EL TRESARROYENSE IGNACIO MAURI VIVE EN GRECIA
En la cuna de la civilización
Una gastronomía espectacular, un idioma que a pesar de las dificultades resulta ser amigable y un tesoro histórico a cada paso, conforman la existencia cotidiana del tresarroyense Ignacio Mauri en la capital griega. Allí formó su familia, puede sortear los efectos de la crisis y aún anhelar el regreso a la ciudad natal
Dicen que Grecia es todo, la cuna y el origen de lo que somos. En Atenas todos son vecinos de algún sitio arqueológico. No cualquiera vive al pie del escenario material y simbólico donde se sentaron las bases de la cultura occidental. No cualquiera va a su oficina y atraviesa el lugar donde Sócrates filosofaba con su túnica blanca. No cualquiera tiene nombre de héroe o dios olímpico, como Afrodita o Poseidón. No cualquiera puede observar la Acrópolis desde abajo o estar sobre sus muros de mármol y dimensionar la gran ciudad capital. Allí vive Ignacio Mauri, tresarroyense, hijo de Oscar y Guillermina Mallard, nuestro entrevistado en esta edición de “Pasaporte”.
Quien escribe con interés histórico esta página, recuerda que en su formación secundaria abordaba junto a su profesora las deidades griegas, que eran 12 y vivían en la cima del Monte Olimpo. No retengo a todas, pero ejercitando la memoria rescato especialmente a Zeus, Dios de los dioses del Olimpo; Poseidón, el señor de los mares, la bruma y los terremotos que vivía en un palacio submarino; Hera, protectora de la mujer y la familia; Ares, Dios de la guerra y la violencia; Atenea, Diosa de la sabiduría y la ciencia; Afrodita, Diosa del amor y la belleza y Apolo, el Dios de la música y las artes.
Sobre esa experiencia de “Nacho”, en ese reservorio de reliquias de la cultura helénica que data desde el siglo VII antes de Cristo y contrasta con un sector pujante y moderno de la poblada Atenas, nos cuenta cómo decidió radicarse allí y detalles su día a día.
“Soy programador informático y tengo ciudadanía italiana, de manera que era normal que me llegaran propuestas de Latinoamérica y Europa, pero en realidad estaba viviendo en Tres Arroyos muy conforme. Sin embargo, tuve 2 meses en los que las cosas no salían y pensé en lo bueno que sería cambiar un poco, trabajar y conocer otra gente. Días después de esas reflexiones me llegó una oferta para venir a Grecia con un contrato por 7 meses como desarrollador Senior. Me animó esa posibilidad, renuncié al trabajo que tenía y los 7 meses se transformaron en los 8 años en los que estoy acá. Integro el personal técnico de una empresa de alimentos enorme generada con capitales holandeses y belgas. Actualmente soy líder técnico donde sigo haciendo mi tarea de programación y diseños pero también me encargo de investigar desarrollos y tecnología que se puede aplicar en el emprendimiento”.
Parafraseando una imagen del fútbol, se nos ocurre que está jugando en Primera y de alguna manera cumpliendo el “sueño del pibe”. Pero en la charla le preguntamos cómo es su rutina.
“No es algo por demás interesante porque es una gran ciudad que no distaría mucho de lo que es vivir en Buenos Aires. Voy a la oficina, no todo todos los días porque después del COVID la empresa adoptó la modalidad de hacer algo desde allá y otra parte trabajando desde casa. Los horarios son parecidos a los de Argentina y la modalidad de tarea muy similar. Hago mi laburo, voy al gimnasio y trato de hacer algo de vida social, aunque no es fácil en una ciudad muy caótica, con dificultades para moverse de un lugar a otro por el intenso tránsito, sumando que los medios de transporte no están del todo bien diseñados y eso te obliga a elegir estar en tu casa e ir a lugares de proximidad”.
¿Formaste tu familia allí?
Sí. Cuando vine aquí muy rápido conocí a la chica que hoy es mi pareja. Llegué a la ciudad y estaba completamente solo, aunque con el deseo de relacionarme con gente. Los fines de semana trataba de hacer actividades y una de ellas fue ir a un centro de intercambio de idiomas, para tratar, aunque sea de comenzar a conocer los rudimentos de la lengua local. Ahí me relacioné con un montón de gente y actualmente mis amigos derivan de ese grupo. Eso mejoró mi vida porque al segundo fin de semana ya tenía un montón de planes y salidas sociales y deportivas. Ahí conocí a Anastasia. una joven griega con la que estamos juntos hace 7 años y tenemos una hija que se llama Catherina con 1 año y 7 meses. Mi esposa tiene ese nombre por una costumbre fuerte que hay aquí de inscribir a los recién nacidos con la denominación de sus abuelos. MI hija tiene entonces el nombre de su abuela materna y si hubiese nacido varón llevaría el de su abuelo paterno.
¿Has recibido en Grecia la visita de tus familiares de Argentina?
Vinieron varios por suerte, por lo menos 2 veces o más. Mi mamá siempre fue muy viajera y le ha encantado estar aquí, especialmente conociendo el centro y los lugares históricos como la Acrópolis. El resto no vale mucho la pena porque la definiría como una capital muy práctica que creció explosivamente después de la Segunda Guerra Mundial casi con edificios cuadrados, blancos, sin mayor sentido de la estética. Acá hace mucho calor en verano y en muchas viviendas están los clásicos tolditos en el balcón. Mi madre es profesora de inglés y se maneja aquí como pez en el agua. En una de las veces que vino hicimos una escapada para conocer Escocia, que es el país de sus ancestros. Fue una de las mejores cosas que hice desde que estoy acá.
Crisis a la griega
Le recordaba en la charla la tan promocionada crisis financiera que tuvo el país hace unos años y que requirió el auxilio de la Unión Europea.
“La economía es todo un tema. Yo había vivido siempre una crisis “a la Argentina”, tipo montaña rusa con 10 años para arriba y los 10 siguientes para abajo. Acá estuvieron muy bien durante unos 30 años, empezó a decaer a principios del 2000 y en 2008 colapsó fuerte, siguió en caída y todavía están pagando las consecuencias. Va mejorando, pero se notan muchos desajustes, sobre todo porque los precios están muy altos y los salarios por el suelo con una inflación importante. Por ejemplo, un sueldo medio son 700 euros que si los multiplicás por 1400 parece mucho, pero el costo de la vida es mucho más alto. La mayoría de la población recibe el ingreso básico y no tiene la posibilidad de, por ejemplo, alquilar una casa. Suele ser común que cuando una persona de unos 30 años quiere emanciparse y vivir solo no lo logra. Es común entonces juntarse con un par de amigos para compartir el costo de una vivienda. Aunque parezca mentira está el caso de mi cuñado y su esposa que quieren ser padres y no les cierran los números porque con lo que gastan de alquiler, comida y los servicios quedan prácticamente vacías las cuentas bancarias. Se ve que empieza a mejorar porque se abren negocios nuevos y la vida nocturna se reaviva tal vez porque los griegos son amantes de la buena vida, con esa filosofía de no tener un peso pero salen igual porque Dios proveerá. Es común que por una cuestión del clima favorable los restaurantes tengan mesas en las veredas o los patios y con capacidades colmadas de gente. A la noche la ciudad brilla con bares llenos de color y vida, pero cuando los conocés te das cuenta que los atenienses tienen muchas dificultares económicas aun. No hay niveles de pobreza marcados, pero llegan con lo justo. Así y todo, no importa el día de la semana que quieras salir y verás que está todo lleno.
Teniendo en cuenta esta situación, ¿qué panorama se estima en el corto plazo?
Hay varias iniciativas ahora, entre ellas una que se llama Grecia 2.0 que básicamente es una línea de apoyo de la Unión Europea mediante un crédito enorme, pero se avanza lentamente. Yo creo que la recuperación va a llevar por lo menos otros 10 años más, porque justo cuando empezaron a repuntar llegó el COVID, después la guerra Rusia-Ucrania y se siente porque acá estamos bien al Este de Europa y afecta el entorno. Hay un montón de refugiados. El combustible aumentó en 2 años un 70% y me acuerdo de que cuando estalló la guerra en Ucrania yo estaba en Argentina de vacaciones, y me había venido con el valor de un litro de nafta en aproximadamente 1 euro con 45. Volví a Grecia un mes después y ya estaba a 2,50. Todo aumentó, se distorsionó el mercado y los alquileres fueron a parar al diablo. Muchos europeos del norte se habían venido a radicar en Grecia buscando el sol permanente y los recibió esa situación. Actualmente parecería verse otra vez cierto florecimiento.
En tres idiomas
Uno de nuestros grandes interrogantes era saber cómo le fue con el idioma local, tan distinto al español o al inglés que aprendió con su madre.
“Hablo muy bien el griego. Paradójicamente es muy difícil y muy fácil a la vez para un hispanohablante. Es complicado por ejemplo para los anglosajones que se manifiestan en inglés o alemán. Pero en el caso nuestro enganchamos la onda del griego muy rápido. Si bien la gramática es una pesadilla y arrancás como un bebé porque no entendés las palabras, resulta que la fonética es muy similar al español. Podes separar una palabra de otra. Al principio estaba negado y no tenía tiempo para aprender. Pero con el tiempo entendí que tenía que adaptarme a ellos para vivir más cómodamente. Y lo logré, porque aunque lo hablo bien, me cuesta mucho escribirlo. Lo leo con ciertas dificultades porque por ejemplo el idioma tiene 5 letras “i”. Los griegos saben cuándo usan una u otra y para los que no tenemos ese ejercicio es casi una tortura, porque vas probando cuál de ellas corresponde y lo más probable es que erres la elección y te cambie el sentido del mensaje. Eso me lleva a comunicarme con mis amigos no escribiendo en el teléfono sino enviando mensajes de audio en griego y si tengo que escribir lo hago en inglés, que es un idioma difundido. En mi día a día uso los 3 idiomas. Mi esposa habla perfecto el español y lo usamos frecuentemente con el griego. Con la nena acordamos que ella le habla en griego y yo en español y en el trabajo mitad inglés, mitad griego y algo español con un par de colegas de nacionalidad hispana”.
Tiene sus virtudes la gastronomía de Grecia. Es famosa en el mundo no solo por sus sabores, sino por la utilización de ingredientes frescos de buena calidad, el uso equilibrado de las hierbas aromáticas y especias, el famoso aceite griego y hablan de cierta sencillez en sus preparaciones. Se mencionan experiencias culinarias inolvidables. Pero qué mejor que lo cuente Ignacio Mauri.
“Es un país junto a Italia, España y Francia, con la mejor tradición gastronómica europea. Aquí sirven la tradicional comida mediterránea, siempre muy fresca y evitando los platos muy pesados con cremas o salsas. Se usa mucho el aceite de oliva, los vegetales frescos, quesos, el tahine que es pasta de sésamo; pollo y cerdo como en todo el mundo, cordero y mucha carne. Hace siempre el kalamaki, que son micro brochettes con carne. También es común el gyro, parecido al shawarma. El pan griego es plano como el árabe, pero lleva levadura. La comida es milenaria, tienen muy buenos vinos blancos particularmente de la región del Peloponeso. Hay un plato casero muy difundido que es una tarta de espinacas con queso de cabra y se come como un snack, por ejemplo con café. También está la moussaka que es como una lasagna, con láminas de berenjena. No distan de la comida mediterránea de España e Italia, pero es más especiada”.
¿Cuál es el perfil del hombre y la mujer griega?
En líneas generales son mediterráneos, parecidos a los italianos, los españoles o los turcos. Son amistosos, cálidos con la típica costumbre que te invitan a su casa y te ponen todo lo que tienen para agasajarte. Muy parecidos a nosotros en lo bueno y en lo malo. Son bastante desorganizados, pero muy llevaderos. Podría compararlos con los argentinos, pero de una generación más atrás o sea bastante conservadores en los roles y la familia. Es muy fácil hacerte amigos de la gente de acá.
Quiero suponer que teniendo en cuenta la cercanía que tienen los países europeos entre sí, has realizado algunos viajes por el continente…
Siempre me gustó viajar y aquí es bastante fácil y accesible, especialmente en temporada baja, porque hay muchas aerolíneas low cost que van hacia todos los países. Aproveché mucho los momentos de tiempo libre, fines de semana largo y vacaciones. Me es más cómodo ir hacia el Este porque nos queda más cerca. Por ejemplo, estuve varias veces en Bulgaria y llegando en auto. He recorrido bastante la muy bonita Rumania, una de las joyas no exploradas de Europa. Con lugares muy bellos en la región de Transilvania, con pueblitos de encanto, castillos medievales y una cultura muy interesante. Viajé a Ucrania muy poco antes de la guerra. Me parecieron preciosos los países bálticos como Estonia, Letonia y Lituania. También me gustó Polonia y obviamente estuve varias veces en Francia, Italia y España. Un vuelo a estos países en una línea low cost en temporada baja se consigue por 15 euros ida y vuelta. Yo no lo hice, pero conozco gente que se le ocurre almorzar una pizza en Italia van y vuelven con muy poco. La guerra de Ucrania hizo que los combustibles aumentaran y eso generó el aumento en el valor de los vuelos. También estuve en Turquía 3 veces y me pareció fantástica. Los griegos estuvieron invadidos por los otomanos 500 años y las culturas se amalgamaron por lo que son muy parecidos. Estambul es fascinante con su mezcla de Europa y Asia. La comida es espectacular. Quiero seguir viajando aunque siempre tengo la esperanza de radicarme en Argentina y mis planes y estrategias tienen las vistas de poder volver a mi país. Si se cumple eso, todo esto me va a quedar lejos y por eso estoy tratando de aprovechar mis tiempos para conocer. Mi objetivo para este año es visitar Egipto y Jordania. En el primer caso me queda a solo a 2 horas de vuelo y me muero por ganas de ir.
Atractivos turísticos
Grecia tiene también un perfil turístico muy interesante y demandado. Más allá de Atenas y otros sitios históricos es famosa por la belleza de sus islas y playas. El mar es increíblemente azul, las puestas de sol memorables, las cenas en las tabernas exquisitas y el ánimo nocturno inolvidable. Y otra particularidad que la distingue es el clima. Sobre todo eso le preguntamos a Ignacio.
“El clima es un privilegio con más de 300 días de sol al año y si bien hay 3 meses de verano, la temporada de playa se extiende al doble, porque es muy raro que llueva. Solo pueden molestar algunos vientos. Hay un montón de islas diferentes y gran variedad de lugares para visitar con mares de color turquesa y transparentes. Por ejemplo, la isla de Creta parece un país distinto, un universo aparte que merece conocerse. Vuelvo a Atenas para comentarles que de la parte antigua lo que queda es poco, pero muy bonito. En pleno centro de la ciudad está la Acrópolis, el Templo de Zeus y otras cosas muy bien conservadas, como por ejemplo una parte del edificio donde se votó por primera vez, donde nació la democracia. Como es un país muy conectado al mar hay zonas que son muy bonitas como el Pireo, que es muy conocida con una amplia costanera plena de restaurantes y bares. Es importante mencionar que aquí salís a la noche y es muy seguro, hecho muy importante para andar por cualquier lugar a cualquier hora, sin inconvenientes”.
Hay tradiciones famosas, como eso de la rotura de platos, algo ancestral en bodas y celebraciones. ¿Todavía se usa?
Los griegos preservan mucho sus tradiciones folklóricas. Acá todos saben bailar sus danzas originarias y escuchan su música propia. Especialmente cuando se reúnen en comidas o festividades. Hay muchas danzas típicas pero generalmente basadas en tomarse de las manos o los brazos. Lo que más se conoce es la Danza de Zorba por la película, pero en realidad fue una coreografía generada especialmente para el cine. El tema de romper platos se estila, aunque nunca fue demasiado común porque los platos son caros. Hoy día es más para los turistas en restaurantes con espectáculos.
¿Como es tu relación con Argentina?
Nunca me desconecté del todo ni pienso hacerlo. Voy con frecuencia y nos quedamos 1 o 2 meses. El año pasado se extendió a 7 meses. Se extraña siempre pero nunca te podré decir que muero por estar allí, porque he ido con frecuencia. Hay cosas que no encuentro en el Este europeo, como por ejemplo hacer amistades tan fácilmente como en Argentina, cosa que todavía aquí es una excepción porque los griegos son muy amistosos, cálidos, te invitan y te adoptan. Se extraña un poco la comida, porque acá se puede hacer un asado tranquilamente, pero es muy caro. Lo interesante es que la carne argentina que más se consume en Grecia proviene de un frigorífico de Azul, de donde es mi papá y a 200 kilómetros de Tres Arroyos. Extrañé un poco con el COVID, porque con la cuarentena y demás esa vez me sentí realmente lejos porque no había forma de ir y me hizo mella. Cuando se levantó la medida corrí al aeropuerto. Y siempre tengo en mi cuenta el equivalente a 3 pasajes de avión ida y vuelta a Argentina. Es como una barrera psicológica, porque en realidad sigo estando lejos, pero es que me siento más seguro de volver cuando quiera. Volver siempre es una opción y ojalá se dé la oportunidad en todo sentido. Los griegos que han ido allá se han quedado encantados con estar en Argentina y mi señora, si por ella fuera, se quedaría a vivir en Tres Arroyos.