre de la enfermedad. Entonces el camino que seguí fue el del oncólogo con un tratamiento de mantenimiento que no es agresivo, tampoco es quimioterapia porque ya no es necesaria. Son píldoras que tomo en mi casa simplemente, luego realizo controles cada tanto para saber que está todo bien.
Todo este es el camino que vine transitando, las consecuencias de la quimioterapia uno las paga muy caro. Después cuando nos liberamos de la enfermedad sigue teniendo los coletazos de ese tratamientos que entró en el cuerpo, que si bien ayudó a matar todas las células malignas, también arrasó con las células benignas, entonces es un ponerse de pie todos los días, te genera cansancio, anemia, los valores de los glóbulos bajos, el hecho de tener alopecia y quedar totalmente pelada. Todas estas cosas son parte de la quimio, entonces uno no solamente atraviesa esa situación y ya está, sino que vamos teniendo que lidiar cada día con lo que dejó.

Las huellas de un camino recorrido
“A mí el cáncer me llevó muchas cosas, se llevó la vida que tenía hasta ese momento, los hábitos, todos los esquemas armados. Pero me dejó muchas cosas, por ejemplo conocer personas generosas, buenas, empáticas, dejarme atender por médicos maravillosos, los gestos como el que te lleven las bolsas hasta el auto, me dejó ver el valor que tenía para las madres de mis pacientes de muchos años y los nuevos, yo tuve que sentar a cada una de esas familias a decirles que iba a tener que derivar a sus hijos e hijas a otros colegas porque no iba a poder atender y ninguno quiso que eso sucediera, todos me decían que me iban a esperar porque yo me iba a curar.
Entonces, cómo no me voy a quedar con esa energía y con ese vaso lleno. Siempre estuve convencida que yo quería seguir viviendo, siempre estuve del lado de la vida, esa actitud más todo lo que el entorno me brindó, social, laboral, familiar, sorprenderme de personas que no imaginé que se iban a preocupar por mi salud y ahí estaban para mí, como también de personas que consideré que me iban a llamar pero no lo hicieron, entendiendo que el que no se acercó fue porque realmente es difícil acompañar a una persona que tiene cáncer. Por eso admiro mucho a mis hijos y a mis padres, tuvieron intuitivamente la manera de acompañarme, lo hicieron muy bien.
¿Usted es parte de una Fundación que trabaja con esta enfermedad?
Sí, se llama Cáncer Conciencia, llego a través de Instagram, con ella entendí que era difícil acompañar a alguien con cáncer, ellos tienen cursos y talleres gratuitos, que les brindan a los familiares herramientas para acompañar al paciente oncológico.
Yo aproveché mucho esa ayuda, esas herramientas. Primero las busqué por mí misma, para encontrar todo lo que me hiciera bien, miraba películas cómicas, siendo que soy de mirar suspenso o cosas psicológicas. Después de un tratamiento trataba de encontrarme con mis amigas para comer una pizza, para reírnos. Todo fue buscar y abrirme a encontrar lo que me hiciera bien y me diera energía positiva, así fue como llegue a esta fundación. Entonces me anotaba en estos talleres, por ejemplo yoga en una silla, algo que jamás me imaginé que se podía hacer.

El lenguaje y su importancia
Para Andrea, hay que tener en cuenta la importancia de las palabras, del lenguaje a la hora de recorrer este camino. “Esto no es una guerra, este concepto está muy instalado al igual el de luchar, trasladamos el lenguaje bélico a una enfermedad. Cuando termino de adquirir todos estos conocimientos que nunca antes se me hubieran ocurrido, comprendo que no quería más que me digan que soy fuerte, que yo podía superar, porque cuando te lo dicen subyace la idea de ‘para qué voy a ayudarte si vos podés con todo’. Yo ya sé que soy fuerte, pero cuando me decís eso no abrís ninguna hendija para ver que también soy vulnerable, que no me gusta que me digan eso, porque también en el fondo soy débil, frágil.
Todo esto que menciono es un trabajo cultural y muy difícil, pero me empecé a parar en ese costado del camino, a entender que tenía que recurrir a mi positivismo, empezar a sacar cosas de mi lenguaje que tenían connotaciones. Yo tenía que saber curarme y defenderme de esto que me venía a invadir. El lenguaje también habla de la postura que tenemos, si yo seguía parada desde una postura de guerra, que debía estar a los tiros, eso no me iba a hacer bien. Nunca dejé mi tratamiento psicológico por mi profesión, siempre debía hacerla porque trabajo con la salud mental de las personas, entonces era un hábito hacer terapia y en este caso tuve una contención hasta por teléfono, en donde mi psicóloga se brindó a acompañar en ese proceso de todos los modos posibles.
Son muchos años de estar estos conceptos o palabras inmersos en esos modelos familiares y culturales. Yo ya venía realizando un proceso de deconstrucción como mujer hacía muchos años y lo sigo haciendo porque crecí en un entorno patriarcal en el que todavía estamos, pero como todo proceso mental cuando nos damos cuenta ya no se vuelve para atrás, el sistema hace click y le metemos para adelante con errores o no. Nada es lineal o perfecto, somos seres humanos”.
¿Cómo comienza a reencontrarse con Giros?
En la medida en la que yo empecé a estar bien, busqué reconectarme con mi trabajo, mi profesión, con los juegos. Me pasaba muchas horas en la mesa del comedor de mi casa, parecía un taller de arte en el que no quedaba mucho lugar para otras cosas, armando las cajas, los juegos, porque cada cosa tiene un sentido, cada propuesta tiene un instructivo.
El lema de mi marca es que cuando menos haga un juguete, más va hacer la imaginación de los niños y las niñas. No tiene comparación un juguete industrial con un juego para mi modo de ver y esto sucede porque me es imposible separar mi profesión del juego.
Tuve muchas sorpresas cuando los comencé a armar, hay pacientitos que los reinventaron, había una retroalimentación muy importante, ellos les daban sus propias reglas, sus propias propuestas y esto justificaba todo el esfuerzo que a mí me dio inventarlos.

El sentido de la creación de “Giros”
“Todo esto va mas allá del consumo material, sino en el intercambio, en el desarrollo de la imaginación, de la creatividad, que puedan mirar el aburrimiento como un disparador de creación, promuevan en el adulto ganas de compartir, porque hay mucho de estos juegos para ser guiados por pares o adultos.
Me genera mucho placer hacer estos juegos y en el momento que estuve enferma funcionó como un motor porque una vez que comenzó a correr de boca en boca y que llevé algunos modelos a dos locales del centro, recibí muchos pedidos. No tenía muchos realizados, porque quería ver que iba a pasar con los mismos y por la inversión de plata que se requería para hacerlos.
Empezaron a gustar mucho hasta el día de hoy, en diciembre del año pasado comencé a participar de la feria de La Casona de Maipú, sentí que ese era el momento en el que debía mostrar toda la producción, darme a conocer y si bien vendí juegos y fue algo gratificante, la devolución de las personas fue lo más hermoso, me decían que eran originales, que nunca los habían visto. Y eso sucedía porque son mis inventos, no están en el mercado de la juguetería. Siempre pensé que estos mismos debían ser accesibles a la compra y tienen que ver con algo ideológico mío, no entiendo cómo puede servir inventar algo y ponerlo en valores tan altos que solo un grupo de personas puedan pagarlo, las cosas así no van, yo no voy por ese camino. Creo profundamente en la igualdad y en que todos podamos acceder a todo.
¿Por qué la elección del nombre?
No lo pensé mucho al nombre, nació porque sentí que debía darle un giro a muchas cosas. En ese momento empecé un trabajo de reinvención, armé un Instagram profesional, comencé a trabajar desde la difusión de lo que hace una psicopedagoga, entendiendo que en este proceso global en donde la información circula constantemente había que darse a conocer y no solo del consultorio hacia dentro.
En esa página que armé comencé a difundir “Giros” sintiendo que su símbolo es un infinito, que se reinventa constantemente, el giro de timón que dio mi vida, lo comencé a dibujar y lo charlé con mis hijas, sabía que quería ese símbolo y salió. Son los giros que suceden en la vida.
¿Dónde se pueden conseguir?
Pueden contactarse por Instagram @lic.andreamontenegro o comunicarse al 2983414203

“Este proyecto responde a una inquietud que tuve durante toda mi vida, hace 23 años que soy psicopedagoga y trabajo en consultorio, siempre tuve ganas de inventar juegos”, dice Andrea

“Este proyecto responde a una inquietud que tuve durante toda mi vida, hace 23 años que soy psicopedagoga y trabajo en consultorio, siempre tuve ganas de inventar juegos”, dice Andrea

“Me genera mucho placer hacer estos juegos y en el momento que estuve enferma funcionó como un motor”, asegura Andrea

“Me genera mucho placer hacer estos juegos y en el momento que estuve enferma funcionó como un motor”, asegura Andrea

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