LA TRESARROYENSE ELENA HECHT, ENTRE EL SWING Y EL AUTOMOVILISMO
Aventuras en las pistas
Corredora de regularidad y bailarina de swing, la tresarroyense Elena Hecht compartió con “El Periodista” un amplio recorrido por su experiencia tanto en las pistas de automovilismo como las de baile. Vive en La Plata, donde además desarrolla su profesión como diseñadora en comunicación visual e ilustradora

Elena en el Mix & Match Open, donde se baila con compañeros/as elegidos al azar (FOTO DE ANA LUZ CRESPI)
¿Cómo fueron sus comienzos en el baile swing?
Mi comienzo dentro del baile swing fue a mediados del año 2019. Hacía un tiempo que tenía ganas de empezar algún baile, estaba entre salsa o tango -que no tienen nada que ver con esto - pero nunca empecé, sino que estaba la idea dando vueltas y ahí por mediados de ese año voy a un club de jazz que había acá en la ciudad de La Plata, y me encuentro con un grupo de gente bailando una coreo de swing. Quedé sorprendida, pensé en querer bailar esto, me encantó.
En el grupo de gente se encontraban los profesores Roberto Echeverry y Florencia Ortiz, grandes educadores de swing con los que empecé a dar mis primeros pasos y a no parar nunca más con este baile. La escuela de danza de ellos se llama Swing Out Studio.
¿Realizó diversos procesos de formación como bailarina? ¿Dónde?
Con respecto a los procesos de formación, en un principio fueron con Florencia y Roberto en la escuela de Swing Out Estudio La Plata, ahí empecé en el 2019 como mencioné anteriormente, después vino la pandemia en el 2020, se cortó un poco ese proceso, por ahí tuvimos algunos encuentros online. Pero en el medio fue que con mi amigo y actual compañero de baile, Marcos Lorenzo, dijimos ‘vamos a hacer un plus’, vamos a meternos de lleno y empezamos a tomar clases particulares en Capital, con Mariano Ballesteros, quien nos ‘coacheó’ bastante tiempo. Fue con quien empezamos a prepararnos para entrar en el mundo de las competencias de baile.
¿Son muchas las horas de entrenamiento que le dedica?
El tema del entrenamiento, la dedicación, depende mucho del objetivo que tenga cada uno a la hora de bailar. Uno puede tener, digamos, un entrenamiento tranqui, que es para cuando aprendés para bailar en los sociales, en los encuentros de swing y después algo un poco más intenso que es cuando entrenás para una competencia.
Para la competencia, en nuestro caso particular, con Marcos, nos íbamos haciendo espacio en nuestras vidas, cada uno tratando de coordinar horarios para dedicarle el mayor tiempo posible. Hemos llegado a juntarnos a prácticas de baile tres veces por semana, más las clases. Como mínimo dos horas cada encuentro de práctica de baile, y también algún acompañamiento de preparación física, porque cuando uno baila bailes más rápidos, como el fast, o quiere hacer algún truco aéreo o de piso, eso implica una cuestión física, y hay que estar preparado para prevenir lesiones. Es otra exigencia del cuerpo.
Y así también pasamos por otras escuelas de swing, en Capital hay varias, como Swing City, Cultura Swing, Swing Club. Bueno, en este último caso, continuando con el tema de formación, ya desde otro lado, con la directora de Swing Club, que es Eugenia Della Lata, estamos en un proyecto para formarnos y capacitarnos para dar clases, porque queremos hacer una sucursal de Swing Club en la ciudad de La Plata. Así que los pasitos en formación siguen además de lo que es el baile en sí mismo, también del lado de la docencia.
Justamente veníamos craneando con mi compañero de baile, Marcos, que es de Benito Juárez, de la región, llevar el swing al interior y hacer alguna fiesta con clase de baile en Tres Arroyos. Lo tuvimos como proyecto el año pasado, no conseguimos un lugar para poder realizarlo, pero bueno, veremos si en la agenda 2024 lo podemos lograr y llevar un poco de este baile y de la música, disfrutar con el swing para llegar a más personas porque hay mucha gente que no lo conoce y es muy importante que la comunidad sepa y vea que hay una opción más, algo diferente para hacer.
Conectar
¿En qué consiste este baile?
El swing agrupa a varios estilos de bailes, que estos son de raíces afroamericanas, se desarrollaron con el estilo swing de la música jazz entre los años 20 y los 40. Estos estilos son Lindy Hop, que es el baile en pareja, Authentic Jazz, que es el baile solo, Charleston, que se puede bailar solo o en pareja, Balboa, bueno, entre otros. El más conocido es el Lindy Hop, que se originó en el barrio de Harlem a principios de los años 30, en los clubes de jazz de Nueva York, cuando junto a las big bands aparecieron los bailarines que llenaban las pistas. Y el club más famoso de la época era el Savoy Ballroom, donde, Frankie Manning es un referente, fue un bailarín ícono de la época, y a posterior se lo consideró el embajador del Lindy Hop, porque dedicó su vida a difundir la cultura del baile swing hasta su muerte.
¿Cuáles son las cosas más bellas con las que se encontró a partir de su recorrido en el swing?
Son varias cosas. Lo bello de conectar, creo que la palabra aplica a que sea con todo, conectar con uno mismo, en el movimiento, en el cuerpo, conectar con la música para llevar a cabo ese movimiento en el cuerpo, conectar con otras personas cuando bailas en pareja, entender ese diálogo que es con el cuerpo.
Y otra cosa hermosa son los vínculos, las amistades, lo que se generó en este recorrido, conocer gente maravillosa. La verdad que es hermoso, sí. Y bueno, justamente en ese recorrido también se empiezan a generar proyectos y demás cosas y así es como la rueda se va generando, ¿no?
¿Tuvo la posibilidad de participar en torneos o campeonatos?
Sí, se podría decir competencias de baile. Yo participé en dos certámenes diferentes. Uno que se da en el marco del festival Frankie de Swing y otro que se da en el marco del Capos, que es Campeonato Porteño de Swing. Las modalidades que he participado se llaman Mix & Match Open y Strictly Lindy Open. En el Mix & Match son parejas sorteadas random, que te toca bailar con quien te toca bailar. Y en el Strictly Lindy se hace con tu pareja de baile. En este caso he competido con Marcos. Las primeras competencias, todo nervio. A medida que pasó el tiempo y hemos participado en otras, fuimos aflojando y nos relajamos más. Y pudimos disfrutar de las competencias desde otro lugar.
Un dato de color para agregar: yo soy diseñadora en comunicación visual, así que este año fui convocada para hacer la comunicación del festival Frankie, que fue una experiencia maravillosa y hoy por hoy estoy trabajando en la comunicación de Swing Club.
Las carreras
Tenemos entendido que además de la danza también tiene un recorrido en la participación de carreras de regularidad. ¿En qué consiste este tipo de carreras?
Hace bastante que no participo, pero mi primera y segunda participación fueron como copiloto de mi hermano. Habré empezado a los 17 años, no sé, adolescente, unos años después empecé siendo piloto y mi copiloto es mi gran amiga Ana Belén, que con ella generamos el famoso dúo femenino como le llaman allá en Tres Arroyos, quedamos como identificadas como “las chicas”, ya que no suele darse un binomio femenino generalmente, así que era bastante novedoso.
Este tipo de carreras justamente son de regularidad y no de velocidad, es cronometrada, es por tiempo, tenés una hoja de ruta con referencias donde se deben tomar los tiempos en los que pasás por esas referencias, a la velocidad que la planilla te indica, tenés cambios de velocidad y tenés referencias vacías donde nosotras tenemos que cronometrar en el momento en el que pasamos por esa referencia y completarla en la planilla. La idea es que después la planilla coincida con los tiempos oficiales y ahí es donde se dan los resultados de los podios y como se da la clasificación, desde el que más se acerca y acierta a los tiempos oficiales, de ahí hacia abajo. Y a su vez, estas carreras suelen acompañarse de una Gymkhana, que es una prueba de destreza, que es por tiempos también, con conos, que tenés que sortear con el vehículo en el menor tiempo posible. Que esa para mí es una parte súper divertida que disfruto muchísimo, donde podés jugar un poquito más con el auto o el vehículo con el que participás.
¿Hay un modelo de auto específico para competir?
Es importante el año, porque son carreras de regularidad de autos de época, entonces vos tenés un límite con el que podés participar. Tenés la categoría de 55 kilómetros que generalmente van los autos más antiguos y después las categorías hasta el año 80 si mal no recuerdo, 80 u 81, que es la otra categoría que generalmente es la de 80 kilómetros, las que tienen velocidades que son un poquito más fuertes porque el vehículo dispone de esa velocidad. Pero después en cuanto a modelo, marcas, participa cualquier marca, la diferencia la da el año del vehículo.
Los vehículos con los que he participado son un Ford Falcon modelo 68, que es de mi padre y una Ford F100 modelo 65 que es de mi hermano. Como verán, son todos Ford.
Nos gustaría saber ¿De qué manera llega al mundo del automovilismo?
El automovilismo llegó por mi familia, así más específicamente por mi hermano. De chica siempre estuve rodeada de este mundillo y es como que siempre lo tuve tan cerca, que de alguna manera formé parte. Desde acompañar al lavado del auto, hasta sostener la linterna mientras le hacían algo al motor, alcanzar herramientas, etc.
Estaba muy metida entre las cositas que me divertían que ellos hacían. Y fue así como empecé siendo copiloto de mi hermano y después quise tomar el volante, ahí fue cuando decidí manejar y hacer el binomio con mi amiga Ana que ya lleva adelante la tarea de copiloto, que es la tarea de hacerle el seguimiento a la planilla, tomar los tiempos, haciendo justamente el trabajo de regular las velocidades y los tiempos, trabajando en equipo.
Mujer al volante
En cuanto a sus dos actividades ¿Qué mensaje le dejaría a los tresarroyenses para que se animen a buscar sus sueños o incluso a realizar actividades como las suyas?
Lo que les diría es que, si se cruzan en algún momento de sus vidas con algo que les llama mucho la atención, con algo que de alguna manera les haga activar la curiosidad, que no duden y se metan a indagar, que lo hagan, que se quiten cualquier prejuicio o dejen de lado los miedos y se animen a probar, a ver qué pasa. Mucha gente, por ejemplo, tomando el tema del baile, dice ‘no, porque yo soy re pata dura, no, porque yo soy de madera, no, bailar no es lo mío’, y todo se empieza de alguna manera. Puedo decir que un montón de bailarines que conozco empezaron con ese discurso y hoy por hoy son grandes bailarines. Entonces, de repente, dándote el lugar a probar o conocer te estás chocando con una pasión.
En el caso del automovilismo, a veces marcar la diferencia puede ser el camino a hacer algo distinto y encontrarte con algo que te guste o que te una a algo. En mi caso fue decir ‘acá tiene que haber algo diferente’. Si bien yo ya estaba como inmersa en este mundo de los autos por mi familia, desde mi lugar como mujer yo veía que obviamente eran todos hombres los que estaban al volante. Siendo yo copiloto, he visto copilotos mujeres, pero veía a todos hombres al volante. Y ahí fue cuando dije, ‘vamos a emanciparnos, vamos a agarrar el volante, vamos a marcar la diferencia’. Y en ese marco decir, ‘no, pará, acá hay que marcar una diferencia, hay que sumar desde otro lugar’, fue como surgió esto. Y nos divertimos muchísimo. Agradezco a mi familia que siempre me apoyó para este tipo de cosas. Y que para mí sea algo natural estar entre estas cosas que se diría, entre comillas, de hombres. Y también eso natural fue el convivir con este tipo de actividades a estar en ese día a día de mi hermano, de mi papá, de las cosas que tenían que ver con los vehículos, es lo que lo hace natural y es lo que lo hace a decir, ‘¿por qué no puedo estar yo en el volante?’
Tiene que ver con esa inclusión que siempre tuve a estas actividades. Nunca me recluyeron por una cuestión de género en mi familia para aprender sobre estas cosas. Al contrario, y lo súper agradezco, sobre todo a mi hermano, que siempre que tuve una cuestión con los autos es a quien termino llamando, porque es como mi gurú de las cuestiones automovilísticas.