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GUILLERMINA D'ONOFRIO GAUTHIER, LA PRIMERA DIPLOMATICA TRESARROYENSE DE CARRERA DESTINADA A CHINA

Valija diplomática

Guillermina D’Onofrio Gauthier hizo una carrera meteórica como abogada. Pero desde adolescente se soñaba a sí misma como diplomática. Luego de trabajar durante varios años para el Ministerio de Economía bonaerense, ingresó al Instituto del Servicio Exterior de la Nación y se capacitó para su gran desafío: en poco más de un mes parte para cumplir una misión en China. Es la primera diplomática de carrera tresarroyense en llegar a un destino tan poco tradicional como estratégico para la Argentina. Este es su testimonio, exclusivo para “El Periodista”

Marzo 2015
Guillermina D’ Onofrio se recibió de abogada a los 21 años, en una carrera meteórica, y tras completar su formación diplomática se irá en misión a China

Guillermina D’ Onofrio se recibió de abogada a los 21 años, en una carrera meteórica, y tras completar su formación diplomática se irá en misión a China

¿Cuántos años tenés ahora, Guillermina? Hiciste una carrera récord para recibirte de abogada, te recibiste a los 21…
Tengo 32, y sí, me recibí de abogada a los 21. Empecé la primera materia en mayo del 2000, y en el 2003, tres años y medio después, terminé. El sistema de La Plata me favoreció, porque no se cursa casi nada.
¿Qué vino después?
Trabajé en un estudio jurídico durante dos años, hasta que ingresé al Ministerio de Economía de la Provincia, donde me desempeñaba en la Relatoría, con los juicios de apremio por los que se ejecutan los impuestos provinciales. Allí estuve ocho años, hasta llegar a la Cancillería.
¿Cómo se produce tu llegada a la Cancillería?
Para entrar a la Cancillería hay que hacer, en el Instituto del Servicio Exterior de la Nación, un curso de formación diplomática. Es eliminatorio, se rinde en septiembre de cada año, te toman de todo tipo de materias y el requisito mínimo para ingresar es una carrera de grado de Universidad nacional o extranjera reconocida en el país, además de inglés en el nivel de un First Certificate. En principio se rinde un examen psicológico, y recién con esta aptitud se dan los exámenes de las distintas materias.
¿Todos los seleccionados en ese examen ingresan a la Cancillería?
No, se establece un orden de mérito. Hay un cupo de ingresantes para cubrir cada año, y cuando uno logra quedar en ese orden de mérito, recién accede a cursar dos años de formación diplomática en el ISEN, que es lo que hice yo durante el año pasado y el anterior. Allí se estudia una serie de materias relacionadas con la política exterior argentina, la realidad internacional, economía, protocolo…Y después de esos dos años, se ingresa a trabajar a algún área de la Cancillería o se es destinado para alguna misión afuera.
¿Cuánta gente accede a esta posibilidad?
Yo cursaba con 50 personas en total, y algunos becarios internacionales. Había gente de todo el país, de hecho el ISEN está cada vez más federal.
Eso te obligó a dejar La Plata para irte a Buenos Aires…¿Se puede trabajar mientras se cursa esa formación o es rentada?
Me fui a Buenos Aires a fines del primer año de cursada en el ISEN. Y la dedicación es exclusiva. Una vez que se ingresa a la formación, es full time. Y se percibe una especie de beca que paga el Estado para formarte como funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores.
¿Y cómo aparece tu vocación por la diplomacia? ¿Fue mientras estudiabas Derecho?
Desde siempre, desde muy chica. Tenía un amigo con el que, a los 12, 13 años, hablábamos de la posibilidad de ser diplomáticos. A mí me interesaban mucho los idiomas, estudiaba desde chica, quería conocer otras culturas, comunicarme con otras personas que vivieran fuera del país. Y creo que él después no siguió la carrera, pero charlábamos siempre sobre eso y fue entonces cuando me di cuenta que lo que estaba en mi mente como vocación, aún entonces en abstracto, podía materializarse en la diplomacia. Y a medida que fue pasando el tiempo fui ratificando ese deseo. Aunque me pasaron otras cosas, como ingresar al Ministerio de Economía y hacer carrera durante 8 años ahí, nunca dejé de pensar en formarme como diplomática.
¿Además trabajás como docente?
Sí, en Derecho Internacional Público, en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de La Plata, desde el 2009. Fui ayudante alumna cuando cursaba, cuando me recibí dejé por una tontería -no sabía si podía continuar y de qué manera-, y finalmente retomé ese año, cuando ya tenía decidido hacer la carrera diplomática. Me recibieron muy bien, además di clases en el Seminario de Integración Latinoamericana y formo parte del Centro de Estudios Sudamericanos y del Centro de Estudios Chinos, de la UNLP.
¿Antes de llegar al ISEN tuviste alguna formación adicional?
Terminé la carrera de Abogacía y unos años más tarde empecé una maestría en Relaciones Internacionales y una especialización en Economía y Negocios con Asia, el Pacífico e India; la primera del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Plata, y la segunda de la Universidad de Tres de Febrero.
¿Y por qué el interés en Asia, India?
Ya me había empezado a interesar China. Había empezado, en el 2007, 2008, a estudiar chino mandarín, y cuando te van enseñando el idioma, te van mostrando la cultura, y toda esa explicación ideográfica que es un mundo fascinante, muy diferente a lo que uno está acostumbrado.
Pero ese interés podría entenderse ahora, que hay un vínculo importante con China… ¿Por qué en el 2007?
Yo ya había estudiado inglés, francés, portugués, italiano, árabe…Y la estructura del chino era tan diferente a las lenguas que yo venía estudiando -que uno aprende con facilidad porque hay un abecedario, letras, como la nuestra-, que me resultó fascinante poder estudiarla, recorrer esos distintos pasos para poder aprenderla, básicamente por curiosidad.
Eso te habrá favorecido para que te designen para cumplir funciones en China, porque me imagino escasa la cantidad de gente que cuenta con ese recurso fundamental que es el idioma.
Sí, hay poca gente que tiene formación en el idioma. Y la distancia, el cambio cultural, son muy grandes. Cosa que a mí no me reportó ningún tipo de miedo, de hecho desde el principio me dije ‘ojalá en algún momento me destinen a trabajar en Beijing”.
¿Y cómo surge esa posibilidad concreta de ir a China?
Una vez terminada la formación, se fijan cuáles son los recursos que se necesitan para trabajar en las distintas áreas, y en función de las orientaciones elegidas por quienes cursaron la carrera, mientras se pueda, uno empieza a trabajar en la Cancillería o bien aplica para hacerlo en el exterior. En mi caso se abrió la posibilidad de ir a China porque había vacantes, apliqué y salí licitada.
¿Qué tarea cumplirás allí?
Voy a trabajar en la Embajada Argentina en China, que está en Beijing, y el campo de acción es amplio, porque incluye desde tareas administrativas relacionadas con el funcionamiento de la Embajada, hasta recibir misiones comerciales, políticas, económicas, armar algún tipo de evento de promoción cultural del país, ir al aeropuerto…Hay nueve funcionarios argentinos allí, y algunos administrativos.
¿Para cuándo está prevista tu partida?
Fines de abril o principios de mayo.
¿Y cuáles son tus expectativas? ¿Cuánto duraría tu estancia allí?
Todo es bastante incierto, muy nuevo. Lo veo como un gran desafío porque esta va a ser mi primera experiencia. Si bien en nuestra formación diplomática están previstas pasantías, esta será mi primera salida al exterior. Estuve trabajando en temas como Integración Económica Latinoamericana, Malvinas, Política de Asia y Oceanía, Política de América del Sur y en la parte consular, porque está previsto por la ley que en algún momento, todos los diplomáticos trabajen en un consulado. La misión en China, en tanto, tiene una duración de tres años. Una vez finalizado este período, uno puede elegir quedarse, siempre charlándolo con sus superiores y si es que sus servicios se siguen requiriendo, o se tiene la posibilidad de licitar nuevamente a otro lugar. Según el tipo de destinos que se liciten, el mínimo para permanecer en el exterior son tres años, y el máximo son seis. Sé, por lo pronto, que hasta dentro de seis años no volveré a Argentina.
¿Y está previsto que en ese período puedas visitar la Argentina?
En vacaciones, o en caso de que requiera algún tipo de trámite. Pero en general esto se resuelve en la propia Embajada de destino.
¿Tenés hijos?
No.
Estás en el momento ideal para emprender un desafío como este…
Sí. Mi única familia es mi mamá.
Además quizá, conociendo tanto sobre la cultura, el impacto no sea tan grande.
Es difícil, de todos modos. Pero tengo un amigo allá, cumpliendo funciones ya como diplomático, así que entiendo que me la hará un poco más fácil. Está previsto que viajen algunos compañeros de la Academia, además. Y me han dicho que el desarraigo se vive de una manera especial, no es como estar en Estados Unidos, a 12 horas de vuelo. La primera idea es que uno va a ir con inglés a cualquier lado, sin embargo, no es posible siquiera ir a comprar un agua mineral. Además, saliendo de Beijing, aparecen los dialectos, así que se hace más complicado todavía.
¿Qué reflexión te merece, finalmente, que justamente tu misión vaya a desarrollarse en este momento estratégico de la relación entre Argentina y China?
Creo que la posibilidad de trabajar en China representando a mi país es una oportunidad única a nivel personal y profesional. El crecimiento exponencial y sostenido que ese país viene manifestando en los últimos años y la intensificación de nuestra relación bilateral dan fe de la importancia y el desafío que esta oportunidad implica. Más allá de mi interés personal por conocer desde adentro la cultura china y su espacio geográfico, entiendo que a nivel profesional será enriquecedor poder ejercer funciones en China, considerando el establecimiento de la asociación estratégica integral con nuestro país y los acuerdos que se han venido firmando en estos últimos tiempos. No puedo más que estar expectante y ansiosa por emprender esta nueva etapa.

“Más allá de mi interés personal por conocer desde adentro la cultura china y su espacio geográfico, entiendo que a nivel profesional será enriquecedor poder ejercer funciones en China”, confió a “El Periodista”

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