PASAPORTE – EDUARDO DE LOS RIOS, DE PASTO A TRES ARROYOS
Colombia profunda
Eduardo De los Ríos compartió con “El Periodista” una mirada diversa y panorámica sobre su tierra natal, la que dejó hace unos 15 años para radicarse en la Argentina -de los cuales lleva 8 en Tres Arroyos-. En la charla no excluyó cuestiones tan atractivas como los paisajes, la cultura y la gastronomía lugareñas, y complejas como la violencia que atravesó el país

Eduardo Andrés De los Ríos Hidalgo es ingeniero sanitario y ambiental con estudios iniciales en Colombia, y radicado hace 8 años en Tres Arroyos
Es Colombia un indudable imán para los turistas que eligen el Caribe para descansar, investigar en la historia, disfrutar de las playas y relacionarse con un pueblo espontáneo que recibe con afecto a los visitantes. Allí el sol pega fuerte, pero también sube la temperatura el ritmo vallenato en medio de grandes ciudades y otras pequeñas poblaciones donde la naturaleza sorprende a cada paso.
Desde allí vino y se radicó en Tres Arroyos Eduardo Andrés De los Ríos Hidalgo, ingeniero sanitario y ambiental con estudios iniciales en Colombia y un posgrado en la Universidad de Buenos Aires. Nació en Pasto, provincia de Nariño, una ciudad de 400 mil habitantes, al sur occidental de aquel país. Allí pasó su infancia y juventud.
Con el tiempo fue profesor universitario y trabajó en los entes reguladores de medio ambiente, en lo relacionado a la extracción de oro, en la potabilización y efluentes de agua y auditorías en residuos hospitalarios evaluando en todos los casos procesos técnicos.
Llegó a Argentina hace 15 años para cursos de especialización en la capital. Volvía a Colombia anualmente hasta que conoció en nuestro país a Martina, la madre de sus dos hijas Simona y Federica, que tienen 11 y 7 años, con quienes vino a vivir a Tres Arroyos hace 8 años y se insertó laboralmente aquí.
“Tres Arroyos es una ciudad que me encanta. Cada tanto viajo a otras localidades pequeñas o a grandes urbes como Rosario y Buenos Aires que disfruto en cada caso, pero al poco tiempo no veo la hora de volver”.
Luces de ciudad
Y en esta sección de “El Periodista” donde cada edición refleja nuestras entrevistas dedicadas al turismo, a la gente que va y viene, nos metimos en la Colombia profunda, de las grandes urbes y las poblaciones rurales, para conocer detalles de lo que aquel país tiene y ofrece. Y comenzamos la charla con Eduardo ingresando por la capital: Bogotá, una megalópolis de 11 millones de habitantes en su área metropolitana.
“Es una urbe cosmopolita, con mucha gente y actividad con los pros y los contras que tiene toda gran ciudad, donde confluyen muchos visitantes de todo el mundo. Tiene opciones como la música, la gastronomía, los aspectos históricos del centro, los sectores recuperados y otros con arquitectura muy moderna. Allí está el Museo del Oro, con 3 pisos para sorprenderse. El Museo del Banco de la República, con buena parte de la colección de obras de Botero. El antiguo y tradicional Barrio La Candelaria y el Jardín Botánico. La Plaza Bolívar, donde están los principales edificios gubernamentales y eclesiásticos y una serie de parques y museos que se extienden en la ciudad”.
La segunda gran concentración colombiana en importancia es Medellín, al lado de la Cordillera Central de Los Andes y surcada por el rio del mismo nombre.
“Medellín es conocida como la ciudad de la eterna primavera, porque por ejemplo Bogotá tiene una temperatura media anual de unos 18 grados, mientras que Medellín es más estable todo el año con registros más altos, un clima primaveral permanente y un piso térmico que generalmente anda en los 26. Tiene un paisaje montañoso con espectaculares vistas panorámicas. Es sede del Museo de Arte Moderno y es muy visitado el Museo de Antioquía que contiene muchas obras del maestro colombiano Fernando Botero, cuyas voluminosas esculturas también se ven en calles y avenidas. Allí se celebra la Fiesta de las Flores reconocida a nivel mundial por la gran variedad de especies, además de la Colombiamoda y se aprecia la cordialidad de los “paisa”, como se conoce a los habitantes de esa región”.
Nuestro interés pasó por conocer el perfil del llamado eje cafetero, donde se recoge ese grano de fama internacional y se produce su tueste.
“Hay allí ciudades como Manizales con mucha vida y actividad juvenil por la radicación de varias universidades. En toda esa zona es muy interesante disfrutar una cata en una hacienda cafetera, conocer los cultivos, los distintos tipos y texturas, aromas y selecciones, para entender luego que el café para Colombia es mucho más que un grano, porque además es uno de los principales recursos económicos para el país”.
Mucho hemos oído hablar de Cartagena de Indias, como uno de los destinos preferidos por los turistas cuando ponen el ojo sobre ese país, por los 500 años de historia que contienen sus muros, por su cultura y su inmediatez con el Caribe Colombiano.
“Sí. Cartagena es un lugar para visitar por excelencia con un centro histórico que es una joya cultural hermosa y muy bien mantenida. El sector amurallado separa el contraste de la ciudad moderna con las casas coloniales de balcones coloridos y las calles estrechas que desembocan en iglesias y plazas. Es un lugar elegido para congresos y convenciones, con una oferta hotelera muy completa. A mi parecer las playas no son las mejores del país, porque muy cerca se destacan las de Barú con sus arenas blancas y el horizonte con el mar azulino y un poco más lejos, Barranquilla y Santa Marta. Sí es bueno mencionar también que del puerto de Cartagena parten cruceros que recorren las islas caribeñas más cercanas y son muy demandados”.
Radiografía de Colombia
Nombraste Santa Marta y es también uno de los lugares más apetecidos por el turismo internacional.
Seguro. A mi gusto es una ciudad costera hermosa, a la que se le agrega el Parque Nacional Tayrona, que es muy buscado por los visitantes. Tiene todo lo que se puede apreciar además del paisaje marino porque hay un centro comercial amplio, plazas, iglesias, museos, bares, restaurantes y diversión nocturna. Hay un contraste para disfrutar que lo protagonizan las playas de Santa Marta con el blanco de la Sierra Nevada y sus 5.800 metros de altura. En los días de aire caliente, la brisa fresca que proviene de la sierra, da un respiro interesante a los turistas. Entre otros lugares para visitar están la quinta donde pasó sus últimos días Simón Bolívar, el Museo del Oro, un acuario gigante y muy cerca un pueblito que a mí me enamoró. Se llama Taganga, con un paisaje bellísimo y construcciones muy rústicas que contrastan con una casona despampanante propiedad de Carlos Vives. Es un lugar donde parece que el tiempo se ha detenido y se pueden disfrutar tranquilidad, playa y buceo. Un comentario aparte y destacado merece el Parque Nacional Tayrona, al que se llega en un bus que tarda 45 minutos desde Santa Marta. Allí junto a las hermosas playas se levanta una imponente colina verde donde hay zonas específicas para acampar y hospedajes muy sencillos. Son 19 mil hectáreas y 85 kilómetros de costa. Todavía viven allí algunas familias indígenas descendientes de los koguis, los antiguos nativos del lugar. No hay acceso en automóviles, y caminando, a medida que te vas alejando descubrís playas cada vez más espectaculares. Las más distanciadas son utilizadas por quienes hacen nudismo.
Otra ciudad célebre es Cali.
La capital de la salsa y la rumba. Allí son muy fiesteros, basados en una importante representación de la comunidad afro. Está en el Valle del Cauca, en una población numerosa que especialmente vive del cultivo de la caña de azúcar. Se destacan allí varios museos, un zoológico con centenares de especies y la estatua del imponente Cristo Rey, muy similar al Cristo Redentor de Río de Janeiro que preside el paisaje desde las alturas del Cerro Las Tres Cruces.
A propósito, hay grandes artistas musicales en Colombia.
Cada zona tiene sus particularidades. Hacia la zona atlántica están la cumbia y el vallenato. Más al sur hay mucha influencia del bolero, los ritmos andinos y ecuatorianos. Sobre el Pacífico domina lo afro, con tambor, marimba e instrumentos de percusión. Entre los destacados colombianos de fama internacional están Shakira, Juanes, Maluma, Aterciopelados y Herencia de Timbiquí, con una fusión folklórica del Cauca traída a la actualidad. Disfruté mucho su presentación en el Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires.
El café es el recurso de ingresos por excelencia.
Seguramente. Y también la exportación de flores y plátanos. El país es más agrícola que industrial.
¿Qué se destaca en la gastronomía?
Cada zona tiene platos que la representan. En las costas los frutos de mar. En Antioquía, la bandeja paisa con frijoles, carne, huevo, palta, plátanos y otros ingredientes. En los platos de comida colombiana nunca falta el arroz, ya que cualquiera sea el menú viene acompañado con ese complemento. Las carnes no son buenas como las de Argentina.
Botero es un representante mundial del país.
Ciertamente. Es natural de Medellín y sus voluminosas esculturas están en todo el mundo y en cada ciudad colombiana. Y en la escritura exportan la obra y el pensamiento del célebre García Márquez.
Las etapas de violencia en algunas ciudades conspiraron en un tiempo contra el turismo ¿Se fue mejorando la situación?
Ciertamente que sí. La problemática era generalizada en el país. Las vías terrestres del transporte fueron recuperadas hace unos 20 años. En aquellos tiempos no se podía viajar de noche, porque si llegabas a las rutas era muy peligroso porque era tierra de nadie. Había retenes de las guerrillas, que se querían apoderar del transporte de droga, de implementos químicos, de cultivos y demás. Con el tiempo, merced a las intervenciones de las fuerzas de seguridad y los procesos de paz, mucha gente entregó las armas. Y se avanzó mucho en la incorporación de los que estaban alzados en armas, al circuito del trabajo y la vida social.
¿Cuál es el perfil del colombiano común?
El de una persona cálida, amigable, que está pensando en luchar por la comida diaria, el bien común y muy entregada a su familia. Son muy arraigados a la religión católica. Por ejemplo, en Pasto, mi ciudad, hay una iglesia cada 2 cuadras y mucha formación en los colegios sacerdotales.
¿Cómo está la economía?
Siempre fue un país estable económicamente con índices inflacionarios que han subido al 4 o 5 por ciento anual actualmente, por la inflación globalizada.
Sobre el final hablábamos de la zona amazónica, no turística, con una vegetación muy densa, las culturas y las tradiciones de las comunidades indígenas, con los taitas o chamanes que curan con plantas y son demandados por quienes buscan terapias alternativas y no encuentran soluciones en la medicina convencional. Y en la despedida, un atisbo hacia el futuro.
“Me encantaría llevar a mis hijas a Colombia para que conozcan lo que es aquello. Para esta época la Navidad es hermosa porque las ciudades se llenan de luces y decoraciones. Las familias hacen las novenas eclesiásticas, pero también se festeja mucho. Para el fin de diciembre se quema en cada familia el muñeco del año viejo. Recuerdo que cuando vivía allá, llegaban los 13 hermanos de mi padre, cada uno con una bolsita de pólvora para introducirlas en el muñeco y en el momento que se echaba fuego eran explosiones por doquier a la medianoche. Era una cosa un poco loca, pero divertida y con cuidados para evitar accidentes. Pero por ahora seguimos estando muy bien en Tres Arroyos”.